Tres historias de emprendedores en pandemia

La crisis se cruzó en sus vidas, pero Jon, Angela y Hugo miraron al frente y montaron sus propios negocios de gastronomía pese a las adversidades

Duelo̧hueso britànics de Rooftop tea | Cedida Duelo̧hueso britànics de Rooftop tea | Cedida

Con la manida frase de que “las crisis son oportunidades”, la de la covid-19 ha hecho que numerosos emprendedores del sector gastronómico vuelquen su pasión y su tiempo en mejorar su empresa o en darle la vuelta al negocio sacando un nuevo producto al mercado. Os traemos tres historias de superación y reinvención en tiempos de pandemia. Algunas son propuestas desde cero, con tanta escasez de medios como desborde de ilusión; otras son trayectorias profesionales truncadas que buscaron una segunda oportunidad por eso de que: “Si el mundo te da limones, haz limonada”.  

Los cheescakes de un vasco en Barcelona

Jon García quería un local de bocadillos gourmet en Barcelona, pero la crisis sanitaria de la covid-19 se cruzó en sus planes. Este vasco, formado en El Celler de Can Roca (paso por la partida de pastelería, producción y carne), La tasquería, Lera y Casa Garras, tenía el sueño de montar su propio negocio en la Ciudad Condal. Cuando nos cerraron puertas en marzo ya estaba en la búsqueda de un espacio propio que le pudiera encajar y entonces todo cambió. “Cuando sufrimos el confinamiento no sabía qué hacer; empecé a cocinar pasteles de queso en casa. Buscaba perfeccionar la receta y las daba a probar a mis amigos. Primero, sin tener demasiado claro que esto pudiera llevarme a algún sitio”, explica.

Jon García amb un dels seus 'cheesecakes'

Jon García con uno de sus 'cheesecakes'

Apoyándose en recetas de restaurantes míticos que había visitado muchas veces (La Viña, Zuberoa, Cañadío o Estimar), dio con la suya propia, al punto de ponerse a vender a través de Instagram y crear un perfil ex profeso. “Fue todo muy rápido; en un par de meses ya veía que empezaban a subir los encargos, que el interés de la gente era real. Hasta que me situé en unos 180 cheescakes a la semana”, recuerda.  Sus especialidades son el cheescake clásico, el de queso azul (dos de los más vendidos) y otras combinaciones más divertidas como la de chocolate blanco, limón y cacahuete, pimienta con baya de la pasión.

Un pastís de formatge de Jon García | Cedida

Un pastel de queso de Jon García | Cedida

Precio: 2 personas, 12€; 4-6 personas, 20€; 10 personas, 30€

Pedidos en Instagram: @joncake.es

Rooftop tea, la pastelería de una inglesa en Barcelona

Angela Carroll era profesora de inglés y durante 10 años trabajó en los estudios de TV3. Su afición por el mundo dulce venía ya de largo, pero entró por la puerta grande de la mano de las masterclasses del chef Eric Ortuño en l’Atelier. Su sueño es ofrecer ceremonias inglesas del té presencialmente pero, mientras la distancia social nos lo impida y pueda desarrollar su idea de negocio, lo hace online a través de sus cajas de dulces ingleses personalizadas semanalmente bajo la marca Rooftop tea. Sus scones adornan ya las cuentas de cada vez más personas en la red. Como una Alicia en el país de las maravillas moderna, Carroll recrea estos dulces típicos de la gastronomía escocesa desde su pequeño obrador en Gràcia, a los que se añade una excelente clotted cream (nata cocinada a baja temperatura por varias horas) y mermelada de fresa y frambuesa caseras. Todo, en una presentación delicada e inmejorable.

Angela Carroll, propietària de Rooftop tea | Cedida

Angela Carroll, propietaria de Rooftop tea | Cedida

Precio: 6 unidades, 15€; 10 unidades, 22€

Pedidos: WhatsApp 671954511 / DM en Instagram @rooftopteabarcelona

PastéBcn, de la alta cocina, a nuestra casa

Hugo Roche se formó como chef de alta cocina pero fue durante unas prácticas en el restaurante Bo.Tik de Albert Sastregener donde tuvo clara que su vocación real era la pastelería. Decidió formarse y hacer prácticas en la mítica Pastisseria Canals. En febrero de 2019 tenía una pequeña red de restaurantes en el Vallès Oriental a la que aprovisionaba de dulces hasta que llegó el confinamiento. Con los restuarantes cerrados y sin vistas a poder abrir, la vía de la venta directa a particulates se ofreció como única tabla de salvación. Así nació PastéBcn. Primero sirvió a su zona de residencia y muy poco a poco fue abriéndose espacio a otras comarcas colindantes. Actualmente, con un pie en Barcelona donde ya ha encontrado un pequeño obrador, porque es desde donde le requieren cada vez más pasteles, su clientela no ha dejado de crecer.

Hugo Roche, propietari de PastéBcn | Cedida

Hugo Roche, propietario de PastéBcn | Cedida

Entre su variado portfolio de creaciones dulces destaca un carrot cake clásico con un cream cheese frosting realmente adictivo y absolutamente estético. Atención a sus creaciones también disponibles en versión mini. Roche se adapta a pedidos personalizados y tiene mano con las recetas de pastelería americana.

Un pastís de PastéBcn | Cedida

Un pastel de PastéBcn | Cedida

Precio: 35-45€

Pedidos: 938 457 075 / DM en Instagram @pastebcn

Historias de emprendimiento con la ilusión y las ganas de salir adelante como máximo común denominador. Ya saben lo que se dice: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

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