Jägermeister, el alma de todas las fiestas

La empresa catalana Spirit and Brands es la responsable del éxito del licor preferido de los cazadores alemanes a casa nuestra

La figura roja de la cabeza de un ciervo con una cruz en medio del frente ya es habitual detrás de las barras de los bares de copas. La bebida que anuncia este panel luminoso es el licor alemán Jägermeister, la octava marca de bebidas prèmium más vendida del mundo que la empresa catalana Spirit and Brands ha hecho llegar a casa nuestra.

Cazadores y nazis
Todo y la reciente expansión por nuestro país, este beuratge posee una larga y peculiar historia. Todavía hoy en día, a la pequeña localidad de Wolfenbüttel (Alemania), la familia Mast, propietaria de la marca, sigue destilando la espirituós en los mismos barriles que lo hacía desde 1878.

La palabrota, pero, apareció por primera vez a la ley de caza del año 1934, Reichsjagdgesetz, para denominar los guardaboscos y forestales de la administración pública alemana. Fue en aquella época cuando Corto Mast, un apasionado de la caza, usó la palabra para dar nombre y comercializar una bebida para hacer más soportables las frías noches de cacería.

La comercialización del Jägermeister empezó en 1935 como un remedio eficaz contra la tos y los problemas digestivos –como la Coca-cola-. La bebida se elaboraba (y se elabora) con 56 tipo de hierbas y un 35% de alcohol: manzanilla, cilantro, espliego, cardamom, naranja, nuevo moscada, malaví, milfulles, grandes del paraíso o pimienta de Java. Pero, además, la receta incluye –también como la Coca-cola-, un ingrediente secreto. Las tropas alemanas la bebían como anestésico y como desinfectante. Hermann Göring, que tenía que ser el sucesor de Hitler , con su afición a la bebida ayudó a popularizarla entre los altos cargos del III Reich.

El logotipo de la marca tiene relación con la leyenda de Santo Hubert de Lieja, aficionado a la caza hasta que, un día, se cruzó con un ciervo blanco con una cruz delante.

Sólo apto para intrépidos
A pesar de su reciente expansión en casa nuestra, Jägermeister es la octava marca de bebidas prèmium más vendida del mundo. El 2014, Jägermeister vendió 6,8 millones de cajas de nuevo litros al mundo y, a pesar de que todavía queda lejos del vodka Smirnoff (25 millones de cajas) y del ron Bacardi (18 millones), es una rara avis de las primeras posiciones: es el único destilado que no pertenece a un gran grupo y que basa su negocio en el monoproducte.

Cómo lo ha hecho una bebida similar a la ratafia para convertirse en el alma de todas las fiestas? El año 2005, cuando Spirit and Brands empezó a traer la marca Jäger en España, se vendieron 175.500 litros. El 2014 llegaron 1,5 millones. España ya es uno de los mercados clave: es el quinto país del mundo donde más se bebe este beuratge. Las ventas de botellas de 0,7l, las más populares, se han multiplicado por nuevo en diez años.

Vicenç Bisbal, portavoz de Spirit and Brands, apunta que la marca ya era la más popular en Alemania y la consumía todo tipo de gente, no sólo la gente mayor. "Se ha reinventado a sí misma y ha acontecido un icono moderno, pero ha sido una cosa natural. La autenticidad del producto es el que ha conquistado la gente a todos los niveles".

"La clave está en qué es un producto muy singular -tipografía difícil de entender, logo extraño y misterioso, botella característica...-. Y todo esto es original y auténtico porque el producto ya era así hace más de 70 años y ha seguido siendo así ajeno a modas y tendencias. Siempre ha seguido su propio camino", concluye Bisbal.
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