Jordi Millan, buscándole las vueltas al 'gin-tonic'

El emprendedor asegura que "ha conseguido hacer de su 'hobby' su trabajo", haciendo crecer negocios que pivoten alrededor de la coctelería

Un gintònic en una imagen de archivo | iStock Un gintònic en una imagen de archivo | iStock

No se considera empresario sino "emprendedor reincidente". Y es una definición perfecta: sus proyectos se solapan en el tiempo pivotando alrededor de una pasión que descubrió de muy joven: la coctelería. Creador de Gintonic.cat -espacio de referencia de las ginebras y tónicas-, Jordi Millan es ingeniero agrónomo de profesión, pero es conocido en el mundo del emprendimiento como un empresario de éxito y como una mente brillante en el mundo coctelero. Hacia el final de la carrera, trabajó por la noche sirviendo copas y le llegó una especie de fiebre del gin-tonic (que dirían años más tarde). "Lo hacía para ganar cuatro duros", recuerda. Lo más importante es que descubrió que no le gustaba cómo se sirven las copas y que tenía que aprender de los mejores -Josep Maria Gotarda fue su profesor- y cultivar esta afición . "Hace 20 años, la coctelería no estaba de moda. Mis amigos cuando lo decía me imaginaban con un esmoquin en un hotel de cinco estrellas", bromea. Un hobby, en aquel momento, que lo llevó a abrir en paralelo al trabajo de agrónomo una pequeña coctelería en La granja, un local con mucha vida del centro histórico de Berga. Era 2005 y tenía 25 años.

Es en 2009 cuando deja el trabajo y crea Gintonic.cat, un cáterin exclusivo de coctelería con talleres de formación no reglada y divertida, temáticos (de team building, talleres de creación de destilados y licores), de asesoramiento en la sombra para empresas del sector y acontecimientos de empresa y bodas. "Es irnos muy atrás, pero esto no existía. Quería dar valor a la coctelería, ser el complemento de los cáterins gastronómicos de nivel muy alto que descuidaban la parte de copas. La barra era horrible, con alcohol prácticamente de botellón", detalla. Un proyecto que encontró un encaje fácil en una clientela que estaba a punto de vivir el boom de las ginebras (2010-2013). Su primera boda llevaba el sello gastronómico de Paco Pérez (dos estrellas Michelin en Llançà en aquel momento) para la hija de Pere Castells -experto internacional en ciencia y cocina, químico e investigador, entonces colaborador de ElBulli-. "A partir de aquel momento, decidí profesionalizarme, creando el portal Gintonic.cat y abriendo, en 2012, Glaç Manresa (en 2018 se lo compraron unos inversores externos) y, en 2016, Glaç Berga, combinando la alta coctelería y una propuesta gastronómica que la acompaña.

Su trayectoria no se quedó en la venta detrás de la barra. En 2013, publica con Borja Expósito Ocaña y Miquel Martín i Gamisans Manual del gin-tonic perfecto (Planeta). Un punto de partida para "hablar de todas las ginebras de los demás y darse cuenta de que tenía que dar el paso de hacer una propia. Y la hizo con agua de las Fonts del Llobregat. "La idea nace en el propio Castellar de n'Hug hablando de ginebras. Hice un libro valorando todas las ginebras y yo no entendía. Decidí hacerla para que todo el mundo me pudiera criticar. La ginebra es un 60% de agua y pensé en trabajarla como el vino, con el territorio; ir a cosechar botánicos a un kilómetro de las fuentes, intentar no vender el concepto exótico de que la flor tiene que ser de no sé donde y la vainilla, de Madagascar. Intenté darle al Berguedà la importancia y el valor añadido de un nuevo producto".

Uno de los últimos proyectos de Millan es 1993 Signature Cocktails, unas cajas donde los cócteles ya vienen preparados para servirse fríos en acontecimientos multitudinarios

Con Castells, fundó años más tarde Gastro Ventures; una incubadora de innovación gastronómica de Esade, de donde cuelgan proyectos diferentes para investigar su solvencia económica. "Cuando vemos que pueden ser viables a nivel de empresa hacemos una spin-off. Pueden ser proyectos de alguno de los socios o foráneos, de gente que nos viene a ver cuando ya no saben por donde tirar", detalla. De esta incubadora nace Alacarte, una máquina de desalcoholizar vinos, o Escata, un proyecto de recuperación del gárum romano como aliño natural ideado por Pere Planagumà, chef del restaurante Rom de Rosas y 13 años jefe de cocina de Les Cols de Olot, otro de los socios.

De su expertise nace uno de los últimos proyectos, 1933 Signature Cocktails: baking box de diferentes cócteles (20 servicios) ya preparados para servirse fríos en acontecimientos multitudinarios. "Nace en 2019 como una fórmula retomando aquella idea de democratizar el mundo de la coctería para ser la solución al camarero de festivales, en los campings, en los resorts... Para que se pueda servir coctelería bien y rápido. El White Summer 2019 fue el pistoletazo de salida, con 12.000 cócteles servidos en un solo concierto. ¿Por qué en el contexto de un concierto solo se consumen cervezas? El objetivo es que poner un mojito sea igual de rápido", anota. Evidentemente, el proyecto ha quedado parado totalmente por la pandemia. Pero aprovecharon para montar un e-commerce para comprar la caja y consumirla en casa.

Millan siempre explica que se avanzaron al boom de 2010 y se muestra totalmente a favor de que los chiringuitos hagan mojitos, que estén al alcance de todo el mundo. "Porque esto hace que haya todo un público que se interese para ir al final a buenas coctelerías. Pero se tiene que hacer bien. Me pasa que en una boda me conoce alguien y entonces hacen cola y me fulminan a cócteles. Hay un interés por los cócteles bien hechos".

La marca Local Sushi pretende hacer sushi de kilómetro cero mediante 'dark kitchens'

Como con la idea de la ginebra local, el punto de partida de su último proyecto, un nuevo hijo de la pandemia, es la sostenibilidad. Se trata de la marca Local Sushi para hacer sushi de kilómetro cero, por medio de dark kitchens. El arroz es del Delta del Ebre, el wasabi está cultivado en Viladrau, los envases son bio y el pescado es de las tres lonjas de la zona: Sant Carles de la Ràpita, Alcanar y l'Ametlla de Mar. "Es una idea que tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo para solucionar la trazabilidad del pescado. Como fan de la cocina japonesa, me daba rabia no tener las mismas garantías y control sanitario como se hace con la carne". Empezaron con la comarca del Berguedà, ya tienen una segunda tienda en Terres de l'Ebre y en breve avanza que arrancan en Osona. "La idea es un buen delivery en target de pueblos pequeños, rurales, que normalmente no están aprovisionados de delivery. Creía que los deliverys tenían que evolucionar y estoy convencido de que se quedarán. Entonces decidí hacer un proyecto que no fuera a grandes acontecimientos, sino a consumo particular. Puedes hacer un cliente fiel y agradecido si lo haces bien. En zonas que no tienen este servicio, hemos tenido experiencias de llevar bandejas de sushi a poblaciones muy pequeñas que no hubieran pensado que les llevaran una bandeja en casa. Si gustan el producto y el servicio, fidelizas 10 veces más".

En total, Millan dará trabajo a más de 50 personas entre todos los negocios que tiene en propiedad al 100% (Local Sushi, Glaç y Gintonic.cat). "No cuento a las personas contratadas en los proyectos en que opero como socio", detalla el empresario. Y todavía tiene más proyectos en la cabeza y en la mesa que no quiere ni puede avanzar. Por habrá tiempo de todo. A pesar de la reticencia a considerarse emprendedor, Millan siempre organiza ayudas alrededor del emprendimiento en su sector. "Esta es la verdad, es una manera de ser. Dejé una vida muy plácida para dedicarme a la hostelería, que son muchas horas y horas intempestivas. O eres un apasionado o no lo haces. Todo lo que monto, lo hago porque me gusta".

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