La alta sensibilidad y cómo sentir el mundo a todo volumen

La sociedad tiende a comparar la sensibilidad con ser vulnerable, pero una persona altamente sensible actúa cómo lo siente y es un gran valor

La alta sensibilidad y cómo sentir el mundo a todo volumen | iStock La alta sensibilidad y cómo sentir el mundo a todo volumen | iStock

¿Por qué la gente no siente cómo yo? ¿Por qué dicen que me lo tomo todo a pecho? ¿Por qué no me entienden? La periodista Judith Abad, cuando estudiaba segundo de carrera, decidió dar un paso adelante e indagar en su mundo interior. Tenía 20 años y los expertos en la materia le dijeron que muy probablemente era lo que se conoce como Persona Altamente Sensible (PAS).

La alta sensibilidad es un concepto realmente nuevo, en pleno proceso de estudio y evolución, que afecta entre un 15% y un 20% de la población. No es una dolencia, sino una característica o forma de ser. Y cómo todo ámbito de personalidad tiene aspectos buenos y "no tan buenos". En consecuencia, la clave de todo es la aceptación de uno mismo.

La alta sensibilidad es un concepto nuevo que afecta entre un 15% y 20% de la población

El concepto empezó a ser estudiado el 1991 por la psicóloga norteamericana Elaine Aron bajo la denominación científica de Sensibilidad de proceso sensorial, y que dio a conocer mediante su libro El don de la sensibilidad. A grandes rasgos, se trata de personas que tienen el sistema nervioso "más fino" que la mayoría de la gente, sobre todo a la hora de percibir información sensorial. "Es cómo sentir el mundo a todo volumen", apunta Abad. Otra muestra es la de Pablo Villagrán, presidente de la Associación Española de Personas Altamente Sensibles, que explica que este rasgo lo podemos encontrar en adultos o niños, indiferente del género que tengan. "La alta sensibilidad no tiene cura, porque no hay una dolencia para curar", confiesa Villagrán.

Quizás algún lector se ha sentido identificado en las primeras palabras del artículo y con el que vendrá a continuación, pero una persona PAS se caracteriza para contar habitualmente con reflexiones profundas, una alta capacidad para percibir pequeños detalles, cómo por ejemplo en reuniones sociales o llamadas de voz de gente del entorno. Así pues, las personas altamente sensibles se anticipan, son previsoras y muy creativas. También cuentan con una fuerte emocionalidad y sentimientos que los transforman en grandes empáticos que pueden llegar a entender aspectos y a ser comprensivos en según qué situación. Y otro elemento es que tienen tendencia a sobreestimularse, que los puede hacer llegar a "bloquear", puesto que en días agitados reciben mucha información y acaban "fundidos".

Villagrán: "La alta sensibilidad no tiene cura, porque no hay una dolencia para curar"

El sistema de valores de alguien con alta sensibilidad se basa en ser personas entregadas, con honestidad y justicia, implicación y compromiso, que también se puede ver efectivo en el entorno personal y laboral. Es la lealtad con los tuyos y razonar el porqué de las cosas. Y, además, son muy conscientes y reivindicativos en el aspecto medioambiental, las crisis sociales o el respeto animal. Todo deber tener sentido, cómo por ejemplo un trabajo que te "haga sentir completa". "Creo que cuando eres PAS actúas con la verdad ante todo", continúa Abad.

Un punto de inflexión

"Hasta que no sabes que eres una persona PAS, el recorrido no es fácil. Al descubrirlo consigues respuestas a muchas preguntas sobre tu forma de ser. Es una característica que no tiene mucha visibilidad y cuándo he contado a alguien que era altamente sensible me he encontrado algunas respuestas que dicen que todo esto son tonterías, que hay la necesidad de etiquetarlo todo o que desconocen este concepto, continúa la periodista. "La sociedad tiende a comparar la sensibilidad con la vulnerabilidad, pero me gusta decir que no es así. Una persona sensible que actúa tal como lo siente, de forma franca y con fortaleza".

Abad: "La sociedad tiende a comparar la sensibilidad con la vulnerabilidad, pero una persona altamente sensible actúa de forma franca y con fortaleza"

El gran reto de la alta sensibilidad, a parecer de Abad, es el equilibrio entre "muy bueno o muy negativo". Es importante la organización de uno mismo para evitar la saturación y también aprender a gestionar "los bucles" entremedio de una tonalidad de grises y sentimientos de incomprensión. También trabajar bajo presión (desgraciadamente muy habitual en nuestro país), contar con un espacio para ti y la importancia del autoconocimiento. Y, en conjunto, minimizar y relativizar ciertas decepciones de la vida, cómo puede ser un problema con una amistad, pareja o compañero de trabajo.

¿Qué puedo hacer si me siento así?

Cómo se ha plasmado al principio del artículo, es muy posible que alguien sienta que comparte muchas características de las mencionadas anteriormente. Y sobre todo que uno de cada cinco catalanes tiene estos rasgos. La alta sensibilidad es más común de lo que nos pensamos y ser consciente de ella puede ser un gran beneficio. El autoconocimiento y gestionar las emociones desde un punto de vista que no todo es blanco o negro, puede ayudar en muchas ocasiones.

Respecto al ámbito laboral, a las empresas y sobre todo al departamento de Recursos Humanos, sí que es interesante poder conocer perfiles con características sensibles y que predomine la empatía. Es importando el "cuidar de las personas", continúa Abad. Cómo también la salud mental y el bienestar en el día a día. Puede marcar la diferencia.

Villagrán apunta que "dedicarnos a la divulgación sobre el PAS, a través de charlas y colaborando con empresas y escuelas", puede ayudar mucho. Lo más relevante para él es "que las personas que lo necesiten tengan acceso a información veraz y actualizada".

Y, como petición final, Abad cree que tendría que haber una asignatura en las escuelas catalanas para aprender a gestionar las emociones. Sin ningún tipo de duda, si los líderes mundiales contaran con más sensibilidad, el mundo funcionaría mucho mejor.

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