La venganza aérea de los alemanes contra Versalles

La destrucción de los transportes y las limitaciones por el tratado de paz de la Y Guerra Mundial impulsaron en Alemania a crear la primera compañía aérea comercial

El logotipo de la grúa a Lufthansa se mantiene desde el siglo XX El logotipo de la grúa a Lufthansa se mantiene desde el siglo XX

El listado de inventos surgidos de la investigación militar es inacabable: el bolígrafo, la comida en conserva, los todo-terrenos, el microondas, las ojeras de solo o el GPS entre otros muchos. A este listado podemos sumar la aviación comercial, que apareció después de la Y Guerra Mundial, gracias al reciclaje de los aviones que, pocos meses antes, habían servido para bombardear ciudades enemigas. Los primeros a dar el paso fueron los alemanes, que ya el diciembre de 1917 fundaron la Deutsche Luft-Reederei (D.L.R.), la primera compañía aérea del mundo. Un movimiento que fue exitós, en parte, por la dureza del Tratado de Versalles.

El origen de D.L.R. lo encontramos en la compañía eléctrica AEG, que, como otras muchas, se reconvierte durante la Y Guerra Mundial para alcanzar las necesidades militares de su país. En este caso, la empresa se dedicará a la producción de aviones. Fue el director general del momento, Walther Rathenau, quién vio una oportunidad de aprovechar el esfuerzo de guerra para crear un negocio comercial un golpe acabara el conflicto. Para hacerlo, el empresario se alió con los talleres Zeppelin, entre el 1910 y el 1914 había iniciado el transporte de personas, operando unos 1.500 vuelos con más de 10.000 pasajeros.

La visión de Rathenau en aquella época era una excentricidad. Los aviones eran ver como aparato ideal por exhibiciones recreativas y para uso militar, pero nadie se planteaba que pudieran utilizarse para transportar personas. Claro que, los diseños que se veían antes de la Y Guerra Mundial no tenían nada que ver con los que se desarrollaron durante el conflicto.

Si revisamos antecedentes, podemos considerar al francés Henri Piquete como el artífice del primero quiere comercial de la historia. Fue el 18 de febrero de 1911, cuando pilotó el biplà Humber para transportar unas pocas cartas entre las ciudades indias de Allahabad y Naini, separadas por ocho kilómetros.

El primero que se atrevió a subir personas a su aparato fue el ruso Igor Sikorksy, que hizo de su avión Ilya Muromets el primero con salón por pasajeros, asientos, dormitorio y baño. El 11 de febrero de 1914, el avión se elevó con 16 pasajeros a bordo y cubrió el trayecto de 1.200 kilómetros entre San Petersburgo y Kiev en 14 horas y 38 minutos, con una única parada por el camino. La idea de Sikorsksy era que el proyecto acabara derivando en la primera compañía comercial de la historia, pero la guerra cambió todos los planes.

Just al contrario del que le sucedió a AEG con la D.L.R. El conflicto había servido para desarrollar aviones más sofisticados que nunca y abría las puertas por la aviación comercial. Pero estas puertas estaban abiertas tanto por los alemanes como por el resto de combatientes. De hecho, fueron los italianos los primeros que pensaron que aquellos aparatos, además de echar bombas, podían servir también por otras cosas, como el envío de correo.

Así pues, por qué fueron pioneros los alemanes? Por una combinación de necesidad y de limitaciones. Necesidad porque las redes de transporte del país habían quedado destruidas y, al contrario de los países vencedores, el futuro de Alemania no prometía grandes oportunidades por la reconstrucción. Y limitaciones porque el Tratado de Versalles prohibía a los alemanes construir grandes aviones, el que obligó a la D.L.R. a diseñar pequeños aparatos, que resultaron ser los más adecuados por el transporte de pasajeros.

Así, el agosto de 1919 –sólo dos meses después de la firma del Tratado de Versalles-, la D.L.R. inauguraba una ruta diaria entre Berlín y Weimar. 150 kilómetros que la compañía cubría en 2 horas y 18 minutos. En su primer año en funcionamiento, la compañía transportó un total de 2.665 pasajeros, y el 1921 abrió rutas internacionales, con vuelos en Holanda, los países escandinavos y las repúblicas bálticas.

La primera compañía aérea salió al mercado con una grúa como logo. El mismo dibujo que encara hoy luce Lufthansa. Un recuerdo de la que es quizás la única herencia positiva que dejó Versalles a los alemanes.

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