Norman Orentreich y la extinción de los hombres calvos

El dermatólogo norteamericano luchó contra la medicina tradicional para crear una industria en torno a su revolucionario tratamiento de implantes capilares

Norman Orentreich inventó la indústria de la cirugía capilar Norman Orentreich inventó la indústria de la cirugía capilar

Los papiros de Eber son uno de los primeros documentos médicos de la historia. Datado en el 1500 aC al antiguo Egipto, este tratado recogía los remedios conocidos para las enfermedades diagnosticadas en la era del faraón Amenhotep I. Un total de 877 apartados con los primeros adelantos en ginecología, oftalmología, dermatología y calvície . El libro consideraba la carencia de cabello como un mal y proponía remedios tan curiosos como "untar la cabeza del hombre calvo en una pasta homogénea hecho de grasas de leones, hipopótamos, cocodrilos, gatos, serpientes y cabras salvajes". Por increíble que parezca, la humanidad tuvo que esperar hasta el 1952 porque alguien encontrara una alternativa al llefiscós tratamiento de los egipcios. Un negocio al que incluso ha invertido Cristiano Ronaldo, que abre una clínica en Madrid.

Excentricidad capilar

Norman Orentreich entra en el mundo de la dermatología casi por casualidad. Después de haberse graduado en biología y química al City College de Nueva York, el futuro doctor recibe sus primeras formaciones en medicina al ser llamado para servir a la Marina del ejército norteamericano durante la II Guerra Mundial. Entre 1943 y 1945 trabajará como farmacéutico y examinador de los reclutas y acaba graduándose en medicina con especialidad en dermatología el 1953.

Será en esta etapa cuando Orentreich desarrolle su revolucionario método de implantes capilares. El año 1950, el médico entra como estudiante en prácticas a la unidad de dermatología y cánceres del N.Y.Uno. Medical Center y aprovecha la autonomía de su posición para investigar en un campo abandonado hasta el momento, como era el crecimiento y la pérdida del cabello.

Orentreich formula un primer experimento en el cual plantea extraer pequeños círculos de piel con cuero cabelludo con la intención de trasplantar el cabello rescatado a las zonas desérticas. La prueba fue un éxito, y Orenteich describe en su trabajo como "el cabello proveniente de la zona dando sigue creciendo cómo si siguiera en su lugar original". Un fenómeno que denominó "dominación de las zonas donantes" y que le permitió hacer la primera operación de implante de cabellos el 1952.

Los resultados de su experimento eran un éxito visible, pero el doctor topa con las envidias y la desconfianza de un ámbito académico que se negaba a reconocer los méritos de un simple estudiante que aseguraba haber encontrado el remedio en un problema que la dermatología nunca había sabido como abordar. No será hasta el 1959 que la New York Academy of Sciences acepta publicar su investigación. Por aquellas fechas, Orentreich ya había hecho una fortuna aplicando su método a unos 200 pacientes. Casi una década después, más de 10.000 hombres de todo el mundo debían de su nueva cabellera al doctor.

Durante toda su carrera, Orentreich fue visto como un revolucionario excéntrico, criticado por la academia y venerado por sus poderosos clientes. Su clínica consiguió tanta fama que pronto tuvo que tomar medidas para garantizar la privacitat de sus pacientes.

Famosos y calvos

La directora de la revista Cosmopolitan en 60, Helen Gurley Brown, fue una de las únicas personalidades al reconocer que visitaba la clínica del doctor Orentreich un golpe al mes para fortalecer su cabello. La periodista describía así el lugar: "Por supuesto que hay muchos famosos, pero la consulta es un muro infranqueable; cruces que alguno de sus clientes admitiría el que están haciendo?".

Entre las celebridades que se especulaba que se ponían en manso de Orentreich se encuentran estrellas del momento como Frank Sinatra, Cary Grant, Andy Warhol o Truman Capote.

Orentreich hizo fortuna hasta su muerte, el enero de este 2019, con tratamientos dermatològics revolucionarios comercializados por Estée Lauder y polémicas inyecciones de silicona para acabar con las arrugas, pero pasará a la historia como el pionero de una industria que ha encontrado su Meca en Turquía, donde los implantes capilares mueven más de 1.000 millones de dólares al año. Orentreich es el culpable que, hoy, el aeropuerto internacional de Estambul sea una pasarela de hombres que cubren con pañuelos sus cabezas todavía sangrientas.

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