L'Olivé, cocina catalana modernizada

El mítico restaurante de la calle Balmes reabre con bajada de clientes pero esperanza en la recuperación

La cocina del restaurando El Olivé | Cedida La cocina del restaurando El Olivé | Cedida

Clásico de la cocina catalana y mediterránea, siempre hay buenos motivos para volver al restaurante L'Olivé. Una de ellas es su bacalao a la lata o lo que sirven con samfaina, dos de sus platos estrella. "El plato más vendido es, pero, la paletilla de cabrito y el sapo a la donostiarra (Rape entero)", advierte Oriol Olivé, consejero delegado del grupo. "En 36 años que llevamos abiertos, no habíamos cerrado ni un solo día. Esperamos que esta haya sido la primera y última vez, ¡por el bien de todos!", avisa el empresario.

El retorno ha sido dura, especialmente para los negocios de restauración donde el delivery y el take away no tienen tanto sentido y donde se busca la experiencia en sala y la complicidad con el camarero. Antes de la Covid, el restaurante contaba con 35 profesionales, con la reapertura confiesan que son algunos menos: "La reapertura lo afrontamos con la máxima ilusión y con las máximas garantías sanitarias posibles. Poder reabrir a día de hoy es ya un privilegio que queremos y tenemos que aprovechar".

Olivé: "En 36 años que llevamos abiertos, no habíamos cerrado ni un solo día. Esperamos que esta haya sido la primera y última vez, ¡por el bien de todos!"

La clientela ha cambiado y parte de los clientes de siempre no están, aunque se espera que puedan volver pronto cuando la situación se normalice. "Hemos vivido un momento en nivel sanitario muy complicado que lógicamente ha traído consecuencias en el ámbito económico. En este sentido, el choque más importante que tenemos es que una parte de los clientes no están: algunas empresas teletrabajan, otros clientes todavía son reticentes a los espacios cerrados, no hay ferias, congresos, convenciones y turismo en general. Toda la actividad económica es todavía floja", lamenta Olivé.

A pesar de todo, el optimismo se impone a ojos del empresario: "Creemos que la normalidad se irá imponiendo".

Restaurant L'Olivé 2

Uno de los platos estrella del Restaurante El Olivé. | Cedida

La familia de L'Olivé nació en 1984 cuando inauguraron este restaurante tradicional que coge el apellido familiar y fueron creciendo con negocios dispares (Barceloneta, Paco Meralgo, Barcelona-Milano, Cañete...). La reforma que se hizo en el restaurante insignia en 2017 todavía luce con pompa nueva. Después de 17 años en Balmes 47, necesitaba una actualización sobre todo en cuanto a la decoración. El escogido fue el ya omnipresente Lázaro Rosa-Violán. El bisturí del interiorista bilbaíno-catalán (aunque nació en Tánger, lo sabíais?) es capaz de hacer respirar aire contemporáneo en cualquier espacio tenga la estructura, las dimensiones y los años que sean. Una elección que se hizo para "participar con éxito en un mercado competitivo como el actual", recuerda Olivé, poniendo en valor como es de importante en su sector "tener un espacio cálido, atractivo y bien mantenido". La filosofía de trabajo del espacio sigue siendo la misma: "sentimos que tenemos que volver parte del que el cliente nos da en forma de calidad, servicio y confort".

La carta que en la cocina defiende César Pastor, ha sufrido en los últimos años significativas innovaciones bastante satisfactorias. Mantiene platos tradicionales como el morro de bacalao con suave samfaina, el canelón de pularda, el rape a la donostiarra o la presa ibérica, a los que suma platos elaboraciones mucho más contemporáneas: el tártar de lubina, el tataki de atún a la brasa o el canelón de cangrejo. Entre los postres el restyling también es más que notable. Si todavía hay lugar, su milhojas con fresas y crema siempre es una buena idea. Los clásicos siguen mandando.

L'Olivé

Calle de Balmes, 47

Tel.: 934 52 19 90

Precio medio: Más de 50€

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