El Sónar escala desvaneciéndose en el aire

El encaje del festival con las restricciones sanitarias de los últimos dos años arrasa con las fronteras entre sus espacios con una radical apertura del proyecto del +D

Edición antigua del Sónar +D | EP Edición antigua del Sónar +D | EP

No sería lógico esperar que los grandes festivales vuelvan igual que marcharon. Dos años después del último Sónar en Barcelona, el verano del 2019, uno de los certámenes musicales que más celebra la transformación como continuidad en su programa tenía que reformularse para uno de los que será, según su codirector Ricard Robles, "uno de los buenos años". La creación artística, especialmente aquella que opera con las nuevas herramientas tecnológicas en el centro, ha hecho de la necesitado virtud con los años de la pandemia, acabando con los límites entre disciplinas y proyectos –que se han desvanecido en el aire más que derrocado, porque nunca habían sido tan sólidas como otros muchos espacios dan a entender. La nueva integración del Sónar+D en la programación general del fin de semana, que apunta hacia una comprensión conjunta de arte y pensamiento que aporta performance a las ponencias y experimentación a las actuaciones, fija en el recinto Montjuic de esta Fira de Barcelona transmutación.

Las propuestas que recogerá el Sónar+D, con la caída de las paredes que lo separaban de la parte central del festival, se esparcen por la edición de este año –la 29 de Sónar, la décima de su vertical de innovación y tecnología– por todos los rincones de Fira. Su concreción espacial pasa este año al Palacio de Congresos del recinto barcelonés, con un escenario central que multiplicará por cuatro el alcance y la capacidad de otros años. El objetivo de esta expansión, según Robles, está claro: rechazar la exclusividad de los contenidos especializados para el público profesional y llevarlos a todos los asistentes; con apuestas integrales de formación y entretenimiento que superan los límites de la conferencia performativa. "Nos gusta aprender cosas, que la gente que sabe nos las explique; y si podemos ayudar a hacerlo más atractivo, mejor", reflexiona la comisaria del +D Antònia Folguera.

Vicente: "El nuevo Sónar+D es la conclusión lógica de lo que hacían ponentes y creadores"

La programación de este +D, que cumple una década con buenas expectativas de asistencia, responde a la necesidad, según Robles, de integrar la potencia del Sónar en las transformaciones, ya no técnicas sino sociales y culturales, de las sociedades que lo rodean. "Tenemos una vocación y conciencia de nuestro impacto social y cultural; queremos transmitir mensajes importantes e interesantes no solo para los artistas, sino también para el público". Con un nuevo escenario inmersivo con siete pantallas, la organización pretende ofrecer a los artistas, pero especialmente a los ponentes especializados –a pesar de que es mucho asumir, de nuevo, que hay distinción entre ambos– el comisario del +D José Luís Vicente considera la nueva iteración la "conclusión lógica del que los artistas hace años que hacen". "Queremos dar a los expertos los recursos y herramientas para explicar sus historias, igual que a los creadores; son ellos mismos los que han pedido con sus propuestas" esta transformación.

Con todo, el Sónar de 2022 cierra un aforo de unas 17.000 personas en su edición de día, en Montjuic, y unas 32.000 en el certamen por la noche, alojado en Gran Vía. Según confirma el mismo Robles, las autoridades permiten una ocupación más grande, pero la organización prioriza "la comodidad de los asistentes", especialmente en el tráfico entre escenarios. Por la diversidad de formatos de venta de entradas y abonos, los organizadores no se aventuran a hacer estimaciones de asistencia, pero "el ritmo es alto", con lo que esperan unos escenarios llenos. El presupuesto del acontecimiento llega a los 9,45 millones de euros, una cifra en linea con la edición del 2019. Según las cifras comunicadas por el director, el 77,86% venden de fondos propios; con un 5,87% de aportaciones de las administraciones, especialmente Ayuntamiento y Generalitat, pero también del Ministerio de Cultura y la Comisión Europea. El 16,26% restante, unos 1,5 millones de euros, venden de la colaboración con los patrocinadores y espònsors del festival, con destacadas firmas como Damm, Patreon o la criptomoneda Tezos.

¿Hay escenario?

Después de dos ediciones que investigaron "la distancia entre presencialidad y formatos híbridos" también en el discurso, el rincón dedicado al pensamiento y la acción del certamen se articulará alrededor de tres propuestas: la ecología, la inteligencia artificial y la implantación de la Web3. La conciencia ecológica del Sónar se concretará en una potente red de ponencias, piezas y performances alrededor de la ecoacústica. El proyecto Sound of Life, del artista Michel André, llevará a Fira los sonidos de los confins del planeta recogidos con la sensorització de icebergs, bosques, desiertos o el fondo del mar. El apartado audiovisual de la pieza corre a cargo de los barceloneses Hamill Industries, colaboradores habituales de artistas como el productor Floating Points y que ya estuvieron presentes en el +D del pasado octubre, en aquella ocasión en el CCCB. Por su parte, el histórico de la disciplina Bernie Krause llevará al festival sus miles de archivos sonoros de la natura.

Dentro de la Ágora, el espacio organizado de la mano de Hac Te –hub de Arte, Tecnología y Ciencia que agrupa centros culturales y tecnológicos del país para buscar la unión de sus disciplinas– se ofrecerán masterclasses sobre el minting de NFTs, así como las piezas de la DAO Botto, de Mario Klingemann, con obras en formato token generadas de forma descentralizada por la misma blockchain. El alemán explora la capacidad de las tecnologías de la web3 para desplazar el artista del centro de la creación y la capacidad estética de la automatización en red y de la colectividad vehiculada por las nuevas capacidades técnicas. También Andreas Refsgaard presentará una instalación con la herramienta GPT-3, una IA generadora de textos, que escribirá la entrada de wikipedia de los asistentes según una serie de imputs y una fotografía; así como una masterclass sobre el papel del juego –en el sentido, si se quiere, sicartiano– en el machine learning.

"Los temas del festival no son cajas cerradas, hay vasos comunicantes entre unos y otros", defiende Folguera, en base a piezas cómo el Liminal Lands, de Jakob Kudsk, una instalación audiovisual de realidad virtual alrededor de los humedales de Le Camarge, en la Provenza francesa, que explora la habilidad de la tecnología inmersiva para recoger y ampliar la experiencia que se puede vivir en ecosistemas diversos. Del mismo modo, el artista Trevor Apglen y la investigadora en el campo de la inteligencia artificial Kate Crawford colaborarán para mostrar los sesgos de los algoritmos en su lectura y clasificación de imágenes, y cómo estos "refuerzan los sistemas de poder existentes" con sonados ejemplos de reproducción de tendencias racistas en estas tecnologías, entre otras.

Barcelona es el mundo

En un año de conflictos con alguno de los otros grandes festivales que ponen la capital del país en el centro de la actualidad musical cada primavera, el Sónar reivindica un carácter arraigado al hecho y el ser barcelonés. A pesar de que el Sónar cuenta con grandes ediciones en Lisboa, Istambul, Buenos Aires o Rejkiavik, "este es un festival absolutamente arraigado en Barcelona". Robles celebra la capacidad internacional del acontecimiento –cómo ha demostrado la reciente edición a la ciudad turca, un rotundo éxito de asistencia y crítica–, pero la esencia se mantiene en todas sus sucursales. "Nos encanta ir a Lisboa o Istambul, pero nos pensamos como embajadores de un carácter" propio de la ciudad. "Exportaremos, pero siempre volveremos aquí", aclara.

Robles: "Nos encanta ir a Lisboa o Istambul, pero somos embajadores del carácter de Barcelona"

Con esta ambición de proyecto de ciudad al cabo, el Sónar de este año no solo rompe las fronteras temáticas dentro de su propio programa, sino que posa sobre la tabla una apuesta expansiva en términos territoriales que supera los confins de Feria y llega a enclaus urbanos que encajan con su estética. Uno de los ejemplos de esta apuesta por Barcelona es el Hyperorgan, una instalación al Palau Güell que combina los rasgos arquitectónicos del edificio con un órgano con un acceso MIDI que permite su activación con herramientas informáticas. La reformulación de la que Robles considera "la máquina más importante de la historia de la música" amplía sus posibilidades creativas hacia otros campos y especialidades, y permite "hacer cosas que un humano no sería capaz de hacer".

El festival también lleva su programación hacia el Hotel ME de Melià, donde el artista Quayola presentará su instalación audiovisual masiva Transient, parte del tríptico de propuestas que lleva al festival. El italiano repetirá la pieza dentro del mismo recinto de Fira, y ofrecerá en el marco del +D una conferencia en que explora la mezcla entre las últimas tecnologías, especialmente en el campo de la robótica, con las técnicas y referencias de algunos de los grandes artistas plásticos de la historia del país mediterráneo. El certamen aprovechará también la presencia a Barcelona del International Symposium of Electronic Artes, con un programa de actividades específicamente audiovisual que se celebrará en el CCCB y que contará con la presencia, entre otros, del que fuera keynote speaker del ISE Rafik Anedol, uno de los grandes artistas digitales contemporáneos, encargado de la muestra híbrida con qué inauguró el congreso en la Casa Batlló.

La mediterránea catalana del Sónar crece este año hacia Mallorca, donde el festival presenta este año una nueva programación bajo el título Un SónarVillage a S'horabaixa, con tres jornadas de música electrónica con aforo por unas 5.000 personas en el Antic Aquapark de Calvià. Se trata del recinto donde también se celebra el Mallorca Live Festival, la promotora del cual colabora ahora con el certamen barcelonés. El nuevo ciclo se enmarca en la renovación, así, de un festival en una posición inigualable para extender la potencia creativa de Barcelona por las capitales artísticas de su entorno.

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