
La imagen es el primero que entra por los ojos. Igual que en un anuncio publicitario, que tiene que saber atraer el comprador potencial con un vídeo llamativo y un lema con gancho, las personas también tienen que saber vender's mostrando su esencia y estilo al entorno. Porque la confianza en un mismo y la seguridad profesional se pueden percibir tanto con la vestimenta como con los gestos.
La asesora de imagen y protocolo Silvia Foz, a pesar de que sabe que a veces las normas y formalismos mandan, es una firme defensora del "ser un mismo". Por eso, antes de definir ningún consejo, expone el que para ella es la máxima principal: "es básico trabajar la imagen personal para conseguir los objetivos marcados y diferenciarse del resto. Con tanta gente que hay, ante un currículum igual, el que prevalecerá será el impacto que se transmite al interlocutor". A efectos más prácticos, la suya recetar para mejorar la autoconfianza tiene un solo ingrediente, y no es ninguno más que un "vestuario cómodo y seguro, aquel que te haga sentir bien contigo mismo internamiento y exteriormente".
Todo esto hace de cada cual una marca y un producto, añade el socio fundador de Yourpersonalshopper Barcelona, Lluís Matas. "Marcas personales", especifica, y afirma que "los gestos y el comportamiento global transmiten los valores que definen a cada individuo".
Para mejorar la presencia y la confianza al trabajo y en público, recogemos algunos consejos en cuanto a la ropa y el comportamiento.
La ropa define la marca
Una apuesta segura es optar por piezas atemporales como pantalones negros, camisas y blusas, o bien vestidos de hombre completos. Es la recomendación de Foz, pero sólo porque "son ropas que no marcan tendencia y que se pueden traer durante todo el año". Aun así, aconseja incluir colores y complementos, entre otros elementos que rompan esta neutralidad, por aquellos que tienen claro cuál es su estilo y sesienten a gusto.
En esta toma de decisión es vital también saber si hay un código de vestimenta y conducta establecido para la empresa o acto donde se tiene que asistir. Sobre las compañías más jóvenes, del estilo de Facebook y Microsoft , Matas señala que rechazan el mimetismo que ha habido hasta ahora y prefieren un estilo "más directo, cercano y joven". En cambio, la banca y las finanzas prefieren proteger su filosofía y seguir con la cara más clásica, la cual define como "encorsetada y marcada".
La mujer en un mundo de hombres
Ahora que la mujer está en llena cursa para adquirir la misma notoriedad que el hombre, surgen cuestiones alrededor de cómo tratarlas y como tienen que vestir en un mundo dominado por los hombres como es el empresarial. Pero la duda también se extiende entre ellas mismas, muestra Foz: "hay mujeres que creen que imitando el hombre, el hecho de ir vestidas con un estilo masculino, los ayudará a integrarse". Así se tiende a líneas rectos, más serias, y se deja de lado la feminidad que puede ser más cómodo para algunas empresarias.
Los hombres, en cambio, puede parecer que obtienen su dosis de confianza con la camisa y la corbata. Dos elementos que, "si se los sacas, los puede hacer perder la confianza". Por lo tanto, ni obligar a llevarlas ni sacarlas, es la solución; lo es dar libertad siempre que el estilo escogido sea adecuado por la situación.
Además de sufrir de desconfianza cuando no van según su estilo, la asesora rompe la leyenda urbana y afirma que el hombre también sufre la misma presión social para ser perfectas que encuentra la mujer. A pesar de reconocer que ellas lo tienen más difícil, Foz asegura que es a raíz de esta necesidad creciente de esconder las imperfecciones que los hombres han empezado a cuidarse más al trabajo y en el entorno personal.
Viajes de trabajo y actas sociales
El fundador de la asesoría de imagen sitúa los viajes de trabajo como el momento donde más dudas surgen: "Qué ropa tengo que llevar? Cómo me tengo que presentar? Hay que saludar con la mano?". Las preguntas son diversas, pero todas tienen una misma respuesta: "Se tiene que conocer el interlocutor y la cultura del país donde se va".
Los saludos, en la mayoría de los casos, se hacen dando la mano con fuerza y firmeza. "Aunque seas una mujer, se tiene que dar con ímpetu, como también se tiene que mirar los ojos al interlocutor cuando se está en una conversación", explica Foz.
Introversión, el peor enemigo
"En una persona introvertida, la comunicación no verbal es para adentro; en una extravertida puede ser igual, pero no rompe el flujo de la comunicación hacia los terceros".
Por eso Silvia Foz pone siempre la confianza como el primer elemento que hay que mejorar. Empezando para vestir con aquello que "te hace sentir bien", pasando por complementos que definen la personalidad de cada cual y llegando hasta los gestos respetuosos y detalles de cortesía.
La confianza personal es, además, una característica que gana importancia en la selección de personal, donde la asesora afirma que las empresas tienden cada vez más a priorizar la extraversió y autoestima por encima de otras calidades. Por lo tanto, no hay ningún más secreto que dejar de dar importancia al protocolo y encontrar un estilo correcto y fiel en un mismo.