¿Cuál es el coste de no reciclar?

La economía circular es rentable tal como demuestran firmas como Acteco, la empresa que recicla polietileno y transforma en perchas o lápices, productora de palés 100% de cartón

Materiales de la plataforma PLACE | Cedida
Materiales de la plataforma PLACE | Cedida
Valencia
24 de Junio de 2020
Act. 25 de Junio de 2020

El objetivo número 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) habla de "producción y consumo responsable" y las administraciones públicas ya están incorporando el concepto de la economía circular a sus discursos y leyes. Está presente en la Ley de Cambio Climático que presentó hace pocas semanas la Generalitat Valenciana; poco después, el Gobierno aprobó la Estrategia Española de Economía Circular que pretende reducir antes de 2030 un 30% el consumo estatal de materiales, mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua y recortar un 15% la generación de residuos respecto a 2010. Se justificó como "palanca para la recuperación económica después de la crisis sanitaria de la Covid-19" y a finales de año se presentará un primer plan de acción triennal para el periodo 2021-2023.

 

Muchas empresas le sacan ventaja a las administraciones y en el País Valencià hay muchos ejemplos; de hecho, más allá de la 'foto', algunas iniciativas de investigadores valencianos triunfan lejos de la terreta porque aquí no se les valora como es debido.

La herramienta 'No Action Cost VS Action Cost'

Hablamos del proyecto bautizado 'No Action Cost VS Action Cost' por el director de la Cátedra de Economía Circular de la Universitat de València, Francesc Hernández. Explica que es una herramienta que han desarrollado investigadores valencianos que calcula el coste de no actuar. Se lo encomendó Naciones Unidas, organismo que está utilizando su oficina de Kenia "para demostrar a los gobiernos africanos que el coste de no depurar las aguas residuales es más alto que el coste de depurar". "Puedes decidir no reutilizar, pero si piensas que esa decisión es gratuita, neutral o que incluso ahorrarás dinero, es un error y yo te lo demostraré calculando el coste de no actuar. Después lo comparas con el coste de la actuación y verás cómo es mejor idea actuar que no actuar", explica Hernández. Ahora están trabajando una herramienta similar para calcular el coste de no actuar en la prevención de incendios.

 

Esta herramienta puede ser interesante para aplicarla en la toma de decisiones, tanto de la administración como de las empresas. A pesar de esto, el investigador asegura que le han propuesto "tanto a autoridades valencianas como españolas" pero "la repercusión no ha sido muy grande porque dicen que tienen otras prioridades". En cambio, a escala internacional sí que está teniendo eco. "Estamos intentando promover la economía circular en todos los sectores productivos demostrando que es viable, que no se trata de hacerse una foto y olvidarse al día siguiente. La clave es demostrar, con números, que es viable y es una oportunidad de negocio. Es una buena oportunidad para la crisis de la pandemia", sostiene.

Hernández apunta que "hay unas barreras iniciales" que obstaculizan a las empresas para dar el paso hacia la economía circular. Se refiere, sobre todo, a "la barrera financiera". Por eso, una de las primeras iniciativas de la Cátedra se centró en ayudar a las empresas y administraciones locales a obtener financiación, donde destaca que "hay muchísimos programas europeos" para conseguir y "ayudar a superar ese obstáculo inicial". "Después el proyecto se tiene que sustentar por él mismo", añade.

PLACE: plataforma de compraventa de mobiliario ecológico para administraciones y empresas

Otra propuesta valenciana es la Plataforma de Compra Ecológica y Colaborativa de Ecodisseny (PLACE) que ha desarrollado en el Instituto Tecnológico Metalmecànic, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (AIDIMME), el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC), cofinanciado con fondo FEDER mediante el IVACE. Busca fomentar la compra pública ecológica de mobiliario por parte de las administraciones y otros grandes compradores e impulsa la incorporación de los requisitos ambientales a los productos de las empresas. Lo hace con una herramienta informática colaborativa que supera los inconvenientes de otras herramientas más complejas y con costes más elevados.

La responsable de la unidad de gestión de procesos y sostenibilidad de AIDIMME, Ana Hurtado, explica que está destinado a administraciones públicas porque tiene un poder de compra "muy grande", cerca del 15% del PIB: "Si una persona compra una mesa ecológica, sólo has mejorado el impacto ambiental una vez. En cambio, si una institución compra 10.000 mesas, está reduciendo el impacto 10.000 veces". Por otro lado, se orienta a las empresas para conocer qué criterios ecológicos tienen que aplicar a sus productos para que la administración les compre. El proyecto incorpora una herramienta que hace un "perfil ecológico" del producto y, con cada mejora, se puede recalcular para ver si se ha mejorado desde el punto de vista ambiental.

Future, un dels models | Cedida
Future, uno de los modelos | Cedida

 

Hurtado señala que reducir el impacto "no tiene porque necesariamente encarecer el producto" y que entre las variables se incluye que sea más duradero, que incorpore materiales reciclados, que pese o que ocupe menos o que sea más fácilmente reparable. Ya participan en el proyecto las empresas Saludes Parques Infantiles, Ripay, J. Hidalgos, Agolar Gestión y Vicent Martínez Sancho y está prevista la creación de tres showrooms en los que se expondrán los productos diseñados.

Acteco, la empresa que recicla polietileno que después se transforma en perchas o lápices

Cómo decíamos al principio, en el mundo empresarial encontramos muchos ejemplos de implantación de actuaciones de economía circular. Nos fijamos en dos industriales: Acteco, que trabaja en el suministro de equipos, recogida y transporte de residuos, almacenamiento y acondicionamiento, reciclado y valorización, además de ofrecer consultoría medioambiental, y que tiene sede en Ibi (l'Alcoià, Alicante), y Alpesa, la empresa de mandrins, tubos y anillas que más factura en el Estado español y que está arraigada en Tavernes de la Valldigna (La Safor, Valencia).

Acteco tiene 330 trabajadores, factura 28 millones de euros anualmente, realizan unas 15.000 toneladas de reciclado plástico, reciclan borde 30.000 toneladas de papel y cartón y unas 8.000 toneladas de residuo alimentario, además de gestionar unas 50.000 toneladas de residuos peligrosos. Alrededor del 80% del reciclado es poliestireno que se transforma en patas de tablas de cocina, en apoyos de televisión o en lápiz.

Fuentes de la empresa destacan que la economía circular "es un pilar básico" de su actividad y que su objetivo estratégico "está completamente alineado con el reto de Circular Plastic Alliance": "Pretendemos duplicar nuestra contribución al reciclado de plástico en los próximos cinco años". Dentro de su tarea de asesoría ambiental, ayudan a la industria a encontrar "mejores procesos y métodos para la valorización de la mayor parte de los residuos generados, con el fin de llegar a conseguir el Certificado Zero Waste".

Desde Acteco sostienen que en los "últimos tres años" hay más "preocupación por la sostenibilidad y el medio ambiente liderada por las grandes empresas y provocada, en parte, por las regulaciones y normativas que ya se están estudiando" en la UE; a esto se le ha añadido "una mayor conciencia social por parte del consumidor que ha hecho que las empresas empiezan a adaptar sus diseños, procesos y productos". A pesar de esto, sostienen que en la UE el reciclaje y la reutilización suman un 52% de media, y el Estado español estaría por debajo, con un 43,3%. Esto significa que el 56,7% de los residuos acaban en vertederos.

Puede ser la crisis del coronavirus una oportunidad para la economía circular? En Acteco admiten que "ha sido un golpe duro para la industria, que en muchos casos se ha visto obligada a parar". A esto le suman el descenso del consumo en sectores industriales para los que trabajan, como la automoción o el sector téxtil, y el bajo precio del petróleo, que "ha ocasionado una fuerte bajada en los precios de los polímeros vírgenes" que ha supuesto "una drástica bajada de la demanda de material reciclado" que ha puesto unos precios de mercado "que en estos momentos no cubren ni los costes de los tratamientos". Aún así, afirman ser "positivos" y lo ven como una "oportunidad" de cara al futuro porque defienden que el Zero Waste y la economía circular en las empresas europeas les "aportaría un ahorro de unos 600.000 MM de euros, así como una reducción de las emisiones anuales de los gases de efecto invernadero de entre un 2 y un 4%".

Alpesa, el éxito de crear un palet de cartón 100% reciclado y reciclable

El caso de Alpesa es el de una empresa que factura 30 millones de euros y da trabajo a 160 trabajadores. En 2019 recibieron el sello "Reduzco" del Ministerio para la Transición Ecológica para reducir un 5,64% los gases de efecto invernadero en el último trienio. Además, este año ha obtenido la calificación 'Premium' del certificado de sostenibilidad que expide el Instituto por la Producción Sostenible (IPS). Por qué?

El director de nuevos desarrollos sostenibles de la empresa, Sergio Altur, cuenta que "hace muchos años se tomó la decisión de tomar un camino paralelo" en la fabricación tubos de cartón, palets de cartón y cantoneras "con una rama de productos más ecológicos". "Todos están hechos con cartón 100% reciclado que se puede volver a reciclar, con lo que ya no cortamos árboles. Todo lo que producimos es reciclado y reciclable. Y si hay una mala gestión por parte de una persona o de la gestora de residuos, el producto es biodegradable", sostiene.

Altur revela que "el producto que mejor está funcionando" es el palet de cartón que han tardado 15 años en desarrollar y que tiene el nombre comercial Úpalet: "Reduce mucho el peso de carga de un camión. Si disminuimos unos 1.500 kilos por vehículo, puedes transportar más cantidad y hacer menos viajes o dejar de contaminar unos 20 gramos por kilómetro. Son unas cifras bastante importantes si tenemos en cuenta que la tasa de contaminación del transporte terrestre de mercancías está alrededor del 27% del total de toda la de CO₂". Y porque no les digan aquello de 'en casa del herrero, cuchillo de madera', Alpesa ya ha sustituido sus palets de madera por los de fabricación propia de cartón, con una incorporación de cerca del 20%.

El directivo de Alpesa recuerda que la sostenibilidad empresarial tiene tres ramas: la medioambiental, la social y la económica, y "prevalecen las tres por igual". "No puedes ser sostenible si compras las materias primeras a miles de kilómetros de distancia si tienes algún proveedor cerca y con precios similares. Por qué compras en China y contaminas mucho al llevarlo si al lado de casa me lo venden un poco más caro? Tendremos que apoyar esas iniciativas. Nosotros las 45.000 toneladas de cartón procuramos comprarlas lo más cerca posible", explica. Por supuesto, también es importante la parte económica: "Nuestro palet no lo podemos poner al mercado si hay otros mucho más baratos, no seríamos económicamente sostenibles".

Altur también revela que han detectado que cada vez hay más demanda de productos medioambientalmente sostenibles. Si la pandemia ha dejado a cuerpo descubierto las vulnerabilidades del ser humano y la importancia de cómo tiene que interactuar con el medio, algo habremos ganado. Y para las empresas, además, es un compromiso económicamente rentable, como así lo demuestran estos ejemplos.