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Acuerdo de financiación (II): la clave son las voluntades políticas futuras

Para que la nueva financiación llegue a buen puerto, el factor determinante será cómo evolucionan los equilibrios y las voluntades políticas en los próximos años

El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa | EP
El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa | EP
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
08 de Agosto de 2024
Act. 08 de Agosto de 2024

En el artículo anterior sobre este tema, se concluía que el acuerdo presenta aspectos muy positivos en las intenciones: bilateralidad, gestión y recaudación de todos los impuestos, ordinalidad... Pero hay interrogantes por la falta de concreción en los métodos, importes y plazos. Hoy me referiré a la implantación del acuerdo y al período transitorio, en el cual también hay muchas incertidumbres.

 

En la parte de implementación del acuerdo, hay aspectos clave que están pendientes de acordar:

  • Aspectos que generan incertidumbres: Se dice que habrá que formalizar el acuerdo del nuevo sistema de financiación durante el primer semestre de 2025 en la comisión bilateral formada por el gobierno de la Generalitat y el del Estado. Por lo tanto, todo queda pendiente de que se concrete el acuerdo de aquí a un año. También se dice que habrá que hacer modificaciones a la LOFCA, la ley de financiación de las comunidades autónomas y la ley de cesión de tributos a Catalunya. Será imprescindible lograr consensos en el Congreso de los Diputados.
     

 

El acuerdo también prevé una transitoriedad mientras se produce el despliegue del nuevo modelo de financiación. Y de nuevo, hay aspectos positivos e incertidumbres:

  • Aspectos positivos: El acuerdo indica que se incrementarán sustancialmente los recursos y que si en 2025 no se adopta el nuevo modelo habrá medidas compensatorias. En las competencias singulares que Catalunya ejerce y que no tienen otras comunidades, se deben tener en cuenta todas las variables relevantes. También se acuerda que se creará un Consorcio para las inversiones para velar por la gestión y ejecución de las inversiones en Catalunya y habrá una financiación de las inversiones que respete el peso del PIB de Catalunya en el Estado. Recordemos que este peso es del 19% y que la inversión ejecutada en los últimos años se ha situado sobre el 10-12% según los años y, por lo tanto, ha habido un déficit crónico en las inversiones por parte del Estado.
     
  • Aspectos que generan incertidumbres: En cuanto al incremento de recursos o las medidas compensatorias mientras no se aplique la ordinalidad, habrá que ver qué cantidades se aumentarán y cómo se calcularán, sobre todo teniendo en cuenta que desde el Gobierno de la Generalitat se ha dicho que se tardarían unos cinco años en tener el nuevo modelo de financiación totalmente implementado. Sobre el Consorcio para las inversiones, podemos recordar que ya en el Estatuto de 2006 se acordó que el Estado cada año debía invertir en Catalunya, como mínimo por un importe que correspondiera a su peso en el PIB, pero este acuerdo no se ha cumplido.

El acuerdo indica que se incrementaran sustancialmente los recursos y que si en 2025 no se adopta el nuevo modelo, habrá medidas compensatorias

Otro problema es que se ha previsto que el seguimiento de los acuerdos se hará cada seis meses. Quizás es un período demasiado dilatado y sería mejor hacer controles mensuales, para poder tomar acciones correctoras si conviene. Por lo tanto, un buen seguimiento y control es fundamental.

En conclusión, el acuerdo sobre el nuevo sistema de financiación para Catalunya presenta aspectos muy positivos, especialmente en cuanto a la voluntad de alcanzar la gestión y recaudación de todos los impuestos, la bilateralidad y la aplicación del principio de ordinalidad. Por lo tanto, es un modelo que puede contribuir a resolver los problemas de infrafinanciación que tiene la Generalitat. No obstante, su implementación presenta incertidumbres, ya que la formalización del acuerdo está prevista para el primer semestre de 2025, y su ejecución puede prolongarse durante varios años. En definitiva, para que la nueva financiación llegue a buen puerto, el factor determinante será cómo evolucionan los equilibrios y las voluntades políticas en los próximos años, tanto en Catalunya como en España, y también será determinante cómo se controla el cumplimiento de los acuerdos.