Gimnasio y dieta. Estas son dos de las palabras más populares un golpe pasan los hechos de Nadal y la gente hace el primer intento de cumplir con los propósitos de año nuevo. Después del alud de dulces, toca pasarse al verde y, porque no, a los frutos secos, el snack ideal. Los fans de estos alimentos seguramente están divididos en un 50% y 50% entre partidarios de la avellana y la almendra, los dos clásicos. Dos alimentos nutritivos que además permiten traer fácilmente a mesa productos de proximidad.
La almendra es el fruto seco más cultivado en Cataluña. Según los datos más recientes del Idescat, del 2016, representa el 55% del cultivo de frutos secos con 13.921 toneladas. La avellana, en cambio, es la segunda con 8.822 toneladas, un 35% del total. Ahora bien, hay una diferencia clara entre una y otra: la almendra nos la comemos sin procesar prácticamente toda, mientras que el 80% de la avellana se destina a hacer crema de este fruto.
La exportación arrincona el producto autóctono
A pesar de que el consumo de estos alimentos ha ido creciendo despacio en los últimos años, varias asociaciones de labradores han alertado que su precio ha visto una tendencia contraria. En la mayoría de casos, se encuentran por debajo de los costes de producción.
El motivo no es ninguno otro que la exportación. La avellana de Turquía ha hecho que la producción en el Estado español se situara alrededor de las 170 toneladas el 2014 y cayera a las 142 toneladas dos años después. Aún así, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), España es el octavo productor mundial.
La avellana de Turquía y la almendra de los Estados Unidos han sacado cuota de mercado al producto nacional
En el caso de la almendra, la competencia viene de los Estados Unidos. El Estado español continúa siendo el segundo productor mundial, pero muy lejos de las toneladas que se comercializan en todo el mundo de producto norteamericano. De hecho, entre el 1984 y el 2014 el país multiplicó casi por cuatro su producción, tal como apunta el Observatorio Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas de Cataluña. Un incremento que ha sacado fuerza a la producción española y catalana en el flujo comercial al exterior.
Por lo tanto, se exporta e importa almendra y avellana a cosa nuestra, pero la balanza se encuentra equilibrada. De aquí que los expertos hablen de estos alimentos como productos commodity.
En casa, dónde?
En Cataluña, el grueso de hectáreas dedicadas a cada uno de los dos productos se concentra en diferentes puntos, a pesar de que el sur aglutina el mayor número de superficie.
En Tarragona se cultiva el 90% de la avellana, mientras que en Girona hay el 9%. Los datos más recientes del Departamento de Agricultura muestran como al sur del territorio se obtuvieron el 2016 unas 8 toneladas, prácticamente la mitad que el 2013. El Baix Camp es la comarca con más actividad y dónde hay la Denominación de Origen de Reus. Este sello ampara las variedades negrita (la más abundando), pauetet, gironella, morella y culplana. Como zonas con cultivo también destacan el Alt Camp y el Tarragonès.
La mayor parte de la avellana proviene del Baix Camp, donde hay la DON de Reus, mientras que la almendra es, una gran parte, de la Terra Alta
En cuanto a la almendra, la principal comarca productora es la Terra Alta. Las Garrigues, el Segrià y el Pallars Jussà son los otros dos puntos con hectáreas dedicadas a esta cosecha.
Mejor a granel
Al supermercado se puede encontrar fácilmente avellana y almendra envasada de Cataluña, incluso de marca blanca. Aún así, hay que fijarse bien en las etiquetas para asegurarse que el origen es local.
Entre las marcas conocidas que venden hay Borges (Tàrrega) o Frit Ravich (Maçanet de la Selva). A la lista también se puede sumar Paño (Alcover), con gama ecológica. O bien optar por la compra a granel, donde acostumbra a haber más conciencia para ofrecer productos de proximidad.
Borges, Frit Ravich y Paño son las marcas catalanas con más presencia a los lineales con materia primera del territorio
En cuanto al precio, la almendra se puede encontrar por entre 6 y 15 euros el kg según la procedencia y el tipo. La avellana puede oscilar entre los 8 y los 16.