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Alt Pirineu i Aran: tierra de grandes oportunidades y amenazas

Hay que actuar de manera decidida para revertir el proceso de despoblación y empobrecimiento del territorio

El Alt Pirineu i Aran tiene el 18% de la superficie de Catalunya y el 0,96% de la población | iStock
El Alt Pirineu i Aran tiene el 18% de la superficie de Catalunya y el 0,96% de la población | iStock
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
24 de Agosto de 2023

El Alt Pirineu i Aran es uno de los ocho ámbitos territoriales definidos en el Pla Territorial General de Catalunya. Está situado en los Pirineos e incluye a las comarcas de alta montaña desde el límite con Aragón hasta la Cerdanya: Alta Ribagorça, Alt Urgell, Baixa Cerdanya, Pallars Jussà, Pallars Sobirà y Aran. Tiene el 18% de la superficie de Catalunya, el 33% de los espacios naturales protegidos y el 0,96% de la población (74.271 personas en 2021). El 65% de la población se concentra en diez municipios: La Seu d'Urgell, Puigcerdà, Tremp, Vielha e Mijaran, Pobla de Segur, Pont de Suert, Oliana, Sort, Bellver de Cerdanya y Naut Aran. A pesar de que es un territorio con grandes diferencias, como las que caracterizan a la Cerdanya y Aran, por ejemplo, nos referiremos al conjunto de las seis comarcas.

 

En este artículo ponemos el foco en la economía, y empezamos diciendo que desde el punto de vista del bienestar, el Alt Pirineu i Aran en las últimas décadas ha ido hacia atrás. Está sufriendo un importante proceso de despoblación (ha pasado del 1,96% de Catalunya en 1960 al 0,96% en la actualidad). Y la renta per cápita, que en 2010 era más alta que la media de Catalunya, actualmente ya está por debajo. En concreto, la renta per cápita del Alt Pirineu i Aran en los últimos diez años ha pasado de 27.387 euros al año a los 25.432. Y en relación con la media de Catalunya, ha pasado de representar hace diez años el 100,5% de la renta per cápita al 78,8% actual. Por lo tanto, hay un importante proceso de despoblación y empobrecimiento, que son dos fenómenos que se retroalimentan.

La renta per cápita del Alt Pirineu i Aran en los últimos diez años ha pasado de 27.387 euros al año a los 25.432

Para identificar medidas que pueden revertir esta evolución negativa, conviene tener claro las fortalezas y debilidades del territorio. En cuanto a las fortalezas hay muchas y relevantes. Destacamos el entorno físico (parques naturales, belleza del paisaje, patrimonio cultural, agua...) y la oferta turística (deportes de nieve en invierno, deportes de aventura, pesca y senderismo en verano, gastronomía, poca congestión a la mayoría de las comarcas...). También podemos destacar el impacto de acontecimientos como la Trobada Empresarial del Pirineu, sobre todo, y también las Jornades per l'Excel·lència y varias ferias. Por la parte de debilidades también hay muchas, para empezar la juventud que se marcha y el envejecimiento. En infraestructuras, hay malas comunicaciones por carretera y tren, déficit de viviendas y problemas de acceso a internet. Es verdad que las malas comunicaciones han contribuido a proteger el territorio de la masificación y deterioro. Otras debilidades son que faltan empresas grandes, pérdida de actividad agrícola y ganadera, excesiva dependencia de un turismo que gasta poco. Hay poca oferta de gamma alta en plazas hoteleras, campings y casas rurales. El turismo es muy estacional y poco diversificado. Hay dificultad para encontrar personal cualificado. Otro problema es la lentitud y alto coste de los trámites con la Administración Pública y la baja dotación de servicios públicos, entre otros.

 

Al mismo tiempo, el Alt Pirineu i Aran tiene grandes oportunidades que conviene aprovechar. El entorno físico es virgen casi en la mayor parte del territorio. Por lo tanto, está la posibilidad de hacer un crecimiento sostenible que preserve la calidad de vida y del medio ambiente. Los espacios naturales protegidos y el hecho de ser considerado uno de los Geoparques de la UNESCO, aportan muchas posibilidades para el desarrollo sostenible y para la profundización de una oferta turística de calidad. Pero también hay grandes amenazas, como el cambio climático que puede agravar el problema de la sequía y la pérdida de ecosistemas. Otro gran peligro es que continúe el proceso de despoblación y de pérdida de renta de la población. También existe el peligro de crecer de manera desordenada y poco sostenible como ya ha pasado en otras partes del país.

Como el objetivo de la economía es la mejora del bienestar de la gente, hay que actuar de manera decidida para revertir el proceso de despoblación y empobrecimiento del territorio. Entre las posibles medidas que pueden ayudar hay algunas relacionadas con el sector público: mejorar la financiación de la Generalitat para que pueda invertir más en el territorio, mejorar la estabilidad política y la coordinación entre Administraciones, reducir los plazos y los costes de los trámites con la Administración Pública, potenciar el aumento de la dotación de viviendas cuidando el medio ambiente, invertir más en los servicios públicos, CatSalut, por ejemplo, mejorar las infraestructuras viarias, ferroviarias y de Internet. El nuevo Túnel de Comiols y la posibilidad de que salga adelante la futura autovía de los Pirineos pueden producir un gran impacto al reducir los costes y los tiempos de desplazamiento.

Hay que actuar de manera decidida para revertir el proceso de despoblación y empobrecimiento del territorio

Otro tema importante, si se quieren emprender grandes proyectos, como el que se intentó con los Juegos Olímpicos de invierno, hay que contar con el apoyo del territorio y, para ello, se tienen que explicar bien los impactos que se pueden generar. Con este tipo de medidas, el sector público puede pasar a ser un motor de la mejora de la competitividad y el bienestar de la población. Por la parte del tejido empresarial también hay medidas que pueden ayudar: apostar por la sostenibilidad y la innovación con una oferta turística de más calidad. También conviene potenciar sectores con gran futuro como el agroalimentario de calidad (óleo, lácteos, vino, productos ecológicos...), la vivienda y los servicios de valor añadido. Para lograrlo, es fundamental la colaboración público-privada y la cooperación entre empresas. Otro aspecto clave es mejorar la formación (centros de formación vinculados al turismo, el agroalimentario...) y la calidad de la ocupación con mejores condiciones de trabajo y salarios, pero esto solamente se puede conseguir si las empresas generan más valor añadido.

Las medidas propuestas no son fáciles de implementar, pero si no se hacen cambios profundos, y pronto, existe el peligro de continuar con la pérdida de riqueza y la despoblación. Sin duda, el Alt Pirineu i Aran tienen unas inmensas oportunidades que no se pueden continuar desaprovechando. Esperemos que pase, como decía Josep Maria Espinàs, autor del libro Viatge al Pirineu de Lleida: "La humanidad progresa y progresará: si recula, es para coger empujón".