La apuesta por implementar medidas de sostenibilidad a favor del medio ambiente y de un turismo responsable de Renfe-SNCF en Cooperación es clara: todos los trenes de alta velocidad entre España y Francia utilizan energía eléctrica de origen renovable y de baja huella de carbono. Esto se traduce, según informan en un comunicado, en que por cada 100 kilómetros recorridos en tren se evita la emisión de unos 15 kilos de CO2. De este modo, en un trayecto Barcelona-París, el avión o el coche generan 120 kilos más de CO2 que el tren, es decir, provocan 10 veces más efecto de invernadero.
Desde la puesta en marcha en 2013 del servicio de alta velocidad entre España y Francia, han viajado con Renfe-SNCF en Cooperación más de 5,2 millones de viajeros internacionales. Estos trenes han realizado más de 22.000 circulaciones, recorriendo 3.200 millones de kilómetros, permitiendo un ahorro de medio millón de toneladas de CO2, una cifra equivalente a la emisión media anual del consumo eléctrico de una población de 2 millones de habitantes, los mismos que las ciudades de Lyon y Marsella juntas.
Si a este tránsito se añaden los viajeros domésticos que utilizan también la oferta de Renfe-SNCF en Cooperación en Francia y España, las cifras se acercan a un millón de toneladas de CO2, que correspondería a la emisión media anual del consumo eléctrico de una población de 3,7 millones de habitantes, casi la mitad de la población de Catalunya.
En el total de las cuatro rutas que Renfe-SNCF en Cooperación opera, un 31% de los clientes son residentes en Francia, un 21% en España y el 47% corresponden a viajeros residentes en terceros países. De los 5,2 millones de viajes internacionales, el 60% se han realizado en los servicios que unen Barcelona con Paris; el 18% en la ruta Madrid-Barcelona-Marsella; el 13% en la ruta de Lyon y el 9% restante en la ruta de Barcelona-Toulouse.