Barcelona, referente en movilidad

Analizamos las claves de la ciudad catalana como capital mundial del transporte público el 2023

La movilidad de Barcelona. | iStock La movilidad de Barcelona. | iStock

Uno de los retos más importantes en las grandes ciudades, en tiempos de pandemia, es una buena gestión de la movilidad y el buen uso del espacio público. Estos días de confinamiento municipal, el Ayuntamiento de Barcelona ha iniciado un conjunto de actuaciones y pruebas con el nombre Abrimos Calles ganando espacio urbano en beneficio de un mejor bienestar para la ciudadanía. Vivimos tiempos de fatiga pandèmica y de trastornos emocionales. Los gobernantes, desde su vertiente de gestores públicos, pueden apaciguar este estado gracias a estas iniciativas innovadoras. Hoy, en las grandes ciudades, mucha gente va faltada de momentos de libertad, oxígeno y espacios abiertos.

En tiempo de pandemia, disfrutar del aire libre se está convirtiendo en un momento único y privilegiado. Las ciudades son espacios densamente poblados y urbanísticamente poco aireados. Los efectos y las restricciones de la movilidad todavía acentúan más la sensación de cierre. El reto para los próximos meses es colosal.

"En las grandes ciudades, mucha gente va faltada de momentos de libertad, oxígeno y espacios abiertos"

Es la buena gestión del mundo urbano. Y aquí tiene mucho que ver también la micromovilidad, moverse diariamente genera sus problemas y hay que conciliar intereses a menudo opuestos. Los que van a pie, en coche, en transporte público, en bicicleta, patinete o artefactos eléctricos. Especialmente en las horas puntas. La ciudad puede ser un ejemplo mundial en movilidad, un laboratorio urbano de referencia.

Barcelona será la capital mundial del transporte público en 2023. La Unión Internacional del Transporte Público (UITP), la entidad organizadora del congreso, ha decidido que la capital catalana acoja este acontecimiento internacional, gracias también a la coorganización con Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC) y Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Una feria que este año se tendría que celebrar en Melbourne, y está previsto que la visiten más de 15.000 personas, la presencia de 500 expositores y la participación de cerca de 3.000 personas. Todo esto, si la pandemia lo permite.

Barcelona ha ganado la candidatura del 2023 por su competitividad como ciudad y para ser referencia mundial en el transporte público y en políticas de desarrollo urbano. Operadores públicos como TMB o FGC obtienen, por parte de la ciudadanía, una buena nota en valoración y eficiencia del servicio. Hay que ponerlo en valor.

Més info: Barcelona, sede del congreso internacional de transporte público

Este hito nos obliga como ciudad a planificar nuevos modelos de micromobilitat urbana, hoy no tenemos una ciudad ordenada y suficiente muy interconectada en estos términos. Una deficiente planificación de inicio de los carriles bici, pero también una cierta improvisación del mismo gobierno local en su obsesión por ganar espacio en beneficio del peatón declarando la guerra al vehículo privado, no ha ayudado a ordenar y planificar correctamente la movilidad de la ciudad. La deficiente gestión de las cercanías o una buena interconexión de transporte público con toda la región metropolitana son deberes todavía pendientes.

El urbanismo táctico, entendido como una fase de transición en tiempo de covid hacia una ciudad más verde y libre de coches, también le falta una estrategia global pactada con vecinos, agentes económicos, sociales y operadores privados de la ciudad. No es ajeno a todo ello. Hay que revisar urgentemente el Pacto por la Movilidad creado en 1998, basado en unos principios que son vigentes: sostenibilidad, derecho a la movilidad y calidad de vida.

"Hay que revisar urgentemente el Pacto por la Movilidad creado en 1998, basado en unos principios que son vigentes: sostenibilidad, derecho a la movilidad y calidad de vida"

El mismo presidente de la UITP y director de FGC, Pere Calvet, conoce bastante bien las deficiencias y las soluciones al respecto. Actualmente, un millón de vehículos entra y sale cada día de Barcelona. Reducir un tercio de este parque en movimiento supone crear un nuevo operador de transporte público que asuma este número de pasajeros.

Para Calvet, las condiciones únicas para permitir esta transferencia es utilizar muy bien la infraestructura que tenemos; planificar más puntos de intercambio y aparcamientos disuasivos; regulación económica de los peajes; la apuesta por el vehículo eléctrico; y, finalmente, la inclusión de las nuevas tecnologías como el big data o el 5G a la ciudad.

Hace unos años, el concepto smart cities no era bastante claro, poco entendido por la ciudadanía en general. Incluso, algún gobierno local no se lo ha acabado de creer nunca. Las ciudades inteligentes tienen que ser tecnología al servicio de las personas. La micromovilidad del futuro pasa por una buena colaboración público-privada. Sector público y operadores privados se tienen que conjurar y planificar juntos el futuro de la movilidad en la ciudad. Podemos ser un referente también en este ámbito. Aprovechémoslo! En tres años, Barcelona será capital mundial del transporte público.

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