La 61ª edición del Salón Náutico de Barcelona ha cerrado sus puertas, después de cinco días de actividad, con una afluencia de 50.000 visitantes. El evento ha vuelto a llenar el Port Vell de aficionados a la náutica y amantes del mar, así como también ha puesto de manifiesto su condición de gran plataforma comercial. "La presente edición ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad que tiene el sector de contar con este evento como dinamizador de ventas y fomento de la práctica de la náutica de recreo y deportiva", apunta Luis Conde.
En este sentido, el presidente del certamen celebra que "hemos sido los grandes promotores de la Copa América de vela, con el objetivo de que la ciudad la conozca mejor e impulse internacionalmente Barcelona como capital náutica". Sobre la edición del año que viene, que coincide en tiempo y espacio con la Copa América, Conde ha explicado que todavía no se ha decidido cómo afectará el certamen: "Estamos pensando en hacer algo importante, pero no debe ser necesariamente un Salón".
Luis Conde explicó que los expositores que más llamaron la atención de los visitantes fueron aquellos relacionados con los barcos eléctricos o híbridos. "La tendencia va hacia allí, lo que ocurre es que todavía hay que ver muchas cosas, como por ejemplo cuando tardan las baterías en tener mayor autonomía, pero la idea es muy buena porque consumen menos, contaminan menos y hacen menos ruido", ha dicho Conde. Por su parte, el director del certamen, Josep Antoni Llopart, ha dicho que "este año hemos seguido acompañando a las empresas del sector a su singladura hacia una navegación más innovadora y respetuosa con el medio marino". Organizado por Fira de Barcelona con la colaboración de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), la edición de este año ha contado con más de 240 expositores y 640 embarcaciones, 160 en la muestra flotante, ocupando los muelles de Fusta, Espanya y Port Vell.