Optimizar lo interno para salvar lo externo: Benjamín Lorente como paradigma de ahorro de costes

Hay una generación que ha transitado dos crisis consecutivas

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Hay una generación que ha transitado dos crisis consecutivas. Porque, en el tiempo, que pasen 15 años entre una y otra es en realidad como si hubieran llegado seguidas. Y si estás cerca de la treintena en la primera y más allá de la cuarentena en la segunda, hablamos de la que debería ser posiblemente la época más fructífera laboralmente de cualquier perfil profesional.

Sin embargo, nos estamos encontrando (al margen de que una posible recesión convierta 2023 en la tercera pata de esta saga) con estrategias totalmente distintas. Porque si bien en 2008 la clave estribó en la contención del gasto, hasta la fecha el covid-19, los fondos Next Generation y hasta las inversiones están tomando el camino contrario. Estimulando una economía que amenaza con frenarse, pero todavía no lo ha hecho.

Hasta 2019 España se ubicaba en la penúltima posición del ranking europeo en ratio de horas trabajadas frente a productividad obtenida

También las empresas actúan, al menos en principio, con diferentes caminos. La bajada de los ingresos, la producción y las ventas derivó en despidos hace tres lustros. Y lo hizo también durante la pandemia, pero por razones de inmovilismo en industrias muy concretas. Ahora, con todo, una vez encontrado el talento o retenido pese a las grandes renuncias uno mira si con lo que tiene puede hacerlo mejor. Porque, no nos olvidemos, hasta 2019 España se ubicaba en la penúltima posición del ranking europeo en ratio de horas trabajadas frente a productividad obtenida.

Aunque tengas todos los mimbres a tu disposición, suele ocurrir que el día a día te come de tal manera que acabas no viendo cómo mover los engranajes. Y es ahí donde, si eres capaz de encontrar un perfil que desde el exterior sea capaz de comprenderte y optimizarte, puedes generar la salvación de tu negocio.

La figura de Benjamín Lorente

Benjamín Lorente podría ser lo más parecido a un director de innovación freelance que ahora existe en el mercado. Una persona que ha trabajado tanto interna como externamente con grandes compañías y varias startups, a las que ha ayudado a darse cuenta de algo sencillo: la gente y el conocimiento ya están en tu poder. Solo tienes que mejorar cómo haces tus productos.

Y si hay una industria que está virando, por razones de visión estratégica y hasta de motivación del cliente, es la automovilística. Donde las noticias de cierres de plantas o ERTE suelen ir curiosamente acompañadas de apertura de otras o recalibración de los productos y servicios a ofrecer. Léase, en la misma Comunidad Valenciana, los casos antagónicos de Ford y Volkswagen.

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No queda ya casi ninguna firma que no ofrezca coches eléctricos o híbridos al mercado. Pero, en contra de lo que pudiera parecer, todo lo que conlleva desde su ideación hasta la puesta en la calle del producto final sigue sin estar afinada.

Y suele ocurrir esta circunstancia porque cada departamento se dedica a realizar su tarea, pero en absoluto conecta con el resto para calibrar si algo puede hacerse de manera más eficiente. Y, por lo tanto, hay cosas que cuestan 10 euros que podrían pasar a costar siete simplemente con una colaboración interna.

Lorente ha conseguido, en los últimos años, mejoras de entre un 10 y un 18% en marcas como Renault, Mercedes o Porsche

Es a eso a lo que se dedica Benjamín. Primero, a convencer a marcas de alto nombre mundial para que le presten durante cuatro días a sus equipos. Luego, a presentarlos los unos a los otros, porque podría parecer de perogrullo pero muchas de esas personas ni se conocen. Y más tarde a encerrarlos en jornadas maratonianas que en solo cuatro días son capaces de definir los problemas de cada área, ver cómo se pueden encontrar soluciones desde el resto y acabar implementado una metodología que ofrezca resultados palpables.

Lorente ha conseguido, en los últimos años, mejoras de entre un 10 y un 18% en marcas como Renault, Mercedes o Porsche, lo que trasladado a cadenas de producción planetarias supone un ahorro de decenas y en ocasiones cientos de millones.

Justo el dinero que faltaba cuando comenzaron los despidos en 2008. Y que ahora, simplemente con optimizar lo que uno ya tiene, puede permitirle seguir produciendo al mismo nivel. Aunque el horizonte parezca decir lo contrario.

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