Carles Vilarrubí: "El Barça y Catalunya estamos apaleados"

El empresario explica que se fue del Barça porque "el 1 de octubre no se tenía que jugar al futbol"

Carles Vilarrubí durante la cena con La Milanesa de Messi. | Carolina Santos Carles Vilarrubí durante la cena con La Milanesa de Messi. | Carolina Santos

Carles Vilarrubí es un seductor. Pícaro como él solo, con incontables horas de vuelo en todo tipo de condiciones meteorológicas vitales, da la impresión de estar ya de vuelta cuando tú todavía vas ante cualquier pregunta y situación. El exvicepresidente del Barça con Rosell y Bartomeu, hombre de negocios y catacaldos presente en mil y una actividades, sólo ha hablado esporádicamente desde que salió del cargo, disidente por cómo actuó la junta aquel 1 de octubre que hoy suena ya tan lejano. Vilarrubí habla claro y sin tapujos sobre la delicada situación del club, piensa en alternativas que eviten complicaciones mayores y, en esta entrevista con La Milanesa de Messi, incluso tiene tiempo de preocuparse por la situación de un país que define como “apaleado” en acertada reflexión que hemos situado en el titular. La larga conversación, con algún que otro off the record, se llevó a cabo en el restaurante Fishhh!, de Lluís de Buen, lugar de las charlas de La Milanesa, que buscan la complicidad con el interlocutor por delante de cualquier otra consideración. Éste también fue el caso con Carles Vilarrubí. Aquí tienen la transcripción de sus palabras y reflexiones.

Han pasado cuatro años largos desde que abandonó el Barça. Desde entonces, Carles Vilarrubí ha optado por un perfil bajo. Con total voluntad, suponemos, porque así lo ha deseado usted mismo.

Es así en el ámbito deportivo. Cuando dejo el club, tengo claro que mi intención consiste en no erosionar a nadie ni adoptar ningún protagonismo. Me voy por un tema muy puntual, del que hablaremos después, y es por la decisión que se toma el 1 de octubre. Aquel partido nunca tuvo que jugarse, pero la decisión de marchar es personal y no quería que afectara a nadie, ni al presidente, ni a compañeros de junta, ni nada. Y en coherencia, me dije a mí mismo que no diría nada una larga temporada. Ahora ya ha pasado, Bartomeu no es presidente.

En ese momento, se podía creer que Vilarrubí aprovechaba el último detonante para marchar, con "la excusa" del 1-O, pero ya tenía previsto marchar por cansancio.

Con franqueza, no es así. Hay que tener en cuenta que el primer día yo entro en la junta y no conozco a nadie. Nadie. Solo al presidente Rosell y su familia. Generacionalmente, no pertenecía al grupo de directivos, puesto que soy mayor que ellos, con alguna excepción. Esto me convierte en una especie de outsider. No sé si desde fuera se intuía esto, tal y como decís, pero al principio me sentía una pieza extraña. Ahora bien, he de decir que tuve la suerte, tanto con Rosell como con Bartomeu, que me dejaron hacer lo que quería: dedicarme al área de relaciones institucionales. Pedí que no me dieran ninguna competencia que tuviera que ver con economía ni con el primer equipo, no lo quería. Y tuve la sensación de ser escuchado y respetado. Era un líbero al que dejaban hacer y lo pasé muy bien, extraordinariamente bien. A pesar de que me dedique a los negocios y las finanzas de manera profesional, sólo me interesaba la vertiente institucional del Barça por mucho que soy culé, que yo jugaba a hockey hielo con el Barça y que a mí la razón que me arrastró al fútbol fue la admiración que sentía por Johan Cruyff de hacía muchos años... Cuando se me plantea entrar en la directiva, me interesa lo que no tiene que ver ni con los futbolistas ni con los números. Es más, el área institucional no interesa a nadie y la prueba es que nadie se hizo cargo de ella cuando me fui. Los proyectos que tenía en ese momento se detuvieron... Pero dejadme decir que de mi paso por el Barça me he llevado una muy buena relación con Pep Guardiola, con Carles Puyol y con Gerard Piqué. La conservamos y la cuidamos.

"En la vertiente deportiva, ahora es momento de estar al lado del presidente del Barça"

Volvamos a centrarnos en el 1 de octubre.

Como decía, a veces me sentía un caso raro allá en medio de la junta. En los seis o siete años que pertenecí a la directiva, viví muchas situaciones con las que no estaba de acuerdo, expresaba mi disconformidad y así lo reflejan las actas. Sin embargo, siempre me he sentido solidario con todas las decisiones que, por mayoría, se tomaban. En la junta, me encontraba cómodo y a mi aire, pero cuando llega el 1 de octubre tengo un desacuerdo primordial, personal. Ese día, por la mañana, mientras la gente votaba y recibíamos noticias de la situación, mantuvimos una reunión de tres horas largas con Bartomeu y los vicepresidentes del club. Entiendo que cada uno aguanta su presión y es muy distinta la que sufre un presidente de la que puede vivir cualquier otro directivo. Bartomeu tenía su información y contactos y quería jugar a toda costa, con sus argumentos. En cambio, yo defendí desde el primer instante que, tal y como se vivía la jornada del referéndum en la calle, no podía disputarse el partido contra Las Palmas a las cuatro de la tarde como si no pasara nada. De ninguna de las maneras.

Carles Vilarrubí

Fotografía de Carolina Santos

¿Y Bartomeu qué decía?

Hubo un momento en que Bartomeu parecía ya convencido de suspender el partido y llegó a redactar un comunicado de prensa en tal sentido. Se cargó de valor y decidió bajar al vestuario para decírselo a los futbolistas. Piqué había subido al palco a buscar información y me pareció que también era partidario de aplazar el encuentro, pero debía de estar en franca minoría entre los compañeros. Antes de bajar, cogí a Bartomeu para ratificarle que si cambiaba de opinión y decidía que el partido se disputaba, ya no podría contar más conmigo. Al cabo de un cuarto de hora, regresó a la zona de palco y nos dice: "Jugamos"... Y ahí se acabó.

"En Catalunya, a todo el mundo le interesa que el Barça vaya bien, sea del ismo que sea"

Nunca ha quedado claro qué precio ha terminado pagando el Barça por su implicación en el procés, sea figurado o literal. ¿Existía intimidación del PP y, en concreto, de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, sobre la directiva?

Lo que más trastornó al Gobierno central, presidido por Rajoy durante aquellos años, aparte de la proliferación de estelades en el estadio, fue la celebración del llamado Concierto por la Libertad en el Camp Nou. Ni el paso de la Vía Catalana a través del estadio en aquella Diada que recordaréis, ni ninguna otra acción en la que estuviera involucrado el club. Tampoco llegó a estos extremos después de la publicación de nuestro comunicado de apoyo a la lengua en contraposición a la voluntad del ministro Wert de españolizar la educación de los niños catalanes. Aquel concierto los sacó, literalmente, de quicio y eso sí que me consta. Quizás no tengo referencias de otras situaciones, pero ésta se me quedó bien grabada.

¿Le consta que desde el Barça se pagaran actos de Societat Civil Catalana?

No sé si existieron facturas de actas de Societat Civil Catalana. Me consta que Sandro Rosell ha desmarcado, en declaraciones públicas, su tiempo en la cárcel de su actividad como presidente del Barça. Sólo hablo de lo que conocí en primera persona.

"El Concierto por la Libertad en el Camp Nou trastornó muchísimo al gobierno de Rajoy"

Volvamos al presente. ¿Le ha sorprendido que exista una deuda de 1.350 millones en el club? A pesar de mantenerse alejado del área económica, ¿imaginaba que se produciría un descalabro así?

A ver, yo vengo del mundo de la empresa y veía las señales de alerta que se generaban en el club, desde las cifras de renovación de Messi hasta el volumen de ciertas contrataciones, por ejemplo. No me sorprende viendo quien se ocupaba del fútbol profesional, cómo se había cedido tanto poder a los futbolistas y cómo se planteaban las renovaciones de contrato. Ahora, de todas formas, no me lo sé explicar. Francamente, no lo entiendo, pero veo claro que había gente en los últimos años que no podía tener ciertas responsabilidades. Y las ha tenido, por desgracia. Así se explica la situación y, además, les ha llovido el COVID-19.

Por lo que sabemos, a Sandro Rosell le molesta mucho ahora que se le ponga en el mismo saco de la gestión de Josep Maria Bartomeu...

No he hablado de eso con él, con franqueza. No creo que nunca verbalice un pensamiento así sobre su amigo, su vicepresidente. Es un hombre fiel a sus amigos. Lo que piense ahora Sandro de Bartomeu, hasta aquí no llego ni me atrevo a especular, pero es evidente que no le puede gustar mucho todo lo que ha pasado.

"Viendo quien se ocupaba del fútbol en el Barça, no me sorprende la deuda de 1.350 millones"

Remontémonos de nuevo a los primeros pasos de la presidencia de Sandro Rosell. Da la impresión de que se quería desmontar todo lo que tuviera que ver con la herencia, con el modelo cruyffista, para demostrar que era posible encontrar otra forma de ganar. Y no se da, por ejemplo crucial, a Pep Guardiola el apoyo que merecía. ¿En la junta vivía esta sensación de querer cambiar el rumbo? ¿Por qué no seguir igual? ¿Por qué la ruptura?

Yo soy tan raro y tan ajeno a este mundo que, desde el primer minuto, veo dinámicas que no comparto. Como os he dicho antes, a mí me interesa el fútbol por Johan, que llega desde el Ajax y marca una revolución, y por los años que ficho por el Barça de hockey hielo como portero e iba con el abuelo al Camp Nuevo que ver cómo jugaba el holandés... Todo esto lo digo porque Cruyff es un referente para mí. Y soy raro en esta fiesta porque tengo buena relación con Pep Guardiola, y nos preocupamos por cultivarla. He comido con él y con nuestras mujeres cuando él vivía en Nueva York. En ese ámbito de directiva, este hecho podía llamar la atención.

Sí, nos parece nuevo que Carles Vilarrubí se nos declare cruyffista y guardiolista...

¡Hombre, para mí hay cosas que caen por su propio peso! No creo que deba justificarme de nada ni que tampoco tenga que justificar cómo actuaban otros. Fue como fue, pero con Pep y su familia mantengo una relación cordial cuando estaba en el club, después y ahora, a pesar de la distancia. De lo que decís de desavenencias cuando Guardiola entrenaba en el Barça y Rosell ya era presidente, si existían, yo ni las olía, aunque notaba una tensión permanente que me molestaba y no quería compartir. Desde el primer día. Se notaba una falta de empatía entre jugadores, técnicos y la junta directiva... Pep había blindado su área y todavía hoy los futbolistas gozan de ciertos privilegios que no comparto. Esto no impide que mantenga una excelente relación con él, como he dicho. Sin embargo, no pienso que los jugadores tengan que sentarse en el palco, por ejemplo... Los jugadores del Barça han ganado una posición desorbitada dentro del club.

"Sandro nunca verbalizará desaprobación sobre la gestión de Bartomeu. Es fiel a sus amigos... En esa junta, resultaba extraño que yo tuviera buena relación con Pep Guardiola"

Será porque alguien se lo ha permitido.

Efectivamente. Alguien se lo ha permitido. Tienen unos beneficios y privilegios sorprendentes, sí...

Volvamos al día de hoy. Hablamos del Barçagate y esta práctica de trocear facturas para evitar que pasaran el control de la junta directiva. ¿Al final se buscarán responsabilidades cuando salga el forensic?

Empezaré por decir que no tenía ni idea de eso. Obviamente, si no se pasa por junta, no tienes conocimiento de su existencia, es evidente. Sobre lo que comentáis de levantar alfombras o no, diría que repaséis la historia. Cuando llegó el presidente Laporta en su primer mandato, también se esperaba que pasara cuentas con Gaspart. Y no lo hizo. ¿Por qué? Por lo general, y no digo si comparto o no esta manera de hacer, se prefiere no generar ruido con las responsabilidades de gestión. Cuando Laporta aterriza por primera vez en la presidencia, hay una entidad financiera catalana que decide ayudar al club y se opta por pasar página, para olvidar el pasado. Que conste que voté a Laporta en ese momento porque me parecía un kennedy, preferible a todo un establishment de los Bassat, Miquel Roca Junyent y Salvador Alemany, que no hubieran sacudido al club como era necesario para salir de aquella crisis. ¡Y eso que los conocía bien y algunos eran amigos! En materia de dinero y crisis, lo que el poder quiere, sobre todo, es mantener la paz y no ampliar los problemas.

"Los jugadores del Barça han ganado una posición desorbitada dentro del club"

¿Ve riesgo de que el Barça se convierta en sociedad anónima?

A corto plazo, no. A medio plazo, en cambio, tendrá que existir una solución muy imaginativa. Si no llega esta alternativa, será necesaria una fuerte inyección de capital. Posiblemente, debería estudiarse que el socio colaborara en la búsqueda de esta solución. En una situación extrema, deberíamos encontrar la fórmula, la forma de capitalizar el club. Dicho esto, no se verá a ningún presidente que quiera dar el paso adelante de pedir dinero al socio y de plantear una derrama que resultaría totalmente impopular.

Carles Vilarrubí

Fotografía de Carolina Santos

El momento del Fútbol Club Barcelona es tan delicado que, incluso, vemos tambalear el concepto, contenido y significado de ser “más que un club”. ¿Lo ve así?

Hombre, justo esto es lo que más me justifica continuar personalmente pendiente del Barça, sin duda. No podemos permitirnos perder la esencia del club, que es justo eso. Como país, estamos atravesando una fase difícil: desde el final del procés, estamos apaleados. Y el Barça, en su crisis, lo está también. Vivimos y sufrimos horas bajas. Y los otros, dejémoslo así, se han animado mucho. Han sido décadas que ellos sentían que nosotros les pasábamos la mano por la cara en muchos aspectos tangibles y también intangibles, lo que les generaba respeto, admiración, sensación de ir a remolque... Ahora, ya no. Ahora estamos en baja forma, apaleados como digo, y debemos rehacernos. El Barça y Catalunya, ambos. Hablo de todo, más allá de estados de ánimo puntuales según lo que vivas en determinado momento. Lo explico con una alegoría: si estuviéramos ahora en Madrid, ya habrían pasado por delante en este rato dos o tres Lamborghini y aquí no veremos ninguno. Y el Lamborghini no corresponde a ningún hecho real. Es una situación ficticia, en su totalidad. En Barcelona sigue habiendo innovación y talento. En esta ciudad sigue existiendo mucha esperanza a la que aferrarse, aunque criticar la gestión municipal también forme parte de las quejas diarias, con toda la razón. Hay brotes verdes y los vemos también en el fútbol cuando repasas esta colección de jóvenes que han subido al primer equipo del Barça mientras ellos se verán obligados a recurrir al talonario…

"Económicamente, el Barça necesitará una solución muy imaginativa para evitar la SAD"

Las promesas representan el clavo al rojo vivo al que se aferra la esperanza del barcelonismo por ahora.

Pero ahí está, es pura realidad. De acuerdo, estamos todos apaleados y lo que quieras, quizá no nos ayuden ni a los políticos ni a los gobernantes que tenemos, pero creemos en el país y en su gente. En los últimos cinco años, hemos pasado un trance de dimensiones considerables y sabemos que nos recuperaremos, seguro que nos recuperaremos, debemos dar confianza. ¿Qué caray? ¡Somos más que un club y saldremos adelante! Hay que tener confianza. En el Barça tenemos un presidente en el que unos creen más y otros no tanto, pero no tenemos otra salida que darle toda la confianza. Al menos ahora no hay ruido. Él juega, mueve las piezas y debe moverlas sabiendo que vamos a una, que no es momento para disidencias. El momento es tan difícil que estamos muy asustados y, por tanto, debemos desear que salga bien.

¿Cuánto tiempo opina que necesita el Barça para estar del todo recuperado de esta profunda crisis?

Depende de la pelota, como siempre en fútbol. Y también de ciertas decisiones estratégicas. Por ejemplo, el presidente Laporta pidió a la última asamblea que le dejaran vender parte de algunos activos, sea el Barça Corporate, el Barça Studios, los naming rights del Estadio, etcétera. Todo lo que pueda vender servirá para buscar jugadores, refuerzos y conseguir un potencial que vuelva al ejemplo de 2010 en Suráfrica, cuando la selección española ganó el Mundial con una mayoría de futbolistas culés. Si Laporta, Reverter y Mateu Alemany pueden captar dinero y capitalizar este reavivamiento, ya podemos rehacernos este mismo año, sin esperar mucho. Quizás no ganemos la Liga, pero podemos aspirar a la Europa League y volver a la Champions League del próximo año, que ya son objetivos dignos de ser valorados como merecen a raíz de las circunstancias que hemos vivido.

"Los jóvenes futbolistas azulgranas representan los brotes verdes de esperanza"

¿Ve unanimidad en el barcelonismo buscando estos objetivos o los ismos y el entorno, siguen en posiciones casi enfrentadas?

En la vertiente deportiva, ahora es momento de estar al lado del presidente del Barça. Personalmente, igual puedo decir que 'Laporta is not my cup of tea', quizá no sea santo de mi devoción, pero debemos hacerle confianza. No queda otra. Por su forma de ser, despierta filias y fobias y las puedo entender porque a mí me ha llegado a negar el saludo en un funeral, gesto que no puedo entender según mi educación. Y esto ocurrió. No le voté en las últimas elecciones, aunque sabía que iba a ganar y que mi preferido no era el favorito. Pero soy un tipo de persona que hace las cosas que cree que debe hacer y ahora es el momento de ir todos a una.

Para terminar, después de esta larga conversación, se desprende que usted nunca ha querido ser presidente del Barça, algo que contrasta con lo que pensaban varios periodistas mientras era directivo del club...

Esta pregunta me resulta increíble. Con franqueza, el Barça resulta tan manicomial, por decirlo en un sentido coloquial que dé medida de su inmensa extensión, que me habría resultado imposible planteármelo. En cambio, lo he pasado fantásticamente siendo vicepresidente de relaciones institucionales y os aseguro que ser presidente es lo último que me hubiera planteado. Me gustaría ser presidente del Aeroclub Sabadell porque me gusta volar y soy socio desde hace más de 30 años, pero parece que voy tarde. Me encanta ser presidente de la Academia Catalana de Gastronomía. ¿Pero presidente del Barça? No, de ninguna manera, gracias.

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