Los CEOs se avituallan ante el desierto de la covid-19

Aleix Valls, cofundador y CEO de LiquiD, recomienda un "'management' de guerra" para salvar a las empresas y dirigirse a la recuperación económica

Consejos a los CEOs para sobrevivir la crisis del coronavirus | iStock Consejos a los CEOs para sobrevivir la crisis del coronavirus | iStock

"Los CEOs tienen que cambiar la actitud y la manera de gestionar la empresa". Tiempos extraordinarios requieren cambios profundos. Hace tres meses que la mayoría de empresas aterrizaron de repente en un desierto que se alargará más de lo previsto. El coronavirus ha dejado un escenario económico "duro, difícil", que los directivos apenas pueden empezar a afrontar con la desescalada. El director ejecutivo y cofundador de LiquiD, Aleix Valls, cree que ha llegado el momento de que los CEOs, una vez amortiguado el golpe de la crisis provocada por la covid-19, se avituallen para sobrevivir la travesía.

En una sesión telemática organizada por el Barcelona Tech City, Valls da consejos a los directores de compañías grandes, medianas y pequeñas para afrontar una etapa de incertidumbre: "Lo que se espera de nosotros es que salvamos la empresa; ahora es la única prioridad". De hecho, considera que no todos los líderes son adecuados para dirigir una empresa en esta situación. "Hay grandes CEOs en tiempos de paz que no lo son en época de guerra, y al revés; se tendrán que plantear relevos", asegura.

Porque ahora es tiempo de guerra, "hay un cambio dramático en el entorno macroeconómico". Así, el exdirector general del Mobile World Capital Barcelona avisa de que los directivos se contradirán a sí mismos y que tendrán que tomar decisiones que no serán populares. "No pasa nada", añade, el objetivo sigue siendo, ante todo, salvar la empresa. Pero, ¿cómo se gestiona esta situación?

Recuperación económica en 2023

Lo más necesario es elaborar un plan de contingencia, que tenga en cuenta los posibles escenarios y actuar en función de la evolución. "Tenemos que tener en cuenta todas las hipótesis, incluso que desaparezcan absolutamente todos nuestros clientes de repente, que es lo que pasó a finales de marzo a muchas compañías", explica Valls. Así, incluso las hipótesis más improbables, ahora se tienen que convertir en posibilidad y tener un plan de actuación si se acaban produciendo.

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Al inicio de la pandemia ya estaba claro que la afectación iría más allá de la salud. La economía saldrá mal parada, pero la famosa recuperación rápida -en forma de V- que se suponía al principio es cada vez menos probable, especialmente si acaba habiendo un rebrote en otoño. Valls expone un estudio de la consultora McKinsey y la Universidad de Oxford que apunta en la dirección de una recuperación en forma de U y con fluctuaciones en la parte de la salida de la crisis según los confinamientos parciales y regionales que se tengan que establecer ante los probables rebrotes.

"Tenemos que tener en cuenta todas las hipótesis, incluso que desaparezcan absolutamente todos nuestros clientes de repente", según Valls

Si este panorama acaba sucediendo, la Eurozona recuperará el nivel de PIB de finales de 2019 -anterior a la era del coronavirus- en el tercer trimestre de 2023. Esto supondría más de tres años de travesía por el desierto, que "convertirá los unicornios en camellos: las empresas tendrán que adquirir capacidad de resistencia y poca necesidad de liquidez", pronostica Valls. Los escenarios más optimistas de este mismo informe -que la enfermedad se contenga y las medidas fiscales funcionen bien- sitúan la recuperación en el primer trimestre de 2021. En el otro lado de la balanza, si el virus empieza a coger fuerza de manera generalizada y las herramientas fiscales resultan ser insuficientes, hasta 2025 no saldremos del desierto.

"Las empresas tendrán que adquirir capacidad de resistencia y poca necesidad de liquidez", pronostica Valls

¿Teletrabajo = precarización?

Uno de los retos claros de los pasados meses y los que vienen es el teletrabajo. La mayoría de empresas no estaban preparadas para enviar todos los trabajadores a casa y coordinarse a distancia, pero la excepción se convertirá en norma. Valls advierte que "teletrabajar no quiere decir trabajar encerrado en casa", sino que puede significar ir a un coworking cerca del domicilio donde "hay una startup que me puede aportar cosas o a otra oficina de mi empresa...". Una vez establecido el concepto de teletrabajo, se tiene que ir con cuidado de que no se convierta en sinónimo de precarización.

"Es un mundo complejo: la flexibilidad seguirá, pero cada empresa tiene que encontrar su equilibrio", indica Valls. La precarización no es el único peligro que tiene un teletrabajo al 100%, según el CEO de LiquiD. Desafección de la compañía y falta de motivación son algunos de los que menciona. Según Valls, un modelo mixto tiene que ser el objetivo.

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