Cerrajería March: Un taller centenario forjado al fuego

Rafel y Pol Codina representan la tercera y cuarta generación de forjadores en un negocio centenario que apuesta para combinar tradición con innovación

Una clave de hierro gigante colgada de la boca de un dragón señala, desde hace más de ochenta años, la puerta de entrada de la Cerrajería March al Camino real de Mataró. Pero hace muchos más de cien que este taller mataroní se dedica al ancestral oficio de la forja. Generación detrás generación, los secretos de las técnicas del trabajo del hierro han ido pasando de padres a hijos, hasta llegar al siglo XXI con el prestigio de la experiencia centenaria y las credenciales de las obras hechas. Obras que son muy visibles cuando uno se pasea por las calles del centro de Mataró: el cartel de la tienda modernista de La confianza, las verjas del edificio Clavé y la reja y el cancel del Museo Municipal de Mataró han surgido del fornal de la Cerrajería March.

El primer taller, abierto por Antoni March, inició su actividad en 1903 a la avenida del Maresme y, poco después, en la calle Barcelona. March aprendió el oficio de la forja a los talleres Ballarín de Barcelona, un taller de los más importantes y representativos de la época y muy vinculados al arquitecto Puig y Cadafalch. También conoció a Jordi Bonet, el último discípulo de Antoni Gaudí, y de quien le llegarían encargos como los de la casa modernista Can Garí de Argentona o la finca de los Almendro de Cabrera de Mar.

El hijo de Antoni March, Joaquim, fue el continuador del oficio familiar, que aprendió con sólo 13 años. De sus manos salió la clave que decora la fachada del actual taller. Con Joaquim March, el negocio amplió fronteras y se abrió al mercado internacional, recibiendo encargos de de Francia, Alemania y los Estados Unidos. Fue también durante esta época en que la Cerrajería March hizo el salto a la actividad más industrial, para volver a la vertiente más artesanal y creativa con la siguiente generación.

Creatividad e innovación
Rafel Codina March, actual responsable del negocio, heredó los conocimientos y el taller de las manos de su tío Joaquim March. Con sólo 15 años ya empezó a trabajar la forja, actividad que combinó con los estudios de dibujo artístico con el reconocido artista mataroní Jordi Arenas. Con una personalidad creativa e innovadora, Rafel Codina ha sabido dotar al negocio de la forja de un carácter diferenciado y artístico. Así, desde este centenario taller mataroní salen hoy piezas trabajadas según técnicas tradicionales, pero también nuevas formas y creaciones: "La técnica de la forja ha ido mejorando con nuevos sistemas y métodos de trabajo, pero la base continúa siendo la misma, que es la de calentar el hierro hasta 1300 grados para poderlo trabajar". ¿Qué es, entonces, el que hace diferente el trabajo de la Cerrajería March? Responde el mismo Rafel Codina: "no nos hemos quedado estancados en el que se hacía a la época de los abuelos, hemos ido evolucionando gracias a las innovaciones en el dibujo y el diseño", explica.

El hijo de en Rafel, el escultor Pol Codina, representa la cuarta generación de forjadores al frente de la Cerrajería March. De su padre ha heredado las inquietudes artísticas que plasma en sus piezas escultóricas de autor, pero que también se pueden ver en los proyectos que los Codina desarrollan desde su taller, ya sea en solitario o en colaboración con arquitectas y decoradores, y que van desde obras de grande tamany para ventanas, barrios o escaleras, hasta piezas de tipo escultórico o de tipo orfebre.

Hoy, la apuesta para combinar tradición y modernidad es la clave del éxito y la permanencia de la Cerrajería March en un sector que, como otros muchos, se ha visto afectado por un descenso del consumo motivado por la crisis económica. Como miembros de la Asociación de Forjadores de Cataluña, la Cerrajería March reclama más atención por este oficio artesano. Codina explica que nunca han trabajado en proyectos públicos y que la base del negocio se ha mantenido gracias a los encargos "de particulares que quieren trabajos exclusivos". En este sentido, reivindica el trabajo artístico y artesana última de cada pieza, y lo hace mostrando con orgullo los numerosos esbozos y dibujos hechos por él mismo y que conviven con muestras de las obras forjadas en este taller mataroní. "El que hagamos nosotros son joyas, son piezas de museo", concluye.
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