Un combustible verde a base de aguas residuales

El consorcio catalán Comunidad RIS3CAT Energia produce un nuevo combustible con los mismos usos que el gas natural

La depuradora Ríe seco de Sabadell, donde se desarrolla el proyecto para crear un combustible verde en base de aguas residuales | Cedida La depuradora Ríe seco de Sabadell, donde se desarrolla el proyecto para crear un combustible verde en base de aguas residuales | Cedida

La Comunitat RIS3CAT Energia ha creado un nuevo combustible sostenible hecho a base de aguas residuales. Es un gas sintético que sirve para los mismos usos que el gas natural: para calefacción, para propulsar vehículos o para producir electricidad.

El proyecto tiene un presupuesto de tres millones de euros y está impulsado por ACCIÓ, la agencia para la competitividad de la empresa de la Generalitat. Está previsto que se acabe de ejecutar a finales de este año.

El nuevo gas sintético se está desarrollando en una planta piloto situada en la depuradora Riu-sec de Sabadell. Allí, se ha instalado un sistema que trata los barros de la depuradora para convertirlos en biogás, que después se limpia y se enriquece para llegar a tener un gas compuesto prácticamente sólo por metano. Para completar el proceso, es necesario el uso de tecnologías como generadores de hidrógeno.

Proyecto sostenible

La iniciativa es completamente sostenible y se basa en la economía circular, puesto que el gas sintético se crea a partir del barro de las aguas residuales de una depuradora. De este modo, se contribuye a frenar el cambio climático.

El proyecto se denomina COSIN, está liderado por Naturgy y cuenta con la participación de empresas y entidades como Cetaqua, AMES, FAE, Labaqua, la UPC y la IREC. Está cofinanciado por el Programa Operativo FEDER de Catalunya 2014-2020.

Una de las principales ventajas de este nuevo combustible es que se puede almacenar de manera masiva, para aprovechar los excedentes de energía en cualquier otro momento.

Una Comunidad RIS3CAT es un consorcio sectorial formado por empresas, centros tecnológicos, universidades y otros agentes del sistema de I+D con el objetivo de desarrollar durante 3 años proyectos tecnológicos transformadores con alto impacto para la economía catalana. Las primeras comunidades se pusieron en marcha en 2015 y actualmente hay 11. El presupuesto total para impulsarlas es de 43 millones de euros.

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