
04
de Marzo
de
2016
Act.
04
de Marzo
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2016
Si Alemania es la locomotora de Europa, su forma de trabajartendrá algo a ver. "Los alemanes no van al trabajo a hacer amigos", ilustra con la dosis justa de exageración metafórica Martí Adroher, director de la oficina de Acción en Berlín. "Lo dan todo al trabajo, pero durante las horas que tocan. No hay jornadas maratonianes, sino que aprovechan al máximo la jornada laboral para poder disfrutar más allá del trabajo", asegura con la experiencia del trato diario.
Lo constata Genís Ventura, que llegó a Alemania como estudiante y ya hace ocho años quetrabaja, habiendo pasado por varias empresas. "Al trabajo vas a trabajar. Quizás con algún compañero tienes una relación más personal, pero la mayoría de gente no explica muchas cosas de su vida", relata a VÍA Emprendida.
Al trabajo, de usted
Esta clara división entre trabajo y vida personal también se traduce en un trato mucho más formal, donde delgada dirigirse de usted. "El trato de usted se extrapola en todas partes. A pesar de ser joven, todo el mundo te trata así", asegura Ventura. Martí Adroher insiste que esta formalidad "puede chocar por alguien que venga de Cataluña, al ver que a las empresas la gente se trata de usted, incluso entre gente joven".
Ventura ejemplifica que incluso a la hora de comer se habla de cosas muy impersonales. "En una empresa donde colaboraba había otra chica de Barcelona. Ella y yo éramos los que explicábamos más cosas de nuestra vida. El resto o hablaban de trabajo o de temas muy neutrales", recuerda. Y añade que "incluso en los correos electrónicos no escribes 'Hola', se es mucho más formal". Aún así, especialmente en Berlín y en el ecosistema de start-ups, "hay la tendencia de romper tanta formalidad", precisa.
Horario europeo
El responsable de Acción en Berlín destaca que "a la gente le gusta esta distinción entre trabajo y vida personal. Por lo tanto, intentan que las jornadas de trabajo duren el que tienen que durar y no se eternicen". Explica que mucha gente empieza la jornada a las 9, pero acortan la pausa de la comida para poder marchar a las cuatro y media o las cinco de la tarde. "El que es poco corriendo es encontrarte gente en las oficinas a las siete y media del anochecer, cosa que en Barcelona sí que pasa", aclara.
A pesar de que las generalizaciones siempre comportan excepciones, Adroher insiste que "la tendencia es que a las ocho del anochecer todo el mundo esté en casa después de cenar. Cada vez hay más flexibilidad, pero la jornada laboral es más compacta y no se para dos horas para comer".
Genís Venturacoincide. "La jornada laboral acostumbra a empezar antes de que en Cataluña, hacia las 8 de la mañana; y también se acaba antes, hacia las 16 o 17h". Destaca que se come a las 12 o 12:30h. "En términos operativos, para poder hablar con la gente, lo tienes que hacer antes de las 12 o a partir de las 13 horas y hasta las 16h. Más tarde es difícil poder reunirte con nadie".
Esto implica que después del trabajohaya tiempo para hacer otras cosas, ya sea formación complementaria, asociacionismo, voluntariado o deporte. "Los viernes muchas empresas cierran a mediodía, y es el día donde se acostumbran a hacer las reuniones. A partir de las 14h ya no queda mucha gente a la empresa", constata.
Ligado a los horarios, Martí Adroher recuerda que la puntualidad es entente como un valor en Alemania, y al trabajo se tiene en cuenta. "Si te comprometes a enviar una oferta en una fecha concreta, lo tienes que hacer. Si no, es muy probable que el cliente te desestime como proveedor porque piense que no eres serio", advierte.
Aún así, reconoce que las organizaciones también están cambiante y se están adaptando. "Si no trabajas de cara en el público la flexibilidad y el hombre office cada vez son más presentes porque los trabajadores tengan más autonomía sobre cómo desarrollan el trabajo", asegura.
El respeto por el liderazgo
A pesar de que la tendencia global de hacer empresas más participativas evidentemente también es presente en Alemania, Ventura explica que siguen existiendo unos roles muy definidos. "La cabeza da las instrucciones y la gente lo hace. La figura de la cabeza o el director de departamento es muy importante porque marca las directrices a seguir y es el punto de referencia", asegura. Incluso recuerda el caso de una empresa donde trabajaba donde "la ninguno tenía el despacho en otra planta, no la veías casi nunca. De vez en cuando bajaba y daba las órdenes y revisaba el que se había sido haciendo. Además, cuando aparecía todo el mundo callaba, aunque estuvieran hablando de algo de trabajo".
Adroher matiza que, por supuesto, todo depende mucho del sector y la empresa; pero entrevé que "los personalismos en organizaciones verticales y jerarquizadas están quedando caducados. Muchas empresas ya tienen éxito funcionando de otro modo". En la tendencia hacia medidas de calidad interna también se busca la participación, pero evidencia que "en los trabajadores alemanes los continúa gustando tener instrucciones claras sobre como proceder".
El que pasa, reflexiona, es que "ahora muchas estructuras productivas ya no están pensadas para dar órdenes que se puedan ejecutar automáticamente. Esto en algunas empresas se resolverá con liderazgos más fuertes y personales, y en otros, con procesos más reforzados".
La obsesión por la calidad
"Hay un velatorio importante por la calidad, pero el escándalo de Volkswagen ha manifestado que no es una condición sine qua non", indica Adroher. Aún así, destaca que "la solidez de los procesos se considera fundamental para garantizar la calidad de un producto o servicio". De este modo, la auditoría interna de procesos acontece importante; y de retruque la certificación resultante. "Se alejan mucho la improvisación a la que estamos más acostumbrados los catalanes", afirma con convencimiento.
Este perfeccionismo también se refleja en la formación. Genís Ventura pone en valor el nivel de la formación profesional alemana, que en la gran mayoría de los casos se hace dentro de las empresas. "En muchos oficios puedes empezar desde la base, yendo unos días a clase y trabajando durante una temporada", explica. Esto hace que, especialmente en empresas grandes, "siemprehaya mucha gente joven que trabaja junto a gente experimentada. Se facilita mucho más la promoción dentro de la empresa", evidencia.
El capitalismo renà
En definitiva, Martí Adroher destaca que "en Alemania hay una cultura empresarial propia compartida con países del entorno como Austria o Suiza, y con similitudes con la Europa escandinava". Explica que esta se basa en aspectos de tipo legal, como el Aufsichtsrat, el órgano de control de las sociedades de capital. "Es un órgano similar a un consejo de administración pero con algunas facultades diferentes. En algunos casos incluso se prevé la presencia de los sindicatos en este organismo", explica haciendo referencia al modelo conocido como "el capitalismo renà".
Por el director de la oficina de Acción en Berlín, si queda alguna diferencia dentro del país es entre la antigua Alemana oriental y el occidental. "La relación con el mundo laboral todavía es más formal y distando en las zonas de la antigua República Democrática Alemania", asegura. Por Adroher, "Berlín es fuerza diferente culturalmente al resto de Alemania por la condición de gran ciudad, de polo de atracción de creatividad o bohemia, pero en el mundo del trabajo no hay gran diferencia", indica. Al fin y al cabo, concluye, "hay un estándar muy alemán del que se espera del servicio y la calidad".
Lo constata Genís Ventura, que llegó a Alemania como estudiante y ya hace ocho años quetrabaja, habiendo pasado por varias empresas. "Al trabajo vas a trabajar. Quizás con algún compañero tienes una relación más personal, pero la mayoría de gente no explica muchas cosas de su vida", relata a VÍA Emprendida.
Al trabajo, de usted
Esta clara división entre trabajo y vida personal también se traduce en un trato mucho más formal, donde delgada dirigirse de usted. "El trato de usted se extrapola en todas partes. A pesar de ser joven, todo el mundo te trata así", asegura Ventura. Martí Adroher insiste que esta formalidad "puede chocar por alguien que venga de Cataluña, al ver que a las empresas la gente se trata de usted, incluso entre gente joven".
Ventura ejemplifica que incluso a la hora de comer se habla de cosas muy impersonales. "En una empresa donde colaboraba había otra chica de Barcelona. Ella y yo éramos los que explicábamos más cosas de nuestra vida. El resto o hablaban de trabajo o de temas muy neutrales", recuerda. Y añade que "incluso en los correos electrónicos no escribes 'Hola', se es mucho más formal". Aún así, especialmente en Berlín y en el ecosistema de start-ups, "hay la tendencia de romper tanta formalidad", precisa.
Horario europeo
El responsable de Acción en Berlín destaca que "a la gente le gusta esta distinción entre trabajo y vida personal. Por lo tanto, intentan que las jornadas de trabajo duren el que tienen que durar y no se eternicen". Explica que mucha gente empieza la jornada a las 9, pero acortan la pausa de la comida para poder marchar a las cuatro y media o las cinco de la tarde. "El que es poco corriendo es encontrarte gente en las oficinas a las siete y media del anochecer, cosa que en Barcelona sí que pasa", aclara.
A pesar de que las generalizaciones siempre comportan excepciones, Adroher insiste que "la tendencia es que a las ocho del anochecer todo el mundo esté en casa después de cenar. Cada vez hay más flexibilidad, pero la jornada laboral es más compacta y no se para dos horas para comer".
Genís Venturacoincide. "La jornada laboral acostumbra a empezar antes de que en Cataluña, hacia las 8 de la mañana; y también se acaba antes, hacia las 16 o 17h". Destaca que se come a las 12 o 12:30h. "En términos operativos, para poder hablar con la gente, lo tienes que hacer antes de las 12 o a partir de las 13 horas y hasta las 16h. Más tarde es difícil poder reunirte con nadie".
Esto implica que después del trabajohaya tiempo para hacer otras cosas, ya sea formación complementaria, asociacionismo, voluntariado o deporte. "Los viernes muchas empresas cierran a mediodía, y es el día donde se acostumbran a hacer las reuniones. A partir de las 14h ya no queda mucha gente a la empresa", constata.
Ligado a los horarios, Martí Adroher recuerda que la puntualidad es entente como un valor en Alemania, y al trabajo se tiene en cuenta. "Si te comprometes a enviar una oferta en una fecha concreta, lo tienes que hacer. Si no, es muy probable que el cliente te desestime como proveedor porque piense que no eres serio", advierte.
Aún así, reconoce que las organizaciones también están cambiante y se están adaptando. "Si no trabajas de cara en el público la flexibilidad y el hombre office cada vez son más presentes porque los trabajadores tengan más autonomía sobre cómo desarrollan el trabajo", asegura.
El respeto por el liderazgo
A pesar de que la tendencia global de hacer empresas más participativas evidentemente también es presente en Alemania, Ventura explica que siguen existiendo unos roles muy definidos. "La cabeza da las instrucciones y la gente lo hace. La figura de la cabeza o el director de departamento es muy importante porque marca las directrices a seguir y es el punto de referencia", asegura. Incluso recuerda el caso de una empresa donde trabajaba donde "la ninguno tenía el despacho en otra planta, no la veías casi nunca. De vez en cuando bajaba y daba las órdenes y revisaba el que se había sido haciendo. Además, cuando aparecía todo el mundo callaba, aunque estuvieran hablando de algo de trabajo".
Adroher matiza que, por supuesto, todo depende mucho del sector y la empresa; pero entrevé que "los personalismos en organizaciones verticales y jerarquizadas están quedando caducados. Muchas empresas ya tienen éxito funcionando de otro modo". En la tendencia hacia medidas de calidad interna también se busca la participación, pero evidencia que "en los trabajadores alemanes los continúa gustando tener instrucciones claras sobre como proceder".
El que pasa, reflexiona, es que "ahora muchas estructuras productivas ya no están pensadas para dar órdenes que se puedan ejecutar automáticamente. Esto en algunas empresas se resolverá con liderazgos más fuertes y personales, y en otros, con procesos más reforzados".
La obsesión por la calidad
"Hay un velatorio importante por la calidad, pero el escándalo de Volkswagen ha manifestado que no es una condición sine qua non", indica Adroher. Aún así, destaca que "la solidez de los procesos se considera fundamental para garantizar la calidad de un producto o servicio". De este modo, la auditoría interna de procesos acontece importante; y de retruque la certificación resultante. "Se alejan mucho la improvisación a la que estamos más acostumbrados los catalanes", afirma con convencimiento.
Este perfeccionismo también se refleja en la formación. Genís Ventura pone en valor el nivel de la formación profesional alemana, que en la gran mayoría de los casos se hace dentro de las empresas. "En muchos oficios puedes empezar desde la base, yendo unos días a clase y trabajando durante una temporada", explica. Esto hace que, especialmente en empresas grandes, "siemprehaya mucha gente joven que trabaja junto a gente experimentada. Se facilita mucho más la promoción dentro de la empresa", evidencia.
El capitalismo renà
En definitiva, Martí Adroher destaca que "en Alemania hay una cultura empresarial propia compartida con países del entorno como Austria o Suiza, y con similitudes con la Europa escandinava". Explica que esta se basa en aspectos de tipo legal, como el Aufsichtsrat, el órgano de control de las sociedades de capital. "Es un órgano similar a un consejo de administración pero con algunas facultades diferentes. En algunos casos incluso se prevé la presencia de los sindicatos en este organismo", explica haciendo referencia al modelo conocido como "el capitalismo renà".
Por el director de la oficina de Acción en Berlín, si queda alguna diferencia dentro del país es entre la antigua Alemana oriental y el occidental. "La relación con el mundo laboral todavía es más formal y distando en las zonas de la antigua República Democrática Alemania", asegura. Por Adroher, "Berlín es fuerza diferente culturalmente al resto de Alemania por la condición de gran ciudad, de polo de atracción de creatividad o bohemia, pero en el mundo del trabajo no hay gran diferencia", indica. Al fin y al cabo, concluye, "hay un estándar muy alemán del que se espera del servicio y la calidad".