Conciliar trabajo y familia: la escuela dentro de la empresa

Incentivar la motivación, reducir el absentismo o retener el personal son razones que explican este esfuerzo de conciliación

Cada vez más, las empresas impulsan medidas para facilitar la conciliación laboral y familiar . Flexibilidad horaria o teletrabajo acostumbran a ser las más comunes, pero hay grandes empresas que han optado para prestar el servicio de escuela cuna dentro de sus instalaciones para incentivar la motivación, reducir el absentismo y retener su personal.

El mayo del 2004, pronto hará diez años, Mercabarna, donde se concentran los mercados mayoristas de Barcelona y donde operan más de setecientas empresas de alimentación y logística, puso en marcha la escuela cuna dentro del propio recinto. La ubicación alejada de los centros urbanos –a pesar de toque El Prat y Barcelona - y los horarios hacían difícil encontrar una solución para turnos que empiezan, a menudo, a las cinco de la mañana. Así nació Simphonie Mercabarna, un centro privado, gestionado por la empresa Simphonie, especializada en el funcionamiento de escuelas cuna en áreas empresariales. El octubre del mismo año, siguiendo la estrella y las necesidades de este primer centro, se inauguraba ZAL Simphonie, en el área logística del Puerto de Barcelona.

El disparo más diferencial de estas escuelas es su capacidad de adaptación horaria. Este año, ambos centros abren de 7 a 18:30 horas, pero en otros cursos, en correspondencia con la demanda, las puertas han abierto desde las 5 de la mañana hasta las 9 horas del anochecer. La flexibilidad para adaptarse a las condiciones laborales de los padres no es la única diferencia con las escuelas tradicionales de los centros Simphonie. Situadas en entornos eminentemente empresariales, la escuela presta servicio todo el año, exceptuando los días festivos por calendario, pero no cierran durante las vacaciones, de forma que las jornadas laborales siempre quedan cubiertas.

La escuela, en el Polígono
El polígono industrial de Bufalvent, en Manresa, es la principal zona industrial del Bages y agrupa a unas 300 empresas, la mayoría de ellas, pymes. La Asociación de Empresarios, a través de la Junta Directiva, lideró durante años la reivindicación de una escuela cuna pública que acabó siendo realidad con la creación del CISES, un consorcio medio público medio privado, financiado a partes iguales entre la Asociación y el Ayuntamiento, para hacer posible la construcción que se estrenó en 2012.

Por Montserrat Ambrós, la gerente de la entidad, las razones para construir Bressolvent venían tan de los "trabajadores como de las empresas". Un porcentaje alto de población ocupada en edad de tener hijos evidenciaba "conflictos para conciliar que derivaban en insatisfacción, frustración, culpabilidad o estrés" sobre todo entre las mujeres. La medida buscaba combatir las desigualdades de oportunidades, la dificultad de mantener el puesto de trabajo o promocionar, la discriminación en algunos procesos de selección y la precariedad laboral, vinculada a la temporalidad de los contratos. Ambrós añade que, en el caso de las pymes, "no dar soluciones a la conciliación" generaba "más bajas, más reducciones de jornada" y a la larga "pérdida de personal cualificado". La escuela cuna ha permitido una mejor gestión del capital humano.

Una experiencia que no es nueva
Una de las primeras empresas al aportar una escuela cuna fue la CIPA , la cooperativa textil de Linyola (Pla d'Urgell). La aparición de diferentes telares, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la inexistencia de un servicio público hizo que durante años la única escuela cuna del municipio fuera la de la CIPA. El cierre de la empresa hizo que el Ayuntamiento se hiciera cargo y desde el 2007 pasara a ser de titularidad municipal.

Beneficios para empresas y trabajadores
Las escuelas Simphonie son privadas y no reciben ninguna subvención pública. El Asocome (la Asociación de Concesionarios de Mercabarna) aporta una cantidad mensual a la escuela que se deduce entre los alumnos los padres de los cuales trabajan en alguna de sus empresas asociadas. CILSA, la empresa que gestiona la zona de actividades logísticas del Puerto, financia también con una aportación mensual las cuotas de los hijos de sus trabajadores. Las empresas pueden obtener deducciones fiscales por estas participaciones y fomentan un uso social del ámbito laboral.

Este binomio de facilitar conciliación acercando los niños a las zonas de trabajo parece que genera beneficios para los trabajadores imponderables: satisfacción, tranquilidad y motivación. Mientras el uso del tiempo no avance hacia otras cuotas, parece que optar por estas políticas tiene, hasta el momento, réditos comprobados.
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