Cuando el compañero de trabajo es un robot

La robótica colaborativa consiste a sumar capacidades con los humanos; mantener los puestos de trabajo existentes e incrementar la producción un 150%

Mucho ha llovido desde el primer robot eléctrico que se programó en 1974 en el Estado español. Ya hace años que se han introducido en nuestras fábricas e incluso, a nuestras vidas. Pero no tenemos que tener miedo; venden en son de paz. Sobre todo los colaborativos. Sí, los robots colaborativos, aquellos que colaboran con los humanos en la realización de una tarea concreta, sumando capacidades, como es el caso de YUMI, el robot que utilizan a la compañía ABB Robótica de Sant Quirze del Vallès. Es el que se conoce como Industria 4.0.

Creado para ayudar los humanos, YUMI interactúa con el trabajador y la ayuda a hacer una función, sea al inicio o al final del proceso productivo, y tanto de forma directa como indirecta. Así, se evita el artrosi a la muñeca y al codo, dos de los males más comunes en las personas que trabajan en cadenas de montaje y que hacen, sobre todo, movimientos repetitivos. Los humanos no estamos preparados para hacer el mismo movimiento ocho horas al día; los robots sí. Así, cuando necesitamos ayuda, tenemos a YUMI (nombre originario de las palabras inglesas You y Me , tú y yo). De este modo, se consigue alargar la vida profesional del trabajador.

Un robot fácil y seguro
Pero qué es exactamente un robot colaborativo? Este ha sido uno de los debates de Rubindústria , una jornada que este jueves ha reunido en Rubí a profesionales del sector para hablar sobrel a integración de las tecnologías de la información en los procesos industriales. "Un robot colaborativo es un robot socialmente sostenible, fácil, seguro, flexible y eficiente; un complemento al resto de robots"; ha explicado Jordi Ribatallada poniendo del acto y Responsable de Negocio de Nuevas Aplicaciones de ABB Robótica, una empresa que ya ha instalado más de 250.000 robots en todo el mundo.

Según Ribatallada, una de las características del robot colaborativo es que "no necesita una normativa de seguridad como la que precisan los robots 'normales'". Hay normas de seguridad, está claro, pero no una jaula o un perímetro establecido. Con un robot colaborativo, se hace una evaluación de los riesgos y se mira que sea seguro. El resultado dependerá de los productos que manipule. Si manipula cajas, las normas de seguridad serán unas; si trabaja con cuchillos, serán otras.

Su uso es, en este sentido, seguro, hasta el punto que una persona sólo tiene que saber leer y manipular unos brazos mecánicos para poderlo programar. Otra característica de los robots colaborativos es que son low coste. Según el directivo de ABB Robótica, "si crear un robot normal en costa 100, uno de colaborativo en costa 60".


La jornada Rubindústria se ha celebrado a el Foro de la Masía de Can Serra. Bàrbara Padilla

Un complemento al trabajo
"Los robots colaborativos son robots de fácil programación. Podemos descargarnos una app gratuita a nuestra tablet y programar el robot con nuestra propia mano. No hay que ser un experto en robótica. El robot ya no es aquel animal que estaba cerrado a una jaula", asegura. Además, "como es un robot que simula media persona y no da miedo, todo el mundo lo quiere tocar", añade. Precisamente, el hecho que sea un robot humanizado, con ninguno y brazos, hace que los trabajadores le tengan más confianza y lo vean como un compañero más y no como una amenaza que viene a sacarlos el trabajo. "Hace 30 años, había conflicto con los robots. Ahora no. Es una cosa natural y se hace entender al trabajador que persona y robot son el mismo", afirma Ribatallada.

Los robots colaborativos son, en este sentido, un complemento al trabajo. "Mantienen los puestos de trabajo existentes, y no sólo esto: incrementan la producción un 150 y un 200%", asegura el experto. Una persona hace el 100% durante su jornada laboral. Cuando el proceso se automatiza con la incorporación de un robot colaborativo, el robot realiza las tareas más repetitivas o las que pueden dar error en un humano. Así, el trabajador puede asumir otras funciones. "Nos encontramos, de este modo, con dos componentes facturadors que suman y que, por lo tanto, acaban incrementando la producción", concluye Ribatallada.


YUMI es el robot que utilizan a la compañía ABB Robótica de Sant Quirze del Vallès. Cedida
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