
20
de Enero
de
2016
Act.
21
de Enero
de
2016
Una máquina de coser Singer que baja del cielo, el jabón Palmolive que hace posible ser más bella o un colchón de migas para descansar y dormir como los cowboys americanos. Durante medio siglo, los productos de los Estados Unidos fueron, en Cataluña y el Estado español, sinónimo de calidad, tecnología y modernidad: eran las cosas que se tenían que tener. Ahora, una exposición de carteles publicitarios rememora la historia de unas relaciones comerciales que han hecho que marcas como Coca-cola, Ford, Gillette, Firestone o Maizena entren a formar parte de nuestro imaginario colectivo. La muestra, organizada por el Consulado de los Estados Unidos en Barcelona, recoge una cincuentena de carteles de la colección particular de Carlos Velasco y se puede visitar en el Centro Cívico Urgell de Barcelona hasta el 8 de febrero.
"El consulado de Barcelona se fundó hace 218 años con el objetivo de promover el comercioentre la joven democracia norteamericana y la próspera región industrial de Cataluña", explica el cónsul general de los EE.UU. en Barcelona, MarcosMandojana, que destaca también la manera como el comercio y la influencia de productos y marcas en la vida cotidiana de los ciudadanos han marcado indudablemente las relaciones entre los Estados Unidos y España a lo largo de muchos años.

El cónsul general de los EE.UU. en Barcelona, Marcos Mandojana y el comisario de la exposición, Carlos Velasco.
22.000 euros de facturación al año
"Esta exposición nos trae recuerdos de las relaciones comerciales que tenemos con España, y que hoy representan una facturación de más de 22.000 millones por año", continúa el cónsul. Mandojana confía en que esta cifra aumente próximamente gracias al nuevo Tratado de comercio que los Estados Unidos están negociando con la Unión Europea y que, entre otras medidas, tiene que permitir reducir todavía más los aranceles entre los Estados Unidos y Europa, estandarizar reglamentos, fijar criterios para resolver posibles disputas abajo coste y mejorar en aspectos laborales y medioambientales. "El que queremos es disponer de un marco porque pequeños y grandes empresarios no tengan tantas barreras para hacer negocio y se puedan agilizar los intercambios", resume.
Actualmente, España es el noveno país en volumen de inversiones en los Estados Unidos, con 12.000 millones de dólares anuales, mientras que los EE.UU. son el tercer inversor al Estado con una aportación de 10.000 millones de dólares por año. "Hoy Cataluña y España se puede permitir tener unos sectores competitivos en ingeniería, en consultoría, en transportes y en términos financieros y hacemos inversiones muy potentes en los EE.UU.. Hace cincuenta años no teníamos nada", señala el comisario de la exposición, el coleccionista y profesor de economía, Carlos Velasco.
Así se refleja en el conjunto de carteles que se pueden ver a la exposición, y que van desde los años 10 hasta la década de los sesenta del siglo pasado, incluyendo los años de la Guerra Civil. La mayoría de anuncios son de productos americanos que se venían al Estado español: Coca-cola, Vicks Vaporup, neumàtics Firestone, maquinaria de la Ford o de General Electric, las máquinas de coser Singer, las hojas de afeitar Gillette o, incluso, las películas de Hollywood.
En sentido contrario, España poca cosa tenía para exportar, más allá de la producción agrícola. Las pasas malagueñas, la uva almeriense o las naranjas de Valencia eran los productos autóctonos estelares.
Hoy, las vuelves han cambiado: "Hemos conseguido mantener unas relaciones económicas mucho más equilibradas", señala Velasco. La industria farmacéutica, la tecnológica e incluso la armamentística tienen un peso específico dentro de estas relaciones comerciales con los Estados Unidos.

"El consulado de Barcelona se fundó hace 218 años con el objetivo de promover el comercioentre la joven democracia norteamericana y la próspera región industrial de Cataluña", explica el cónsul general de los EE.UU. en Barcelona, MarcosMandojana, que destaca también la manera como el comercio y la influencia de productos y marcas en la vida cotidiana de los ciudadanos han marcado indudablemente las relaciones entre los Estados Unidos y España a lo largo de muchos años.

El cónsul general de los EE.UU. en Barcelona, Marcos Mandojana y el comisario de la exposición, Carlos Velasco.
22.000 euros de facturación al año
"Esta exposición nos trae recuerdos de las relaciones comerciales que tenemos con España, y que hoy representan una facturación de más de 22.000 millones por año", continúa el cónsul. Mandojana confía en que esta cifra aumente próximamente gracias al nuevo Tratado de comercio que los Estados Unidos están negociando con la Unión Europea y que, entre otras medidas, tiene que permitir reducir todavía más los aranceles entre los Estados Unidos y Europa, estandarizar reglamentos, fijar criterios para resolver posibles disputas abajo coste y mejorar en aspectos laborales y medioambientales. "El que queremos es disponer de un marco porque pequeños y grandes empresarios no tengan tantas barreras para hacer negocio y se puedan agilizar los intercambios", resume.
Actualmente, España es el noveno país en volumen de inversiones en los Estados Unidos, con 12.000 millones de dólares anuales, mientras que los EE.UU. son el tercer inversor al Estado con una aportación de 10.000 millones de dólares por año. "Hoy Cataluña y España se puede permitir tener unos sectores competitivos en ingeniería, en consultoría, en transportes y en términos financieros y hacemos inversiones muy potentes en los EE.UU.. Hace cincuenta años no teníamos nada", señala el comisario de la exposición, el coleccionista y profesor de economía, Carlos Velasco.
Así se refleja en el conjunto de carteles que se pueden ver a la exposición, y que van desde los años 10 hasta la década de los sesenta del siglo pasado, incluyendo los años de la Guerra Civil. La mayoría de anuncios son de productos americanos que se venían al Estado español: Coca-cola, Vicks Vaporup, neumàtics Firestone, maquinaria de la Ford o de General Electric, las máquinas de coser Singer, las hojas de afeitar Gillette o, incluso, las películas de Hollywood.
En sentido contrario, España poca cosa tenía para exportar, más allá de la producción agrícola. Las pasas malagueñas, la uva almeriense o las naranjas de Valencia eran los productos autóctonos estelares.
Hoy, las vuelves han cambiado: "Hemos conseguido mantener unas relaciones económicas mucho más equilibradas", señala Velasco. La industria farmacéutica, la tecnológica e incluso la armamentística tienen un peso específico dentro de estas relaciones comerciales con los Estados Unidos.
