Desde Bruselas: diamantes, el negocio que brilla en la ciudad de Amberes

El 84% de estos minerales en bruto pasan por la capital de Flandes, pero están en el punto de mira desde la guerra en Ucrania

El Grote Markt y la Fuente de Brabo en Anvers | iStock El Grote Markt y la Fuente de Brabo en Anvers | iStock

La ciudad de Amberes es la capital de Flandes, la región del norte de Bélgica, con el más alto nivel adquisitivo del país. Conocida por ser punto de atracción para ir de compras y lugar donde se instalan las grandes tiendas internacionales, es la ciudad con uno de los puertos más importantes de Europa. Es moderna y atractiva, pero que cabalga armoniosamente con su pasado histórico, con una arquitectura que deja boquiabierto a todo el mundo, por ejemplo, con su estación de tren, una de las más espectaculares del mundo, construida entre finales del siglo XIX y principios del XX. Pero Amberes también es desde hace cinco siglos uno de los principales centros de diamantes del mundo.

A tocar de su célebre estación de tren, se encuentra el barrio con el mayor número de tiendas y lugares especializados en diamantes. En tan solo un kilómetro cuadrado, operan 1.600 comerciantes de estas piedras preciosas. El 84% de todos los diamantes en bruto y el 50% de los cortados en el mundo pasan por la ciudad. La gran mayoría son comprados y negociados en bruto en una subasta, después son cortados en el extranjero (sobre todo en la India) y vuelven a Amberes para ser vendidos. Según los últimos datos, en 2021 se negociaron 193.200.000 de quilates de diamantes en bruto y cortados, con un valor de 37.200.000.000 de dólares.

Seu de l'administració portuària d'Anvers, dissenyada per la famosa arquitecta iraní Zaha Hadid | iStock
Sede de la administración portuaria de Amberes, diseñada por la famosa arquitecta iraní Zaha Hadid | iStock

Amberes empezó ya a despuntar en el siglo XVI como una de las ciudades donde transitaba casi la mitad del comercio mundial. Desde 1447, es el principal núcleo comercial de diamantes, y después de 1492, con la expulsión de los judíos de la península Ibérica, muchos recalaron en la ciudad —donde ya se había instalado una importante comunidad de esta religión— y se dedicaron al comercio de diamantes, azúcar y especies.

Actualmente, la gran mayoría de judíos del país que viven en esta ciudad son haredim o ultraortodoxos y muchos trabajan en el negocio de los diamantes. Es una de las mayores comunidades fuera de Israel, con 20.000 personas, a pesar de que el 65% de la población antes de la II Guerra Mundial fue asesinada. Todavía ahora, dentro del sector del diamante, muchas tradiciones judías continúan vigentes. Por ejemplo, cuando se vende una de estas piedras preciosas, el comprador y el vendedor se estrechan la mano y pronuncian las palabras "mazal um u oevraha", que se podría traducir como "suerte y bendición".

Justamente por ser uno de los principales lugares para comerciar las piedras, una de las especialidades de los expertos de Amberes es pulir los diamantes, donde el cortador divide y corta la piedra en trozos más pequeños. Un diamante en bruto grande puede tardar en cortarse desde semanas a meses, los más pequeños se pueden hacer en cuestión de dos horas.

Comunidad judía ultraortodoxa en Amberes | iStock
Comunidad judía ultraortodoxa en Amberes | iStock

La gran mayoría de piedras provienen del continente africano, pero también de Rusia. Después del gas y del petróleo, es el tercer producto que más exporta, con unos beneficios por la venta de piedras de 4.000 millones de euros. Una cuarta parte de estos minerales en bruto que se importan en Amberes provienen del país.

Hasta ahora, aun con la invasión de Ucrania y las peticiones de varios países —también del gobierno de Volodímir Zelenski—, Moscú se ha liberado de las sanciones a sus diamantes, los Estados Unidos sí que han aplicado un veto, pero que según los expertos después de ser cortados y pulidos recalan sin problemas dentro del mercado europeo, y después vendidos al otro lado del Atlántico, por lo cual se considera que las sanciones no funcionan.

Por el gobierno belga, las sanciones europeas no serían útiles porque el impacto sería "cero" para Rusia, en cambio, se está estudiando juntamente entre la UE en cooperación con los países del G7 que se siga una trazabilidad de las piedras —del mismo modo que se hace con los diamantes de sangre, aquellos minerales que provienen de países en guerra y financian milicias— para conocer su origen.

Con todo, el gobierno flamenco liderado por el partido nacionalista flamenco (N-VA) y que su líder es el alcalde de Amberes, Bart de Wever, siempre se ha negado y no considera que se tenga que aplicar ninguna sanción a un sector que afectaría considerablemente a la economía de Bélgica (el 5% del total de las exportaciones del país provienen del comercio de piedras preciosas). Además, según fuentes comunitarias, las exportaciones hacia la UE de diamantes provenientes de Rusia han caído un 75% en el 2022. Aun así, el pasado enero aumentaron un 36% respecto al año anterior.

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