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El impacto de la ley Wert al negocio editorial

Los editores calculan que la inversión para adaptar todos los libros de texto a la nueva legislación ha superado los 200.000 euros

    Libros amontonados en una de las aulas de los colegios que ya han empezado sus clases
    Libros amontonados en una de las aulas de los colegios que ya han empezado sus clases
    Judith Vives
    24 de Septiembre de 2014
    Act. 24 de Septiembre de 2014
    La renovación de los libros de texto acostumbra a ser uno de los mal de cabezas económicas de las familias con hijos en edad escolar. Pero este curso que acaba de empezar, el problema es todavía más grande por las editoriales especializadas en libro educativo: la confusa aplicación de la Lomqe, la nueva ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa impulsada por el ejecutivo central, ha abocado las editoriales a un caos sin precedentes.

    La reforma se aplica este año a los cursos impares de Primaria 1r, 3r y 5è así como a la Formación Profesional Básica. La ley prevé cambios en el currículum y nuevos planteamientos de las materias, estableciendo unos estándares y criterios de evaluación, que obligan a actualizar los contenidos de los libros.

    En algunos casos, como el de la asignatura de Conocimiento del Medio Natural y Social, obliga a hacer libros nuevos puesto que a partir de ahora se impartirá como dos materias separadas. Las comunidades con competencias en educación tienen que acabar de definir los criterios para adaptar los currículums actuales a la nueva ley.

    En el caso de Cataluña , donde la conocida como Ley Wert ha topado con la oposición frontal del gobierno de la Generalitat, todavía no se han determinado estos criterios de adaptación de los currículums. Esta situación, explican los editores, ha provocado un gran caos entre las editoriales que trabajan con libro de texto, que hasta el último minuto no han sabido si tenían que adaptar o no sus materiales a la nueva ley.

    Cambios a última hora
    "Algunos centros han optado para esperar un año y reutilizar los libros del curso pasado, otros han preferido los libros nuevos", afirma Alfons Morales, gerente del Editorial Eslabón, explicando que las editoriales se han visto obligadas "a adaptarnos cómo hemos podido a las necesidades de cada centro".

    Otro de los problemas son los libros agotados: las editoriales dudan entre reeditarlos sin cambios o esperar a adaptarlos a la nueva ley. "Pero las reediciones de según qué libros no se podrán hacer, y cuando se acaben los stocks, se habrán acabado", advierte Joan Salvatella, editor de Salvatella. "Hacen falta unas directrices más claras", resume Morales, en un clamor que comparten el conjunto de editores catalanes.

    Esta situación ha provocado un gran desconcierto entre los editores y problemas a la hora de servir los libros a las librerías y las escuelas. "Está siendo un auténtico trasbals", dice el gerente de Eslabón, apuntando que la situación se agravará el próximo año cuando la aplicación de la Ley Wert llegue a secundaria. "Nos están volviendo locos. Nunca había pasado que la aplicación de una ley nos trajera a una situación tan caótica", protesta José Moyano, presidente del Asociación Nacional de Editoras de Libros y Material de Enseñanza (Anele).

    Según Moyano, el sector editorial calcula que la inversión  realizada para poder adaptar todos los libros de texto a la nueva legislación en todo el Estado supera los 200.000 euros. A esta cifra habría que sumar los gastos de impresión y distribución.

    Reutilización de libros
    Coincidiendo con la entrada en vigor de la ley, el pasado mes de enero, la Consejería de Enseñanza de la Generalitat ya avanzó que no consideraba necesaria la renovación de los libros de texto por este nuevo curso. Se pretendía, según un comunicado de la Consejería, de evitar que las familias tuvieran que hacer frente a gastos innecesarias. Se calcula que el coste de los libros de texto puede llegar a ser de más de 300 euros.

    Ante esta realidad, muchas escuelas han optado por la reutilización de libros, una práctica que ha ido en aumento los últimos años, espoleada por la crisis económica. La confusa aplicación de la Lomqe ha hecho que muchas escuelas apuesten por la socialización de libros, una práctica que agrava la situación de las editoriales.

    "Tanto las querencias como las ventas han bajado mucho", dice Salvatella. Se calcula que la reutilización ha hecho disminuir entre un 15 y un 20% los ingresos de las editoriales de libros de texto y materiales educativos.