Su empresa... ¿es como el verano de Calcuta?

Los expertos Natàlia Cugueró y Josep Maria Rosanas explican los inconvenientes de las empresas demasiado centradas en indicadores

Las empresas demasiado basadas en los indicadores sonidón cómo el verano a Calcuta | iStock Las empresas demasiado basadas en los indicadores sonidón cómo el verano a Calcuta | iStock

Se puede considerar que los años 60 y 70 fueron de progreso para la dirección de empresas y su contenido humanístico. Desgraciadamente, esta tendencia se truncó a partir de los 80. Simplificando mucho, podemos decir que, con la llegada del reaganismo y el thatcherismo -que se querían hacer pasar como una defensa de la libertad frente al estado opresor-, se reimplantó de manera todavía más sólida el egoísmo y el economicismo, basados ahora en la maximización del valor para los accionistas.

De hecho, esta corriente no ha desaparecido, y a veces encontrar algo que va en sentido contrario te lleva a pensar que es posible que el péndulo vuelva atrás y se pueda invertir la tendencia, por inútil.

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Por casualidad, encontramos un vídeo que desconocíamos de Sumantra Ghoshal, que había sido profesor del Insead de Fontainebleau y de la London Business School y que desgraciadamente murió de manera prematura (a los 56 años) ya hace una quincena.

Ghoshal era de Calcuta y su ciudad le gustaba. Iba cada año de vacaciones, en julio. Tenía que combinar sus vacaciones con las de sus hijos, y sólo podía ir en pleno verano. Él decía que Calcuta es una "nice city" donde se está muy bien en otoño, en invierno y en primavera, pero que, en pleno verano, con unos 40ºC de temperatura y 99% de humedad, no se estaba tan bien. Confesaba que cuando iba allí, se sentía cansado sólo al llegar, cuando podía sentir "the smell of Calcutta"; y que, en consecuencia, se pasaba la mayor parte del tiempo en casa, encerrado y sin fuerza ni energía para emprender ningún proyecto ni tampoco ganas de pensar en nada nuevo. En cambio, él mismo decía que la primavera de Fontainebleau, con un paseo por la "forêt de Fontainebleau" le despertaba toda la energía del mundo, se le ocurrían ideas y le venían ganas de llevarlas a la práctica.

Muchas empresas son como el verano de Calcuta: sólo con entrar te quedas sin energía, sin ánimos, sin ideas

Según él, muchas empresas son como el verano de Calcuta. Sólo con entrar tienes la impresión de estar allí: sin energía, sin ánimos, sin ideas, puesto que el clima humano que hay es mucho peor que el clima atmosférico del verano en su amada ciudad natal.

Tenemos el temor de que en estos 15 años que han pasado desde que él nos dejó, las cosas no han mejorado demasiado. ¡Podríamos decir que al contrario! Hemos escogido un camino hacia tecnificar el management, aceptando recetas de cocina de supuestos expertos, mientras se han ido deshumanizando las empresas y las organizaciones.

La deshumanización no es un fenómeno nuevo. Siempre ha habido empresas deshumanizadas, algunas, en el siglo XIX, de una manera escandalosa. Pero ya antes de la segunda guerra mundial, se pasó por un periodo en el que el humanismo en la dirección de empresas fue ganando mucho terreno. Por ejemplo, desde el lado académico aparecieron estudios influyentes sobre las respuestas humanas a determinadas situaciones. Uno de los más conocidos fueron los Hawthorne experimentos, en una fábrica de la Western Electric en el área de Chicago de los años 30.

La relación entre las horas trabajadas y la producción conseguida no es mecánica y permanente, puesto que que depende de la organización y del clima humano que hay

Las conclusiones de aquellos experimentos extraídas en positivo no son ampliamente compartidas, al contrario, depende del gusto de cada uno. No obstante, en negativo hay conclusiones que no se pueden rehuir, como por ejemplo que la relación entre las horas trabajadas y la producción conseguida no es mecánica y permanente, puesto que depende de la organización y del clima humano de esta organización. Resulta tragicómico que hoy todavía se siga diciendo (por parte de algunos economistas, principalmente) que si se trabaja menos horas se produce menos: a finales del XIX ya se vio que pasar de las 48 horas a las 40 no sólo llevaba en muchos casos a aumentar la productividad, sino que también aumentaba la producción. Y gracias a los experimentos de Hawthorne quedó claro que esto era frecuente que pasara. Pero repetimos: resulta tragicómico que hayamos olvidado esta cuestión.

Evitar los estándares

Volvamos a la amada Calcuta. ¿Queremos crear un ambiente como el verano de Calcuta en nuestra organización? Pues nos dedicamos a funcionar de acuerdo con ideas mecánicas: ponemos estándares en todas partes y exigimos su cumplimiento sin excusas. En la película de Ken Loach Sorry we missed you! veréis que hay un ambiente de estos de verano en Calcuta, creado por las estadísticas a las que todo el mundo, capataz, repartidores y visitadora, están sujetos. Son sistemas modernos; lo dicen todos los consultores y las escuelas de negocios. Y no es sólo que lo que se muestra en la película sea inmoral, que lo es; sino que también es ineficaz. En un entorno así, nadie tendrá ninguna iniciativa, ni imaginación, ni ayudará al compañero, ni habrá tarea de equipo, ni pasará nada de lo que vale la pena que pase en este mundo.

¿Queremos destrozarlo todo? La herramienta ideal es poner muchos KPI's. No es la única herramienta de destrozo -hay muchas más-, pero esta es una de las más eficaces y extendidas. Además, se ha puesto de moda en los últimos años, por desgracia, y es uno de los factores más importante en la creación de un ambiente similar al verano de Calcuta, e incluso podemos llegar a pasar de largo, ¡hasta los 45ºC en la sombra! Y aunque ironizamos, es verdad que es muy triste que nos hayamos olvidado de la vieja sabiduría práctica: pocos indicadores (digamos indicadores y no KPI's, por favor, es importante) y una interpretación flexible y con cordura de los valores que salen de medirlos. Indicadores es más adecuado que KPI's, porque la palabra ya sugiere que es muy poco exacto y que hace falta mucha cordura y experiencia para poder interpretarlos.

Y ahora un último consejo. ¿Queremos llegar a los 50 o 55º y a la deshidratación total del personal? Pues se tienen que poner incentivos fuertes basados en los KPI's. Es una fórmula infalible. Pero de este tema hablaremos otro día. Como también hablaremos de otros métodos de deshidratación similares a producir el verano de Calcuta, ¡no pensáramos que poner KPI's a chorros son el único!

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