El papel futuro de las empresas

Joan Majó analiza la necesidad de reflexionar urgentemente sobre las circunstancias actuales que obligan a hacer cambios serios en los modelos empresariales

Trabajadores con mascareta a la oficina Trabajadores con mascareta a la oficina

Todos aquellos que consideramos muy importante el papel de las empresas en la sociedad, y sé que tanto los redactores como los lectores de esta publicación formamos parte de este grupo, necesitamos hacer urgentemente una reflexión sobre las circunstancias actuales que obligan a hacer cambios serios de este papel en los próximos años. La evolución de la humanidad, desde ya hace muchos siglos, ha sido producida por diferentes motores.

Los más importantes, según mi parecer, han sido cinco. Por un lado, los cambios en las necesidades de las personas y la aparición de nuevos retos colectivos; y por el otro, el incremento de los conocimientos humanos, la disponibilidad de nuevas herramientas proporcionadas por la tecnología y la mayor capacidad de agruparse y de colaborar para resolver conjuntamente los problemas. Los dos primeros han pedido, y los tres últimos han hecho posible, que se crearan nuevos modelos de organización de la vida colectiva. Entre ellos podemos destacar los Estados en el campo político y las empresas en el campo económico. No se pueden entender sin estas dos figuras organizativas los últimos tres siglos.

Tenemos que ser conscientes que ahora nos encontramos en unos momentos de crisis, entendidas como cambio, por la aparición de tres retos que ponen en cuestión a nuestro sistema de convivencia: la crisis ecológica, la crisis sanitaria y la crisis producida por la desigualdad económica y social, entre personas y entre países. Cada una de ellas pone en cuestión el futuro y, por razones de sostenibilidad, tenemos que hacer frente simultáneamente a las tres, entre otros motivos porque están mucho más relacionadas con aquello que pueda parecer.

"Tenemos que empezar aceptando que de aquí a pocos años la estructura de la organización política será otra y que el papel de los Estados cambiará mucho"

Suertudamente estamos también aumentando mucho nuestros conocimientos y tenemos a nuestra disposición muchas nuevas tecnologías que nos ayudarán. Pero para hacerlo, tenemos que empezar aceptando que de aquí a pocos años la estructura de la organización política será otra y que el papel de los Estados cambiará mucho, como ya vemos que está pasando con la globalización. Y, aunque quizás no sea tan evidente, también tiene que cambiar bastante el papel, la razón de ser y la forma de organización de las empresas. Dejadme avanzar unas pocas ideas muy simples y muy generales al respeto.

¿Creación de producto o generación de valor?

Muchos consideran que la finalidad de una empresa es la creación de un producto (material o intelectual), o la prestación de un servicio. Y muchos piensan que es la generación de un valor material que se reparten los que intervienen en ella, en forma de salario o de beneficio. Esto es real, es aceptado en general, y ha sido útil para el crecimiento de la economía. Pero quiero poner de manifiesto algunas tendencias que creo que tendrán que impulsar cambios, para hacer frente a los retos que he indicado y que pueden modificar aspectos de la política y de la economía.

1. Producto y/o servicio. En la época industrial nos hemos acostumbrado a resolver nuestras necesidades a través de la posesión de productos materiales (coches para viajar, lavadoras para limpiar, libros para leer, aparatos para escuchar música...). Aunque ya lo hacemos, cada vez más tendremos que cambiar más la "posesión" de un producto por la posibilidad de "acceder" a un servicio; y cada vez habrán menos fabricantes de máquinas y más empresas distribuidoras de servicios. Esto reducirá mucho el consumo de productos minerales y de energía para fabricarlos, y también cambiará las relaciones capital-trabajo puesto que no es la misma en una "fábrica" que en una "oficina" o una "prestamista de servicios".

"Ganar dinero tiene que dejar de ser la única finalidad de una empresa"

2. Interés personal y colectivo. Una gran cantidad de empresas trabajan para satisfacer necesidades personales, pero cada vez tenemos que ser más conscientes de los retos que son colectivos (equidad social, sostenibilidad ecológica, seguridad sanitaria...). No basta con intentar, como por ejemplo, evitar su agravación estableciendo un salario mínimo, o un impuesto sobre emisiones de CO2, o un tratamiento de residuos. Hace falta que se amplíe mucho el concepto de Responsabilidad Social Corporativa de forma que pase a ser un finalidad empresarial paralela a las actuales, que deje de ser una estrategia de mejora de imagen y que se incorpore a la razón de ser. No tenemos que permitir que una empresa que esté haciendo un gran servicio a la colectividad, desaparezca porque no tenga una cuenta de resultados positivo. ¡Ganar dinero tiene que dejar de ser la única finalidad de una empresa!

3. El origen de los ingresos. Poco a poco, no todos los ingresos personales tendrán que salir del trabajo retribuido, ni este ocupará tanta proporción del tiempo de las personas. Esto supondrá la necesidad de ir pensando otros tipos de rentas, como la que ahora ha nacido con el ingreso mínimo vital, o alternativamente, aumentando el acceso a servicios públicos gratuitos. Se tiene que consolidar y mantener lo que se ha hecho el siglo XX.

4. Capital privado o público. La libertad de actuación de las empresas tiene que ser grande, pero tiene que estar siempre sujeto a la regulación y esta no tendría que permitir situaciones como la que se ha vivido recientemente en el mundo de la energía. Creo que incluso se tendría que aceptar que tiene que haber un tipos de empresas que, por la naturaleza de la actividad, tienen que ser siempre de capital público, y en algunos cassos de capital mixto, aprovechando a la vez las ventajas de la gestión profesional cualificada, teniendo cuidado de los objetivos sociales colectivos.

"Hace falta que las empresas sigan siendo un elemento fundamental de nuestras sociedades pero sin caer en los errores de algunos regímenes dictatoriales"

En resumen, hace falta que las empresas sigan siendo un elemento fundamental de nuestras sociedades pero sin caer en los errores de algunos regímenes dictatoriales, habrá que repensarlas para hacer frente mejor a las nuevas exigencias sociales. ¡Tendremos que hablar mucho!

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