Ernest Sánchez se considera un emprendedor. No porque se dedique a crear empresas sino porque las financia, tanto a título personal como a través de su nuevo proyecto. Se trata de Nekko Capital, un fondo de capital riesgo que se tuvo que reinventar cuando Reino Unido decidió emprender el camino del Brexit. Durante el First Tuesday, un acontecimiento dirigido por el inversor Carlos Blanco, Sánchez pregunta: "¿A quién se le ocurre la idea loca de montar un fondo de capital riesgo si no es un emprendedor?". Con experiencia en varios países, compara las principales ciudades del Estado español en las que emprender y constata que el ecosistema de Barcelona es más amable que el de Madrid para las startups.
El primer paso para su fondo no fue invertir, sino desinvertir: "Nadie habla de uno de los principales trabajos en el venture capital, encontrar el momento y la manera de desinvertir es muy importante". Nekko había heredado dos fondos y, el proceso inicial de deshacerse de ellos duró un año y medio, explica: "Costó mucho, pero vendimos toda la cartera y con buenos resultados". En paralelo, desarrolló el proyecto inicial: crear un doble vehículo, con una pata en Reino Unido y la otra en el Estado español. El Brexit lo frustró: "¡El invento se fue al traste!".
El objetivo con el que nació Nekko era atraer a empresas inglesas al resto de países de la Unión Europea. "El mercado doméstico británico es muy potente; las startups llegan a valoraciones muy altas sin salir y, cuando lo hacen, se interesan por Estados Unidos y Australia", explica Sánchez. ¿Cómo cambió la estrategia? El fondo de inversión tendrá un único vehículo y la idea será la misma: habrá personas en Londres, Madrid y Barcelona, pero Reino Unido tendrá menos pes que el que se planteaban en un principio.
El proyecto inicial de Nekko Capital incluía crear un doble vehículo de inversión, con una pata en Reino Unido y la otra aquí, pero el Brexit lo frustró
El ecosistema catalán
Uno de los objetivos de Nekko Capital es disminuir el equity gap. "Pasar de la serie A [la búsqueda de los primeros inversores externos] a la serie B [cuando la compañía ya es rentable y busca aumentar el margen de beneficios] es muy complicado" en el Estado español, indica el inversor. La serie B es una fase compleja en la que las empresas emergentes tienen que demostrar unas métricas y se tienen que internacionalizar. Pero la situación empieza a cambiar, asegura: "Ahora hay fondos de fuera que empiezan a interesarse por las firmas de aquí, mientras que hace tres o cuatro años sólo había inversiones internacionales en fases muy avanzadas".
Los ecosistemas de emprendimiento comprenden una sola ciudad, es muy diferente el de Barcelona que el de Madrid o el de València. Entre estos, Sánchez considera que "Barcelona trae ventaja en Madrid como ecosistema emprendedor, a pesar de que la segunda se está poniendo las pilas en fintech". Preguntado por Blanco sobre las posibles afectaciones en las inversiones de la situación política en Catalunya, el socio de Nekko Capital asegura que no ha habido: "Las rondas de financiación se siguen cerrando".
La experiencia internacional de Sánchez le permite comparar diferentes países. Cuando fundó su primer negocio tenía 26 años. Fue la empresa de telecomunicaciones S2A Group "durante el boom de las telecos". La próxima aventura fue un operador virtual, en aquella época una rara avis. Esta fue la última vez que emprendió desde cero. Fue después que se pasó al mundo del private equity: "De repente me llevaron a Brasil a cerrar la fusión de dos aerolíneas". Lo siguió una etapa "semiemprendedora", en la que dirigió una empresa que no había creado él.
"El lado oscuro"
La siguiente etapa en el currículum de Ernest Sánchez fue en Entrée Capital, un fondo de inversión con sede en Londres. "Cuando te pasas a inversor todo el mundo te dice que entras en el lado oscuro", bromea, "pero yo no vi un cambio tan drástico: me pasaba el día hablando con emprendedores". A título personal ya había invertido en proyectos como business angel. Entrée Capital suponía entrar en la estructura rígida de un fondo. Las ventajas que ve de aquella etapa son la paciencia y la autonomía: "No tienes a 100 inversores que te piden tasa de retorno y puedes hacer cualquier tipo de inversión".
"Lo más importante de una empresa es el talento; si tiene un buen equipo, vale la pena invertir"
La pregunta del millón llega del público: "¿En qué te fijas para invertir en una empresa?". Sánchez asegura de que no hay una fórmula mágica ni datos objetivos que te garanticen que la compañía será un éxito o que desaparecerá en menos de un año. "Lo más importante de una empresa es el talento; si tiene un buen equipo, vale la pena invertir". Además de esto, Sánchez se fija en "si tiene sentido el modelo de negocio y cómo se llevará a cabo la ejecución".
La primera empresa en la que invirtió desde esta posición en el Estado español fue Glovo. Pero con la inversión que más contento está es la de Platanomelón, un marketplace de artículos eróticos que vive un momento muy dulce con el boom de los satisfyers. "¿Cuál es tu antiportfolio?", pide Blanco. "Tuve la oportunidad de entrar en Wallapop y no lo hice; para mí, no era ni el momento ni las circunstancias adecuadas", responde Sánchez. El fundador de la plataforma de venta de productos de segunda mano, Gerard Olivé, está entre el público del First Tuesday.