Unión Europea: el fin del déficit presupuestario y la transición energética

Alemania no quería abrir la puerta a la posibilidad de que el concepto de gasto perdiera sentido y se diluyera

El primer punto de discusión fue fijar un plazo para volver a la senda del Pacto de Estabilidad y Crecimiento | UE El primer punto de discusión fue fijar un plazo para volver a la senda del Pacto de Estabilidad y Crecimiento | UE

A raíz de la aparición de la pandemia, el Consejo de la Unión Europea (los jefes de estado y de gobierno de los estados miembros) decidió dejar en suspenso el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) que se aprobó en 1999. Es decir, los dos grandes pilares que rigen la política fiscal de la Unión: el déficit presupuestario -que fijaba un máximo del 3% del PIB- y el límite de endeudamiento -que estaba limitado al 60% del PIB-. Todo esto se decidió porque la idea era sobrevivir económicamente a los efectos de la pandemia. Justo es decir que la gestión de la crisis por parte de la UE ha sido brillante y todos los gobernantes han estado a la altura. Tanto en cuanto a la gestión médica como la gestión económica.

Ya hace tiempo, pero, que se determinó que esta relajación en los criterios fiscales se tenía que acabar (abril de 2023). Y si bien los anteriores criterios tenían detractores -sobre todo los países que acostumbran a estirar más el brazo que la manga- la realidad es que todos aceptan que debe haber unos criterios que posibiliten la homogeneización del espacio económico común. Especialmente para los países de la eurozona. Parece que en el pasado diciembre se llegó a un acuerdo de cuáles tienen que ser las reglas que se implantarán. Bien, el hecho es que Francia y  Alemania llegaron a un acuerdo la noche del 8 de diciembre. Y esto es bueno. ¿Ahora bien, que ha habido detrás las discusiones y estos acuerdos?

Ya hace tiempo, pero, que se determinó que la relajación en los criterios fiscales se tenía que acabar

El primer punto de discusión fue fijar un plazo para volver al camino del PEC. Los rigurosos querían que se llegara en cuatro años. Los más laxos, en siete. Durante este tiempo, los países tendrán que reducir el déficit presupuestario para llegar al objetivo: 3% del PIB. ¿Pero, que se puede considerar que provoca el déficit? ¿Es decir, qué conceptos que provocan déficit dejamos fuera y no tendremos en cuenta? Este ha sido motivo de una fuerte discusión. Francia quería que el pago de intereses de la deuda quede fuera. Alemania no quería abrir la puerta a que el concepto de gasto perdiera sentido y se diluyera -es decir, aquello que define el diccionario-. El rigor es el rigor. En resumen, parece que se ha acordado que el pago de intereses quede fuera del concepto "generador de déficit" hasta el 2027. A partir de entonces todo se considerará gasto y, por lo tanto, potencial generador de déficit.

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Pero en la interpretación de qué gastos generan déficit, se ha incluido un debate muy interesante. ¿Qué puede hacer que el periodo de ajustes sea de cuatro o de siete años? ¿Por qué un periodo de siete años -tan largo- si la mayoría de los países podrían reducir el déficit y la deuda, seguramente, en menos tiempo, a razón de un 0,5% anual? Y es que en el debate se ha colado un elemento importantísimo: la transición hacia la economía verde. El llamado European Green Deal. No se quiere que las limitaciones del déficit y de la deuda conlleven una reducción en las inversiones necesarias para la transición energética -que se estiman en un 1% anual, como mínimo-.

Hubo un acuerdo el 8 de diciembre entre Francia y Alemania. Y un principio de acuerdo de los 27 el día 19 de diciembre. Ahora la Comisión está trabajando para llegar a un texto pragmático que funcione. Hay quien dice que una solución sería que durante los próximos siete años se tolerara una reducción lenta del déficit solo alterado por las inversiones necesarias en energía verde. Y que, para que ningún estado miembro hiciera trampa -ergo, España- que fuera la Comisión la que autorizara las inversiones en energía verde que provocan déficit.

Hay quien dice que una solución sería que durante los próximos siete años se tolerara una reducción lenta del déficit

El consenso general parece ser, pero, que el final del recorrido sea de aquí a siete años, y el déficit sea del 3% obligatoriamente. Y que ya contenga todo tipo de gasto, incluidos los necesarios para la transición energética. Y es que, con las ayudas Next Generation (que acaban de aquí a tres años) ya se tendría que haber conseguido el efecto demarré para que la empresa privada invirtiera en energía verde por la simple razón que ofrece buenos beneficios económicos. Llegados a esta situación –"¡Invierte, que da dinero!"- la humanidad estará salvada. Al menos desde el punto de vista medioambiental.

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