
El gasto público total relacionado con el envejecimiento -sumando pensiones, sanidad y cuidados- pasaría en España del 20,3% del producto interior bruto (PIB) en 2022 al 25,5% del PIB en 2050, lo que representa un aumento de 5,2 puntos, "claramente mayor" que en la Unión Europea (+1,5 puntos).
Se trata de una de las conclusiones del Dosier de Demografía de CaixaBank Research, que analiza el envejecimiento de la población y su impacto en las pensiones y que se ha divulgado este lunes en un comunicado.
Dos factores ayudan a entender por qué el gasto en pensiones ejercerá mayor presión sobre las cuentas públicas en España que en la Unión Europea a medio plazo, siendo el primero la "mayor generosidad del sistema público de pensiones".
El gasto público total relacionado con el envejecimiento pasaría en España del 20,3% del producto interior bruto (PIB) en 2022 al 25,5% del PIB en 2050
El segundo factor es el hecho de que el baby boom comenzó casi una década más tarde en España que en el centro de Europa, lo que hará que el pico del gasto en pensiones en porcentaje del PIB se retrase hasta 2045-2050. Asimismo, el principal determinante que explicaría el aumento del gasto público en pensiones en España es la demografía.
La proporción de población mayor de 65 años entre la población de 25 a 64 años, conocida como la ratio de dependencia, se sitúa actualmente en el 36% en España, lo que significa que por cada persona mayor de 65 años hay 2,6 personas en edad de trabajar.
Esta ratio de dependencia aumentará de manera marcada hasta llegar al 61% en 2050, lo que equivale a que por cada jubilado solo habrá 1,6 personas en edad de trabajar.
Entre los elementos que podrían ayudar a mitigar los efectos de la actual transición demográfica sobre el crecimiento económico, uno de los principales ámbitos de actuación son las políticas dirigidas a incrementar la oferta de trabajo.
Así, el informe señala que un crecimiento de la productividad dinámico, una mayor retención de los trabajadores mayores en el mercado laboral y la atracción de inmigrantes con alta formación podrían llegar a compensar este efecto completamente o, cuando menos, mitigarlos considerablemente.