Greenpeace ha acusado el Banco Central Europeo de inyectar más de 7.600 millones de euros en la industria de los combustibles fósiles durante la pandemia. La ONG asegura que en su compra de deuda corporativa por la covid-19 el BCE ha destinado unos 4.400 millones de euros a "destacadas empresas contaminantes" como Engi o EON y unos 3.200 millones de euros a compañías del petróleo y el gas como Repsol, Shell, Total y Eni.
Por eso, Greenpeace ha reclamado a la institución monetaria europea con sede en Frankfurt que excluya de futuras compras activos vinculados a los combustibles fósiles y emisiones contaminantes. "La crisis climática se agrava y no podemos permitir que se destinen más dinero público a combustibles fósiles", defiende Adam Pawloff, miembro de la organización.