El despertar de un gigante: los hoteles de Barcelona (II)

El Hotel Alma, el Claris, el Gallery, el Omm, el Condes de Barcelona, el Majestic o El Palace forman parte de la lista de Roger Vinton

La fachada de El Palace, en una imagen de archivo | Cedida La fachada de El Palace, en una imagen de archivo | Cedida

Seguimos con nuestro recorrido emprendido por las calles de Barcelona en busca de los empresarios hoteleros más relevantes de la ciudad. Fuera del Passeig de Gràcia, pero en la misma zona donde lo dejamos en el artículo anterior, está el Hotel Alma, que pertenece a la compañía homónima, fundada en Barcelona en 2005. Cuenta con este establecimiento de la calle Mallorca (junto a Passeig de Gràcia) y con otro en Pamplona. Es propiedad de Joaquín Ausejo, un empresario que ahora hace un año fue protagonista de múltiples crónicas periodísticas por haberse confinado en su propio hotel para dar servicio a un único cliente que tiene la habitación como domicilio fijo. El establecimiento abrió en 2011, en un espacio que antes ocupaba la multinacional Solvay. Y a pocos metros, uno de los hoteles del hombre que presidió el Gremi durante cerca de 20 años, el Claris de Jordi Clos, también conocido por ser el impulsor del Museu Egipci de Barcelona. Su cadena hotelera se llama Derby Hotels, que incluye también el Bagués, el Arai, el Suites Avenue, el Granados 83, el Balmes Residence, el Gran Derby, el Balmes, el Derby y el Astoria. Este último tiene el atractivo especial de ofrecer una exposición permanente del gran dibujante Ricard Opisso.

Volviendo sobre nuestros pasos, en la calle Rosselló, cerca del Passeig de Gràcia, encontramos dos hoteles más donde merece la pena pararse: el Gallery, subiendo a la izquierda, y el Omm, subiendo a mano derecha. El primero pertenece a un grupo malagueño que preside Armando Rojas, mientras que el segundo fue una apuesta de la empresaria de la restauración Rosa Esteva (grupo Tragaluz) y que en la actualidad gestiona un grupo neerlandés.

Si volvemos a bajar por el paseo, pero por la acera contraria, a la altura de la calle Mallorca hay el Condes de Barcelona, que ocupa la Casa Daurella, construida en el siglo XIX y que es propiedad de la familia Cadarso. Son los herederos del imperio relojero (Radiant, Seiko, Pulsar, etc.) que creó Antonio Cadarso en 1948 bajo la denominación Geresa, General de Relojería. Según parece, hace algunos años que intentan desprenderse del negocio hotelero.

En las inmediaciones del Passeig de Gràcia y zona de influencia de la Gran Via hay dos hoteles que comparten pasado al haber sido sede de compañías de seguros, el Almanac y el Negresco Princess

Del Passeig de Gràcia no podemos pasar por alto uno de los establecimientos más emblemáticos y con más solera, como es el Majestic, fundado en 1918 como Majestic Hotel Inglaterra, una denominación que fue modificada después de la Guerra Civil. Pertenece a la familia Soldevila, herederos de su propietario anterior, Martí Casals, un empresario textil que lo adquirió en 1929. El restaurante del hotel, el Drolma, estuvo capitaneado durante década y media por el gran chef Fermí Puig, que hoy regenta un establecimiento con su propio nombre en la calle Balmes.

De aseguradoras a hoteles

También en las inmediaciones del Passeig de Gràcia, columna vertebral de este relato, pero en la zona de influencia de la Gran Via, hay dos hoteles que en cierto modo comparten pasado: son el Almanac y el Negresco Princess, que tienen en común haber sido la sede de compañías de seguros muy emblemáticas de la ciudad; el primero, en el chaflán de Gran Via con Pau Claris, fue el edificio corporativo de Agrupació Mútua, mientras que el segundo, en la esquina de Roger de Llúria con Casp, fue las oficinas de Cahispa. El Almanac pertenece al grupo austríaco WSF, que está dirigido por Herbert Haselbacher, una antigua estrella del baloncesto austríaco. Por su parte, el Negresco pertenece a la cadena catalana Princess, originaria de la Costa Daurada y fundada por Josep Cabrera a finales de los años 60. Uno de los socios primigenios de Cabrera fue Jordi Espelt, de quienes hablaremos más adelante. Y en cuanto a las aseguradoras que ocupaban estos dos edificios, ¿cómo ha sido su vida posterior? Pues no muy brillante, porque Cahispa quebró después de una gestión muy deficiente por parte de sus propietarios, la familia Guilló Muñoz, mientras que Agrupació Mútua entró en una crisis muy profunda después de un mandato no mucho más brillante de su primer ejecutivo, José Luis Torra Ruiz del Sotillo, y la única solución fue su absorción por parte del gigante francés Crédit Mutuel, en aquella ocasión consorciado con el RACC.

Muy cerca del Negresco está El Palace, que no es otro que el histórico Ritz (1919) con una denominación diferente nacida para salvar determinados líos legales de la familia Gaspart. Hoy en día pertenece al empresario argelino Ali Haddad, que ha hecho fortuna en el mundo de la construcción. En el histórico Ritz, en la década de los 80, vivía el músico Xavier Cugat que seguramente durante unos días de mayo de 1989 coincidió por las dependencias del hotel con Marco van Bastan, Ruud Gullit y compañía, que estaban alojados allí en vigilias de disputar la final de la Copa de Europa de aquel año en el Camp Nou.

El Palace no es otro que el histórico Ritz con una denominación diferente nacida para salvar determinados líos legales de la familia Gaspart

Enganchado al mismo El Palace, y con la fachada de cara a la Gran Via, hay un hotel donde tanto el edificio como el propietario tienen una larga historia. Hablamos del Cotton House, un establecimiento espectacular ubicado en la antigua casa del algodón, es decir, la sede de la Fundació Tèxtil Cotonera, un sector clave de la economía catalana durante más de un siglo. Pero, como decíamos, el propietario también tiene su interés, porque se trata de José María Trénor Lowenstein, que comparte titularidad con Artemi Nolla (propietario de una cadena de restauración que incluye marcas como Mussol, Citrus o Tapa Tapa) y John Erceg. A los lectores de La gran teranyina (Periscopi, 2017) les resultará familiar el apellido Trénor, porque allí hablamos abundantemente sobre él. En nuestros días, José María Trénor Löwenstein-Wertheim-Rosenberg es el duodécimo marqués de Cerdanyola, porque heredó el título de su padre, José María Trénor y Suárez de Lezo. Su madre también es aristócrata, la princesa Elisabeth-Alexandra de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg y todos juntos son los propietarios del Castell de Sant Marçal, en la localidad vallesana. El origen de la familia hay que buscarlo en Irlanda, pero en 1820 se instaló en València, donde ha dejado mucha huella. Otra rama, la Gómez-Trénor, ha sido vinculada tradicionalmente al negocio de las concesiones de Coca-Cola.

Antes de abandonar la Gran Via, saltamos al tramo que hay entre el Passeig de Gràcia y Rambla de Catalunya. Allí, junto al bar de tapas Ciudad Condal, encontramos a uno de los hoteles clásicos de la ciudad, el Avenida Palace. El establecimiento fue fundado en 1952 por la familia Gimferrer y los Gaspart, de Husa. Los Gimferrer habían hecho fortuna desde 1914 con una empresa de sacos de yute ubicada en Banyoles y tenían otras muchas propiedades en Barcelona, como por ejemplo el bar Universal, que estos días está de actualidad por su derribo.

Un tercer artículo de esta serie continuará el recorrido por las calles más emblemáticas de Barcelona, haciendo un repaso de los establecimientos más conocidos y sus propietarios y gestores.

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El despertar de un gigante: los hoteles de Barcelona (I)
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