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La industria 4.0 para competir en el mundo: "Nos ha abierto las puertas internacionales"

La poca implantación de las tecnologías de la industria 4.0 en las empresas catalanas es un reto a afrontar

Un trabajador programa los robots en una fábrica automatizada | iStock
Un trabajador programa los robots en una fábrica automatizada | iStock
Bernat Bella
Periodista
24 de Octubre de 2022

La industria 4.0 ya no es una opción para las empresas e industrias. Es una apuesta obligada para sobrevivir y competir en un mundo cada vez más tecnológico y digital. "Es un camino largo, pero la industria 4.0 es una apuesta que hay que hacer", sentenció Roger Uceda, director de Valorización y Transferencia del centro tecnológico CIM-UPC.

 

Fue uno de los protagonistas de un nuevo encuentro del Ciclo de Jornadas Innovación 4.0 para retos de la industria de la Fundació per la Indústria, que se centró en soluciones innovadoras para la mejora del control y la optimización de los procesos industriales.

Josep Roca: "El control y la optimización de procesos es intrínseco a nuestra actividad diaria y aporta valor"

"Los que estamos en la industria sabemos que el control y la optimización de procesos es intrínseco a nuestra actividad diaria y aporta valor a toda la cadena de la empresa ", destacó Josep Roca, de la entidad empresarial.

 

Aún así hay mucho trabajo por hacer. Sandra Pérez, de ACCIÓ, señaló que solo un 25% de las empresas catalanas ha implantado tecnologías avanzadas: "La Comisión Europea recomienda llegar al 75% el 2030 si queremos que nuestra industria continúe siendo competitiva. Todavía estamos lejos de estos objetivos". Por eso, han impulsado el Digital Innovation Hub, con el fin de acercar la transformación digital a unas 3.000 empresas.

Una multitud de tecnologías

Uceda recordó que la industria 4.0 comprende muchas tecnologías diferentes, algunas de las cuales hace años que están inventadas. Internet de las cosas, impresión en 3D, robots colaborativos o big data son solo algunos ejemplos. Un abanico que puede paralizar y distraer muchas pequeñas y medianas empresas.

"No quieran hacer todas las tecnologías de golpe. Se tienen que conocer y establecer un plan a medio plazo", aconsejó Uceda, que reconoció que es un "camino largo" pero imprescindible.

Y es que la industria 4.0 supone un salto adelante en el control, que permite un mantenimiento predictivo y preventivo que mejora la calidad de los procesos y el producto final. Hasta llegar al objetivo final de disponer de un modelo digital de una fábrica, con todos los procesos y cadenas, que pueda predecir errores, paradas, etc.

Las reuniones del lunes

Todo ello genera un gran volumen de datos, que analizados y a través de algoritmos, permiten la toma de decisiones. "El sistema, con una base algorítmica, puede analizar datos y tomar decisiones sin esperar a las reuniones de los lunes por la mañana", destacaba Uceda.

En este sentido, Jordi Portella, fundador y CEO de Bestplant, que ayuda a transformarse a las empresas, advierte que "detectar un problema tarde" genera muchos inconvenientes. Con la industria 4.0, el proceso está mucho más controlado y el seguimiento es en tiempo real.

Sandra Lozano: "El salto de nuestra empresa, siendo muy pequeña y familiar, nos ha abierto el mundo"

Deima es una empresa dedicada a la ingeniería que ha hecho una apuesta fuerte por los robots colaborativos. "Somos una empresa familiar que competía en primera línea, siendo muy pequeños. Generaba prototipos de una tecnología muy importante, pero costaba continuar compitiendo al nivel donde estábamos", resaltaba Sandra Lozano, directora adjunta.

Y decidieron apostar por la industria 4.0: "Todos los mismos procesos que hacíamos se han automatizado a través de líneas de robots colaborativos, uno de los éxitos que hemos tenido. Nos ha abierto las puertas internacionales, ahora la exportación es más del 80%". Incluso han abierto mercado en Alemania, un gran reto para las ingenierías.

"El salto de la nuestra empresa, siendo muy pequeña y familiar, nos ha abierto el mundo", concluyó Lozano. Y más allá de las herramientas, el componente humano es fundamental, cómo apuntó Portella: "Comprar soluciones digitales es necesario, pero no es suficiente. Tiene que haber acompañamiento por el cambio cultural y transformación de los trabajadores".