Inflación y políticas de futuro

¿Qué medidas deben tomar las administraciones para combatir el aumento de precios, uno de los principales riesgos para la economía del Estado?

La sede del Banco de España, encargado de publicar los datos sobre deuda públic | iStock La sede del Banco de España, encargado de publicar los datos sobre deuda públic | iStock

Estos últimos días hemos conocido que en febrero la inflación en España se situó en un 7,6%, una cifra que se mantendrá alta según la Funcas. que prevé que la tasa de inflación media anual del 2022 será del 6,8%. Una tasa que hacía 26 años no lograba este valor. Inflación que pone en riesgo la economía de muchas familias y los ahorros de muchas personas que con esfuerzo, a menudo privándose también de vacaciones o actividades lúdicas, han conseguido pensando en su jubilación o para afrontar problemas sobrevenidos.

Sin lugar a dudas la guerra en Ucrania, con el encarecimiento del precio de la energía y el riesgo sobre ciertas materias primeras de las cuales Ucrania y Rusia son exportadores destacados, han acentuado este incremento. De hecho, en la zona euro la inflación se situó en el 5,8% (el Banco Central Europeo estima que estos 2022 los precios se incrementarán de hasta media el 5,1%). Ahora bien, en el Estado hay otros factores no asociados a la guerra de Ucrania que también son responsables de este incremento, dado que esta cifra se ha conseguido después de 14 meses de subidas continuadas de los precios, en 2021 cerró con un 6,7%.

El endeudamiento de las Administraciones no ha parado de crecer desde 2008 y en enero de este año se situaba en un 122% del PIB

Un incremento de la inflación que posa en riesgo la recuperación, si no se ponen en marcha políticas reales, de largo alcance, para reconducir la situación. Unas actuaciones que tienen que considerar el diferencial respecto a la UE simbióticamente con aquellos aspectos que, adicionalmente al coste de la energía eléctrica (en España el último año se incrementó en un 80% frente al 33,4% de incremento en la zona euro), del gas y las gasolinas, nos diferencian negativamente, como es el coste de los servicios, la baja productividad o la carencia de un tejido productivo con fuerte capacidad de innovación para asumir los retos de la industria 4-0 y una falta de inversión en I+D+i.

Una situación compleja que llega a las empresas y familias con incrementos de precios de las materias primeras, con un enorme incremento de la factura de la electricidad y por el coste del transporte. La situación requiere huir de las actuaciones populistas y demagógicas. Hace falta que simbióticamente se trabaje desde la unidad y con valentía encarando los riesgos, las incertidumbres y los peligros asociados a los retos y los problemas reales. Actuaciones para asegurar a la vez el presente y la construcción del futuro afrontando unos problemas interrelacionados con implicaciones sociales y técnicas que, incrementan las dificultades en su resolución por el elevado déficit del Estado. De hecho, el endeudamiento de las Administraciones no ha parado de crecer desde 2008 y en enero de este año se situaba en un 122% del PIB.

Unidad y valentía que obliga a echar las actitudes propias de la adolescencia, es decir las constantes desavenencias que generan incomprensión y alejan la posibilidad de identificar, desde la diversidad, las mejores soluciones y políticas requeridas, ante un escenario de alta inflación y reducción de las tasas de crecimiento previstas. La situación obliga a evitar la destrucción de empresas, la pérdida de los ahorros y reducción de la capacidad de compra de las familias y, simultáneamente, a incrementar la inversión pública y la colaboración pública privada para frenar la pérdida de capacidad productiva. Este contexto de inflación que perjudica a todos excepto a los ingresos por Iva por el incremento de precios, tendría que abrir las puertas areducir el Iva en productos básicos para las familias así como los impuestos sobre las energías. Sin duda sería un buen destino por estos incrementos de ingresos no previstos.

Hay que reformar la Administración ajustándola a las exigencias de la sociedad 4.0, eliminando la burocracia que dificulta la actividad empresarial

En cuanto a la mirada puesta en la recuperación, es requerida la transformación del modelo productivo potenciando la industria manufacturera 4.0 y la de alto valor, y la creación de puestos de trabajo y acelerar la recuperación y el crecimiento continuado. Para hacerlo, hay que considerar de forma sincrónica tres componentes: el talento de las personas, las infraestructuras de movilidad y los factores de entorno. Son los tres componentes, gestionados de forma simultánea, que potencian el crecimiento, permiten adentrarse hacia un modelo económico de excelencia solucionando las problemáticas existentes.

Así pues, se hace imprescindible ajustar la formación a los requerimientos de futuro, incrementar de forma significativa las inversiones en I+D+i. Potenciar las políticas de apoyo e impulso al emprendimiento. Desplegar plenamente las redes de datos de alta velocidad y baja latencia y, a la vez, asegurar la conectividad física del país en cuanto a personas y mercancías. Un conjunto de medidas que deben ir acompañadas de que se asegure un ecosistema facilitador y comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hace falta, pues, entre otros, reformar la Administración ajustándola a las exigencias de la sociedad 4.0, eliminando la burocracia que dificulta la actividad empresarial, ajustar la legislación a las nuevas realidades, facilitando la libertad de actuación y la iniciativa privada.

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