'Van immuniteit naar stupiditeit', de la inmunidad a la estupidez

Francisco M. López analiza los pros y los contras del modelo de gestión que los Países Bajos han adoptado para hacer frente a la crisis de la covid-19

Los países nórdicos suelen aceptar muy bien los consejo y muy mal las imposiciones gratuitas, como es el caso de la restauración | iStock Los países nórdicos suelen aceptar muy bien los consejo y muy mal las imposiciones gratuitas, como es el caso de la restauración | iStock

Hace unos meses escribía sobre el modelo de gestión que los Países Bajos habían adoptado para hacer frente a la crisis de la covid-19. Un modelo que podríamos resumir en un lockdown inteligente sin medidas estrictas, ni confinamiento extremos como los que habían sufrido España, Italia o la misma Francia. Los Países Bajos, ante la información contradictoria sobre el virus, habían inicialmente cerrado escuelas y Horeco, que rápidamente reabrieron, optando por las distancias sin mascaretes. Una solución más próxima a Suecia y Alemania, donde trataban los habitantes como adultos responsables en la gestión de la crisis y contaban con una estrecha colaboración con el RIVM, organismo oficial holandés de control de epidemias, que siempre se ha mostrado muy reticente con un confinamiento total, los test PCR o con el uso de mascarillas  por considerarlas innecesarias.

La incorporación en el gobierno de un nuevo ministro de Sanidad, en mayo, no ha caído muy bien entre una parte importante de los holandeses. La personalidad propia de este nuevo ministro les había dejado perplejos y, a pesar de sus declaraciones inicialmente tranquilizadoras, este personaje no daba ninguna confianza sobre la continuidad de la política seguida hasta ahora.

La primera medida que ha empezado ha generar tensiones políticas ha sido la votación de una ley de emergencia sanitaria (spoedvet) que muchos consideraban innecesaria y que se ha aprobado con una corta mayoría parlamentaria. Tenemos que recordar que los Países Bajos tienen 17 partidos políticos en el Parlamento y que el actual gobierno está formado por tres partidos políticos. La aprobación de la ley ha sido condicionada a la obligación de informar y explicar a la cámara cualquier medida tomada en el marco de esta ley especial. También la obligación de fijar una fecha de caducidad a cualquier medida tomada. La necesidad de control ha sido un elemento clave para que algunos partidos de la oposición apoyaran la ley, mientras otras se oponían frontalmente.

El detonante

El retorno de las vacaciones de verano han sido lo detonante porque el gobierno empezara a cambiar su línea de actuación y empezara a tomar medidas contrarias a la línea seguida hasta ahora.

La implementación de los tests y los aumentos diarios de los casos positivos han empezado a generar una situación entre incredulidad y dudas teniendo en cuenta que el número de camas ocupadas en la UCI y el número de muertos se habían estabilizado o, en algunas ocasiones, habían bajado hasta cifras habituales.

"Era cuestión de tiempo que el gobierno anunciara medidas cada vez más estrictas basándose en el número de casos convertidos en el referente de la pandemia"

Era cuestión de tiempo que el gobierno anunciara medidas cada vez más estrictas basándose en el número de casos convertidos en el referente de la pandemia. La constante critica por parte del RIVM sobre el resultado de las medidas, ha acabado en un divorcio que ha llevado al gobierno a ir por libre. Desde el mes de octubre, Holanda ha vuelto a cerrar el ocio, el Horeco, a pesar de las inversiones hechas por el sector para adaptarse a las medidas de distancias y de aforo, cada vez mes estricto.

Contrariamente a lo que pasa en España, con un discurso monocolor que excluye cualquier voz discordante con la línea oficial o con las acciones del gobierno de turno, en Holanda la discrepancia es normal y aceptada. Hablar del virus, dudar de la pandemia, criticar las medidas no te convierte ni en complotista, ni en terraplanista, ni en tocado del ala. El holandés es muy abierto a que se hagan preguntas incómodas.

Un giro de estrategia

Este giro de la estrategia del gobierno ha puesto de manifiesto posturas opuestas en los diferentes partidos y, desde hace dos meses, los debates en el Parlamento son tensos y duros con los partidos de la oposición que no sólo critican las acciones del gobierno, sino que ponen en cuestión la validez de las restricciones, los resultados de los test PCR que sirven de justificación de estas medidas, exigiendo el fin de las medidas actuales y el regreso a la normalidad. Hace dos semanas, se ha presentado una moción de confianza para dejar constancia el descontento de una parte de la sociedad holandesa contra el cambio de estrategia. Cuando explico el funcionamiento de los Países Bajos, la reacción suele ser siempre la misma, poniendo evidencia que las sociedades nórdicas funcionan porque sus habitantes cumplen con las medidas.

Y es cierto, pero hay una contra partida que los partidos políticos no se pueden saltar. La confianza. Este es un contrato social que tiene una enorme importancia. El holandés cumplirá con los consejos y las medidas porque no entendería que su gobierno estuviera tomando medidas en contra del bienestar de la población. Pero cualquier elemento, actuación, explicación y justificación poco clara, podría romper esta confianza y desencadenar el incumplimiento de las leyes y normas.

"El holandés cumplirá con los consejos y las medidas porque no entendería que su gobierno estuviera tomando medidas en contra del bienestar de la población"

En los últimos meses, grupos de científicos, entre los que se encuentran holandeses, han puesto de manifiesto los errores en el protocolo del test PCR y antígenos, y que cuestionan todos los resultados mostrados y las medidas tomadas hasta ahora. Esta situación ha llegado hasta el Parlamento. Medidas tomadas sin ninguna base científica del RIVM, sin consenso y rápido. Desde el 1 de diciembre el uso obligatorio de la mascarilla en lugares cerrados, no en la calle, el cierre de tiendas no esenciales o mantener el sector Horeco cerrado hasta enero, que no han caído nada bien en la sociedad holandesa y que han empezado ha romper esta confianza tan necesaria a la hora de hacer cumplir las normas en los países nórdicos. Los países nórdicos suelen aceptar muy bien los consejos y muy mal las imposiciones gratuitas.

Un ejemplo es el sector de la restauración que han decidido no dar más margen abriendo con o sin autorización, echando un ultimátum al gobierno sin precedente en esta crisis. Del mismo modo, la prohibición de la tan esperada fiesta de fin de año, noche de fuegos artificiales con calles llenas de gente brindando con los vecinos, ha creado un mal estar que ha multiplicado las "amenazas" de celebrar, sí o sí el fin de año. Todas estas medidas restrictivas de los últimos meses han afectado a uno de los valores más importantes de la sociedad holandesa, que denominamos "samenleven" (la convivencia, el vivir juntos), y que está generando situaciones de estrés y de angustia para no poder recuperar este elemento.

Dejar trabajar

Toda esta nueva situación y los cambios de línea de actuación afectan de pleno a la economía holandesa que está sufriendo las consecuencias del cierre de empresas, de comercios, del ocio, de la restauración, conciertos, acontecimientos, etcétera... generando un cierto chasco y una cierta preocupación de cara al futuro. Las ayudas han sido generosas y rápidas, acompañando siempre las medidas drásticas de cerrar, que empiezan a no ser tan aceptadas. Desde el inicio de la crisis, el sector Horeca ha recibido más de 15.000 millones. La frase que más se escucha estas semanas es la que exige al gobierno menos subvenciones y más dejar las empresas trabajar. La sensación generalizada es que el gobierno esta dilapidando los recursos comprando el silencio y la paz social. El último debate tenso en televisión, con pesos pesados de la restauración, insatisfechos con las respuestas inconexas e incongruentes del gobierno, es el que ha acabado con su paciencia, poniendo la fecha tope por su reapertura.

El PIB tendrá una bajada de case el 10% con una deuda pública que pasa del 45% hasta superar el 70% del PIB. Una situación que no gusta porque significa que la próxima generación tendrá que asumir una carga fiscal elevada para recuperar los niveles posteriores a la crisis covid-19.

"Algunas voces, con cada vez más adeptos, empiezan a poner en entredicho estas ayudas y piden al gobierno congelar su participación, priorizando primero a los de casa"

Esta nueva situación empieza a hacerse notar en los debates parlamentarios sobre las ayudas que Europa ha concedido este verano, con unos Países Bajos que habían sido muy críticos y exigentes con las condiciones de las ayudas. Algunas voces, con cada vez más adeptos, empiezan a poner en entredicho estas ayudas y piden al gobierno congelar su participación, priorizando primero a los de casa.

Enero es un mes clave. Primero porque el gobierno se ha visto obligado ha dimitir en bloque, después de que las conclusiones de una comisión parlamentaría los han responsabilidad de la gestión injusta en temas de ayudas en 2016. Después, por el ultimátum del sector Horeco, tan potente y tan importante. También con las diferentes mociones presentadas para poner fin a unas reglas de la covid que cada día tienen menos adeptos. Tendrá que responder a preguntas clave que las vacaciones de Navidad han dejado en el aire y que tienen que ver con la gestión sanitaria, los falsos positivos, un sistema de detección PCR falsificado y que la OMS reconoce como fallido, una investigación por intereses cruzados y cierta convivencia con el sector Pharma, la creciente reticencia a una vacuna que cada día tiene más detractores rechazada por más del 60% de los holandeses que ha obligado al Ministerio ha reducir el pedido inicial. Y todo esto en un ambiente de elecciones generales que se presenta con posiciones cada veces más radicalizadas en favor y en contra de la gestión de una pandemia que plantea muchas preguntas, tiene pocas respuestas lógicas y aceptadas y siembra muchas dudas y que pone la libertad individual en el centro del debate.

Países avanzados... y democráticos

La diferencia entre España, Catalunya y Holanda o Alemania es la posibilidad de generar debates abiertos, de contrastar ideas con vecinos, amigos o colegas, la libertad de poder leer la opinión, sea cual sea, de cualquier directivo sin ser insultado o tratado de iluminado. Esta diferencia es básica para que todos podamos tener acceso a toda la información, contrastarla y hacernos una idea más realista.

El Estado sabe que no puede seguir en la línea de la imposición. Con una oposición cada vez más dura en las suyas criticas y con partidos políticos que podrían reconsiderar su apoyo delante del miedo de ser arrastrados si el gobierno sigue en su deriva de imposición que a muchos holandeses les recuerda tiempos que no quieren revivir.

La línea Rutte del mes de marzo es la línea que lo ha llevado a niveles muy altos de popularidad a pesar de que este era su tercer mandato. Su asociación política con un ministro de sanidad que genera enormes dudas sobre su capacidad para gestionar una crisis, y con una personalidad ambigua y autoritaria le puede pasar factura. "Hemos pasado de la inmunidad a la estupidez", le ha recordado un político al Presidente Rutte en un debate en el Parlamento. "Stem de vrijhheid terug" (Vota el regreso de las libertades) y "We willen terug naar normaal" (Queremos que nos devuelvan nuestra normalidad) son los lemas de la campaña de algunos partidos políticos dejando muy claras sus posiciones y donde se situará el debate político que ya ha empezado.

" En Catalunya he echado de menos estos debates duros pero constructivos, con posiciones diferentes, con expertos de los dos bandos, fuera de un adoctrinamiento mediático monocolor"

Los días de Navidad en Catalunya eché de menos estos debates duros pero constructivos, con posiciones diferentes, con expertos de los dos bandos, fuera de un adoctrinamiento mediático monocolor, con chantajes emocionales innecesarios y con una campaña de vacunación demasiado mediática y demasiado forzada para ser tomada seriamente. Es difícil hacerse una opinión si sólo escuchamos una parte del relato.

Xavier Marcet escribía hace poco un artículo hablando de las preguntas incómodas. Todos tenemos la obligación de hacernos este tipo preguntas. Sino dejan de ser preguntas y no permiten progresar. Esto es lo que hacen países avanzados y democráticos. Esto es lo que hacemos aquí. Esto se lo que me gustaría que se hiciera en España y en Catalunya.

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