Después del covid-19: la nueva normalidad

La revolución de la Inteligencia CAPA (creativa, amorosa, pacífica y autónoma)

Abrazos en tiempos de coronavirus. | EP Abrazos en tiempos de coronavirus. | EP

Más de ocho semanas de confinamiento, más de 3 millones de contagiados detectados por test, más de 250.000 víctimas mortales oficiales según los cálculos que se han hechos siguiendo metodologías diferentes en cada país. Después de aguantar fakenews lanzadas por desaprensivos para intoxicarnos sin objetivo alguno, y aguantar algún fake-líder con más poder del que aconsejaría su aparente estado mental -no hace falta poner ejemplos- parece que ha llegado el momento de pensar en las consecuencias y a prever cómo debemos afrontar la era post-covid19. Sería conveniente empezar a imaginar el mundo que viene, y pensar en los cambios que esto supone. En el centro único de mando lo presentan como “La Nueva Normalidad”, en mayúsculas, para que nadie dude de los cambios van a ser profundos.

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Yo no voy a abordar en esta columna las consecuencias económicas derivadas de la pandemia, hay gente mucho más preparada. Si nos paramos a pensar un poco en lo que nos está diciendo el FMI, o en las primeras estimaciones del BCE, la Reserva Federal y el resto los bancos centrales que tienen voz en la organización económica internacional, nos damos cuenta qué lo que tenemos delante nuestro sólo es comparable con la devastación que ocasiona una guerra. Decirnos cómo afrontarlo corresponde a quién sabe de Economía de verdad más allá de modelos clásicos, estabilizadores automáticos, multiplicadores, políticas económicas keynesianas o monetaristas.

Quiero abordar otra cuestión, las consecuencias de la pandemia para nuestras organizaciones, empresas, administración; de los cambios que a mi juicio deben abordarse, de los nuevos liderazgos que a mi parecer han de imponerse en la “nueva normalidad” que nos anuncian.

Hace unos días leí la columna de Xavier Marcet en La Vanguardia, La gestión por ocurrencias. A mi juicio el artículo es un ejercicio de clarividencia. Marcet señala la inconsistencia de algunas de las creencias en las que hemos basado la gestión de talento en las organizaciones; la especialización, el expertise, el conocimiento técnico por encima de otra consideración, han sido el mainstream cuando una empresa ha salido al mercado en búsqueda de talento. Cultivarlo ha sido sinónimo en muchas organizaciones de poblar de expertos cada posición, hiperconocedores del componente técnico de una función y con una limitada visión perimetral de la empresa y de su actividad. Árboles singulares con los que hemos pretendido configurar un bosque equilibrado a través, por ejemplo, de los valores de la organización.

Més info: VÍDEO | Marcet: "Parar es la decisión económica más grande que se ha vivido nunca"

Los avances en materia de inteligencia artificial, el progreso de la biotecnología, el desarrollo del IoT, nos había convencido de nuestro triunfo definitivo sobre la Naturaleza. Nada nos hacía sospechar que China un murciélago estaba esperándonos para, una vez convertido en cena, ponernos en nuestro sitio.

Marcet analiza cuáles son las organizaciones que mejor se han funcionado en estos momentos de crisis extrema, y concluye que han sido las gestionadas por Misión y Agilidad. Este binomio ha destacado por su eficiencia en los dos meses de confusión en la que llevamos inmersos. Misión y propósito, la vuelta a Drucker, el gran filósofo de la administración de las organizaciones.

También habla de cuáles acostumbran a ser las primeras decisiones de las organizaciones para afrontar las crisis; nombrar comités y grupos de trabajo, primer capítulo del manual de líder ortodoxo. Y pone el foco en una realidad que, siendo honestos, ya sabíamos, y ante la cual preferimos mirar a otro lado: que el principal output de éstos son las ocurrencias. Éstas se han convertido en el trazo inconfundible para reconocer cuando una organización ha caído en el pozo de la parálisis, la burocratización de la inacción y la gestión del movimiento cinético de la inercia como estilo de pilotaje.

 

"En un entorno donde “se mantiene constante la mediocridad y crece la complejidad” hay que hacer un esfuerzo de enorme voluntad para ser optimista"

En un entorno donde “se mantiene constante la mediocridad y crece la complejidad” hay que hacer un esfuerzo de enorme voluntad para ser optimista cuando pensamos en el futuro. No puedo estar más de acuerdo. Nos dice Marcet, las empresas solo podrán superar los complejos problemas económicos a los que nos enfronta el post-covid19 a través de la sabiduría. ¿Y qué es la sabiduría? Nada más y nada menos que la combinación de talento, experiencia y humildad.

Hemos de sustituir expertos por sabios. Inteligencia artificial, por experiencia. Visión especialista, por visión de conjunto. Dejar de mirar a los árboles uno a uno, para ver el bosque en su conjunto. Una vuelta a la visión humanista de la empresa. La empresa y su Misión como eje sobre el que crearemos procesos, fijaremos objetivos y mediremos nuestro nivel de desempeño. 

La vuelta al humanismo como punto de partida para construir las estructuras de decisión, identificar los valores sobre los que construir nuestros mecanismos de toma de decisiones, revisarlos y reformular aquellos que nos sirven para afrontar el futuro que nos espera ya a corto plazo.

La deshumanización del trabajo del hombre, la ausencia de amor, odio, ira o pasión en el desempeño de la profesión; la supeditación a la burocracia -el gobierno de los expertos- como la manera más eficiente de gestionar las organizaciones; son observaciones que el filósofo y economista alemán Max Weber nos dejó como algunas de las caracterizaciones de la modernidad, social y humana. Quizá es justo lo que hemos de cambiar si queremos tener alguna “chance” para superar los retos a los que nos enfrentamos. Quizá es el momento de sustituir a Weber (no me maten, por favor).

 

"La vuelta al humanismo como punto de partida para construir las estructuras de decisión, identificar los valores"

La decisión de cambiar expertos por sabios a la que se refería Xavier Marcet será posible en la medida en que seamos capaces de construir una sociedad humana sana, construida sobre la razón, el amor productivo, la biofilia y orientándonos al ser. Es el momento de cambiar el modelo humano nacido de la industrialización y la segunda revolución industrial, adaptarlo a la nueva realidad surgida de la economía del conocimiento, a la revolución de la Inteligencia.

Es el momento de implementar un modelo humano que integre las mejores características adquiridas como especie a lo largo de la evolución. Los psicólogos Mercè Conangla y Jaume Soler, caracterizan el modelo humano que a su juicio debe imponerse para hacer más sostenible la sociedad del futuro. Desde lo que ellos han llamado Ecología Emocional, nos definen los principios que han de fundamentar un nuevo mundo. Principios de libertad, de responsabilidad, de respeto, de prevención. Y le ponen nombre, persona CAPA, persona creativa, amorosa, pacífica y autónoma.

Creativa, con capacidad de buscar recursos y encontrar las mejores soluciones a los retos que plantea la vida y su organización. Creatividad orientada por los valores positivos en lugar de ser movida por la ambición, el egoísmo, el afán de poder, la discriminación o el éxito. Alguien que ante el dilema ¿crear o destruir? opte claramente por la creatividad.

Amorosa,  que dedica su vida a cultivar y perfeccionar el arte de amar: conocimiento, responsabilidad, respeto, compromiso, cuidado y comunicación. La empatía con su entorno humano y natural y el compromiso bidireccional como eje de la relación en las organizaciones.

Pacífica, porque cuida de sí misma y de los demás. Una persona que ni es ni amorfa ni pasiva, busca el pacto y no es agresivo, pero no rechaza ni el conflicto ni los problemas, sino que se enfrenta a ellos y lo hace sin agredir ni lesionar, ni a los demás ni a sí mismo.

Autónoma, en tres niveles, funcional, intelectual y emocional. Una persona con capacidad para pensar, moverse fluidamente en la sociedad poliédrica actual, con autocontrol y capacidad para conectarse a fuentes emocionales limpias y renovables y que desarrolla habilidades de relación.

La gestión de la crisis social y económica a la que nos abocamos necesita líderes con capacidad para gestionar las oportunidades que se presentaran, líderes que gestionen eficientemente los intangibles que dan valor a las organizaciones, que gestionen los significados de prudencia, humildad, paciencia, calma en el nuevo marco mental en el que nos vamos a mover y, a su vez, que gestionen la incertidumbre, con valentía, perseverancia esfuerzo, curiosidad y verdad. Una “nueva normalidad” que va más allá de colocarnos una mascarilla para pasear y en el uso del transporte público, esto solo es sentido común.

Como dice Xavier Marcet, “para esta crisis necesitamos maestros”. Nada más cierto.

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