
Este jueves se ha conocido el número de permisos de paternidad y maternidad que se han disfrutado durante el 2015: 278.389 y 238.806, respectivamente. Y las cifras de la Seguridad Social revelan que tanto el número de prestaciones por maternidad (-0,98%) como el coste total de las mismas (-0,36%) han descendido moderadamente en cuanto a diciembre de 2014.
Pero no sólo se adentra en la maternidad quien trabaja, a pesar de que cada vez la decisión se retrase más precisamente por la difícil situación económica. Parados, jóvenes y sin expectativas de mejora laboral, en su horizonte no entra la opción de ser padres. Es un perfil rápido de muchos de los jóvenes trabajadores que actualmente forman parte de la población activa, pero es una realidad. Actualmente, la suya suerte es su familia, que sustenta económicamente sus necesidades.
Seve a los resultados del Observatorio de la Realidad Social de Càritas, quien a su último informe (octubre 2013) argumenta que, en tiempo de crisis económica, las familias han sido la primera estrategia de supervivencia. Después han sido los trabajos de economía sumergida, la ayuda de las organizaciones sociales, la de los servicios sociales públicos y, por último, las redes comunitarias o vecinales. Pero la familia siempre delante.
"Que el primer proveedor siga siendo la familia en momentos en que las cosas van mal es sintomático del que es España y Cataluña respecto del resto de Europa, donde las ayudas sociales son el primer estadio", explica Consuelo León, directora del Observatorio de Políticas Familiares del Instituto de Estudios Superiores de la Familia de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC). "Es una buena noticia porque indica que tenemos un tejido social sano, pero es una mala noticia porque se ve que la estructura pública no ha cumplido el papel que se esperaba".
León, experta en conciliación de trabajo y familia en las empresas españolas, pone como comparativa los países nórdicos. "Allí, donde la función pública tiene un papel prioritario, las familias no reaccionan en momentos de crisis, sino que todo el sistema está preparado para responder al ciudadano en cualquier circunstancia, también en tiempo de bonanza. Cuando llega un mal momento, la maquinaria ya está en funcionamiento", recuerda.
Menos niños, más viejos, y la familia?
Siendo la familia tan importante en un sistema como el nuestro, como tenemos que reaccionar a las gráficas de demografía actuales y a las que, se presume, vendrán? Según el IDESCAT, el índice de fecundidad en Cataluña (2014) deja 1,37 hijos por mujer y la tasa sucia de natalidad es del 9,6%, cuarto año de descenso consecutivo y registro que se sitúa dos puntos por debajo de los 11,2% del año 2010.
El instituto estadístico catalán alerta a sus informes del envejecimiento de la estructura interna de la población en edad activa. "En el periodo 2010-2013, en un contexto de migración de signo negativo, la población en edad activa ha empezado a disminuir ligeramente. En la evolución futura de la población en edad activa se observan tres tendencias y la primera es que, a corto y mediano plazo, el más previsible es que continúe la reducción de la población en edad laboral, que según el escenario mediano se estabilizaría en los años 20 del presente siglo XXI alrededor de los 4,7 millones de personas", se lee al estudio Proyecciones de población 2013-2051.
En este sentido, el profesor Pau Miret, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), asegura que a países como España o Italia, por ejemplo, tendría una gran repercusión hacer políticas de natalidad para pasar de cero a un hijo, o de un hijo a dos. "Una cosa son las políticas de natalidad, que son las que premien tener dos o tres hijos e implican subvenciones económicas como el cheque económico aquel que dio Zapatero de 2.500 euros. Pero otra cosa son las políticas familiares, aquellas que ayudan un golpe se tienen los hijos que no supongan una carga familiar muy importante", explica Miret.
A la vez, el experto en demografía reconoce que en general, "las políticas familiares en España son inexistentes, y así la natalidad está como está".
La familia y el Estado del Bienestar
Actualmente, después de la crisis económica, la situación ha empeorado. "Se ha racionalizado la maternidad y además, el paro femenino, el miedo a no entrar al mercado o a salir actúan como principales impedimentos en la decisión de ser madre", ha explicado Miret durante la presentación del libro Family and Sustainable Development celebrado a la UIC Barcelona. "Las parejas que tienen menos probabilidad de tener un primer hijo son aquellas en que la mujer está parada y esto ha hecho que, a pesar de que hubo una pequeña reivindicación durante la expansión económica, a partir de 2008 hay una caída más alta todavía de la natalidad", añade.
El libro, resultado del II Congreso Internacional de la Familia que tuvo lugar a UIC Barcelona en septiembre de 2014, sostiene que la familia es un agente estratégico por el desarrollo sostenible de la sociedad en la vertiente socioeconómica y como base de la formación del capital social. "La génesis de este capital humano está a la familia, pero cuando la familia noestá o no cumple sus funciones, el capital humano tiene más dificultades para llegar a otros estadios de desarrollos. Por lo tanto, que sea un capital humano a pleno rendimiento depende de su entorno humano", mantiene Consuelo León.
Pero, hay que recordar que la realidad revela, tal como apunta León, que las parejas piensan que, antes de ser padres, primero tendrían que tener una ocupación mejor, una posición económica determinada, una situación concreta que en tiempo de crisis es difícil de lograr. "Una persona que retrasa la maternidad hasta los 35 años, seguramente y difícilmente, tenga una segunda maternidad. Pero si favorecemos que esta persona que quiere ser madre, lo avance, sí que es fácil quehaya una segunda maternidad y sólo con que hiciéramos esto, ya podríamos resolver un problema", considera.
Aun así, la directora del Observatorio de Políticas Familiares señala como prioridad que "las políticas de ocupación juveniles sean políticas de ocupación, incluso, natalistes. Veo que es el problema económico y humano más grave". León opina que "el Estado del Bienestar gasta todo el que tiene en los mayores porque han sido contribuyentes y tiene una deuda con ellos pero muy poco con los niños y sería necesario hacer una reflexión y ver como se podría equilibrar la balanza porque el futuro son los más pequeños". La realidad se agrava porque no hay natalidad, recuerda la experta.