Llorenç Valverde: "Silicon Valley es un gran cementerio de fracasos"

El doctor en informática y catedrático de la UIB cree que, para innovar, primero se tiene que fracasar y nuestra historia está llena de inventos surgidos de la forma más inesperada

Llorenç Valverde, a la Jornada de innovación TIC en la tecnología 3 Llorenç Valverde, a la Jornada de innovación TIC en la tecnología 3

Todo el mundo conoce la famosa historia de Steve Jobs y el primer ordenador Apple creado al garaje de sus padres. Pero no es el único caso. El año 1995, otro garaje situado en las afueras de Seattle acogió los primeros pasos de Cadabra.com, una librería online que más tarde sería bautizada como Amazon.com. Y como estos, muchos ejemplos más. Y es que tal como apuntó Llorenç Valverde, doctor en informática y catedrático de la UIB, durante la Jornada de Innovación TIC en la tecnología 3D organizada por el CTecno, "la tecnología , fuera de que ha salido de garajes, nos llega por accidente".

Los grandes inventos que han revolucionado el mundo tienen historias sorpresivas detrás y, muchas veces, aparecen de la forma más inesperada. Valverde ve paradójico que las bombillas eléctricas no las fabricaran los fabricantes de velas. "Si miráramos historia detrás historia, nos encontraríamos que detrás un gran invento siempre hay un fracaso", señala Valverde. Ya lo apuntaba Winston Churchill cuando decía que "el éxito consiste a ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo".

Qué es innovación y qué es fracaso?

La innovación es más buena de definir que el fracaso. Cuando hablamos de innovación podemos hablar de innovación de producto, de proceso, de servicio... Pero al fin y al cabo innovar es cambiar las cosas para hacer el mundo mejor. Y el que necesita la innovación es tomar riesgos, salir de la zona de confort y romper reglas. Una buena parte de las innovaciones más grandes que nos han traído hasta aquí donde somos hoy han salido de un garaje o de un dormitorio de una residencia de estudiantes, porque es un entorno donde no hay riesgos, ni reglas, ni nada a perder. Por otro lado, hay muchas maneras de definir el fracaso, pero la idea es que cuando uno empieza un proyecto tiene unos objetivos; si no se consiguen estos objetivos, entonces fracasamos.

Es bueno fracasar?

Es necesario, es la madre de la innovación. Pero así como la cultura anglosajona está muy adaptada a aceptar el fracaso, a nosotros nos cuesta más.

Podría enmendar algunos ejemplos de fracasos que después han sido un éxito?

Hay muchísimos. Todo el mundo piensa que Silicon Valley es un modelo de éxito cuando hablamos de innovación y de TIC, pero del que nadie habla es que Silicon Valley es un gran cementerio de fracasos. Entonces, nos dedicamos a estudiar los casos de éxito pero quizás tendría mucho más interés aprender de los fracasos. Por ejemplo, la impresión 3D nació a mediados del siglo XIX de la mano de un fotógrafo francés. François Willème inventó y patentar la primera tecnología de escaneig en 3D mediante el uso de 24 cámaras para fotografiar simultáneamente un mismo objeto desde diferentes ángulos. Pero esta patente no tuvo mucho éxito hasta que más de cien años después, el 1993, aparece la primera impresora 3D. Otra historia que me gusta mucho explicar es el nacimiento del sistema para automatizar los teléfonos. Esto lo inventó el hombre de una funeraria que tenía el problema que no le pasaban trucadas porque la operadora de la centralita era la mujer del amo de la funeraria de la competencia. Por este motivo inventó un sistema para prescindir de la operadora y automatizar los teléfonos. Esto nos demuestra que el que los humanos podemos soñar, la tecnología lo puede conseguir, siempre que estemos dispuestos a fracasar tantas veces como sea necesario.

"Buena parte de las innovaciones han salido de un garaje o de un dormitorio de una residencia de estudiantes, porque es un entorno donde no hay riesgos, ni reglas, ni nada a perder"

Somos esclavos de la tecnología? La tecnología deshumaniza?

La adopción de cualquier tecnología es un pacto fàustic, es decir, adoptamos una tecnología para ganar unas cosas y, a cambio, perdemos otras. Uno de los problemas de este pacto es que nos damos cuenta mucho qué ganamos, pero no del que perdemos. Recuerdo una charla en Palma donde una madre preocupada me decía que su hija adolescente de 15 años llegaba de la escuela y se ponía a chatear con sus amigas con quién había sido todo el día. Yo le hice la reflexión que cuando yo tenía aquella edad no había tanta tecnología pero igualmente llegábamos de la escuela y salíamos a la calle con los mismos amigos con quién habíamos sido todo el día. Cuál es la diferencia? Que ahora no pueden ir a la calle a jugar por los coches y el bullici de la ciudad, pero continúan teniendo la misma necesidad que tenemos todos cuando somos adolescentes de socializarnos. Por lo tanto, la tecnología no deshumaniza; yo veo que los jóvenes de ahora hacen el mismo que hacía yo, ha cambiado el medio pero no la actitud.

Usted que siempre ha sido ligado en la educación, cree que se fomenta la innovación desde las universidades?

A los alumnos no los enseñamos, los alumnos aprenden, con el acompañamiento de los profesores de la universidad. Nosotros el que hacemos es acompañar a los alumnos en su proceso de aprendizaje, pero con el que tenemos que ir mucho con cuenta es de no cortarlos las piernas. Yo diría que el fomento de la innovación depende de si el ambiente es represivo o no, de si realmente tú como acompañante eres capaz de acoger la respuesta alternativa, pensar diferente. En realidad, la capacidad innovadora, igual que la capacidad de aprendizaje, es intrínseca de cada alumno, es él quien aprende, es él quien innova, y nosotros el que tenemos que hacer es acompañarlos y tener cuidado de no frenar ni la innovación ni el aprendizaje.

"El que los humanos podemos soñar, la tecnología lo puede conseguir, siempre que estemos dispuestos a fracasar tantas veces como sea necesario"

Hay quién dice que muchas de las innovaciones que salen hoy en día están más pensadas por el mundo académico que por la industria.

La frase habitual es que la universidad se tiene que acercar a la empresa. Yo creo que es un camino que tienen que recorrer los dos. La empresa está muy cómoda allá donde está, pero quizás no le iría mal hacer pasas hacia la universidad. Para poner un ejemplo, yo he participado en un invento como director de una tesis que utilizaba el movimiento que generan los ojos para mover el cursor del ordenador. Nosotros, desde la universidad, hicimos nuestro trabajo, que era crear el prototipo de laboratorio. Pero el paso siguiente, el prototipo industrial, no lo conseguimos por falta de tejido empresarial, por falta de financiación, por falta de muchas cosas. Si hubiéramos ido a Palo Alto sí que habríamos conseguido salir adelante el proyecto, pero aquí no ha sido el caso.

Quizás hay muy buenas ideas en las universidades pero cuesta que después lleguen al mercado.

Exacto. Y la culpa no es de nadie, pero es la situación que tenemos. Es este pensar diferente de las universidades y las empresas, donde las dos partes tendrían que hacer un esfuerzo para converger.

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