Hake: "Se espera que la pobreza extrema mundial aumente por primera vez en 20 años"

La economista del Banco Mundial analiza las próximas perspectivas económicas derivadas de la pandemia

Mariya Hake IFC Banco Mundial entrevista Mariya Hake IFC Banco Mundial entrevista

El Grupo del Banco Mundial, y concretamente su rama International Finance Corporation (IFC), son actores activos en la gestión y estudio de la crisis derivada de la pandemia del coronavirus. Una pandemia que ha afectado las economías a nivel mundial y que, lejos de la recuperación completa, todavía nos deja la duda de cuando y cómo podremos volver a hacer vida normal. Es en este contexto que entrevistamos la economista del IFC Mariya Hake, especializada en Europa y Asia Central y en Comercio Internacional. Según Hake, la recuperación económica tras la crisis por la Covid no será rápida, pero dependerá de factores como la vacunación y la cooperación internacional. Hablamos de globalización, de nuevas tendencias, de paro y de deuda. A la vez, Hake alerta que un auge del proteccionismo y de la pobreza extrema en todo el mundo serán inevitables si no se hacen políticas muy concretas.

¿Qué ha supuesto la pandemia de Covid-19 en la economía mundial?
La pandemia ha causado la peor recesión mundial desde la Segunda Guerra Mundial. En contraste con la crisis financiera del 2008-2009, la pandemia ha sido una crisis de fuertes choques de suministros seguidos de choques de demanda. Durante las distintas oleadas de confinamientos, que ocasionaron perturbaciones de las cadenas de suministro y también la disminución de los flujos de capital, la producción global disminuyó tanto en las economías avanzadas cómo en las economías emergentes y en vías de desarrollo. El Banco Mundial publicó en enero de 2021 la actualización de la previsión del PIB para la producción global para el periodo 2020-2022, en que se calcula que el PIB mundial disminuyó un 4,3% el 2020 y se espera que se recupere un 4% y un 3,8% el 2021 y 2022, respectivamente.

La pandemia ha tenido un impacto diferente en las economías dependiendo, en gran parte, de la rigurosidad de las medidas para frenar las infecciones. A la vez, pero, también refleja la importancia económica de sectores que dependen altamente de la interacción social, como por ejemplo el turismo, venta al por mayor y al por menor y los sectores de hospitalidad. En general, las proyecciones de crecimiento implican amplias brechas de producción negativas y altas tasas de desocupación entre 2020 y 2021 tanto en las economías avanzadas cómo en las emergentes. En las zonas de Europa y Asia Central - que son las regiones que cubro como economista de la International Finance Corporation (IFC)-, incluídos también los países miembros de la Unión Europea (UE), se prevé que se recuperen más lentamente que la media global: un 3,3% en 2021, según las perspectivas económicas globales. El rebote económico de los países de la Zona Euro está previsto que sea más prolongado y se sitúe en el 3,6% el 2021 a pesar del apoyo masivo de los paquetes fiscales y monetarios, pero la recuperación podría ser incluso más lenta, puesto que varios de estos países se vieron obligados a volver a imponer bloqueos nacionales al inicio de 2021.

"La carga de la deuda se ha hecho mucho más grande y también podría pesar sobre la recuperación sostenible de muchos países"

Sin embargo, algunos ítems que pueden poner en riesgo la recuperación ya se están materializando el primer trimestre de 2021. Especialmente la lenta velocidad en el desarrollo de vacunas en algunos países y la estrategia de vacunación hasta que se consiga una inmunidad de grupo. A la vez, la alta incertidumbre de las políticas en muchos lugares y el bajo cumplimiento de las normas van de la mano de la disminución de la confianza en las instituciones públicas. Finalmente, pero, el aumento de la carga de la deuda también se ha hecho mucho más pesada y, si no se aborda adecuadamente, también podría pesar sobre la recuperación sostenible de muchos países, tanto para las economías avanzadas cómo para las emergentes.

Ante toda esta situación, ¿qué papel juega el Banco Mundial?
El Grupo del Banco Mundial está adoptando medidas rápidas y exhaustivas para salvar vidas, proteger los pobres y vulnerables y conseguir un crecimiento sostenible. Entre abril y diciembre de 2020 comprometimos más de 80.000 millones de dólares en financiación. En particular, la IFC, que es el brazo de desarrollo del sector privado del Banco Mundial, está implementando un sistema de financiación por vía rápida de ocho mil millones de dólares, que pretende mantener las empresas y preservar los puestos de trabajo. En julio de 2020 el IFC lanzó la Global Health Platform, que invierte en empresas para aumentar el suministro de equipos médicos críticos y servicios a los países en desarrollo, incluyendo mascarillas, ventiladores, kits de prueba y vacunas.

"Los países que optaron por una reapertura gradual consiguieron una mayor recuperación económica que no los que tuvieron demasiada prisa"

Comparemos países: ¿Qué restricciones han funcionado mejor tanto para la economía cómo para la salud?
Un informe reciente del Banco Mundial que analiza el proceso de reapertura de los países de Europa y Àsia Central -no incluidos los países de Europa Occidental- tras la primera ola, concluye que mientras que el 90% de los países habían implementado un confinamiento total en abril de 2020, el grado de rigor de las medidas empezó a divergir después. A mediados de junio de 2020, algunos países todavía estaban bajo estrictas medidas de aislamiento social, mientras que otros habían eliminado casi todas las restricciones. A la vez, en otoño, algunos países se abrieron más, mientras que otros redujeron las intenciones de reapertura a la vista de la segunda ola. A todo esto, lo que ha demostrado ser clave para la recuperación económica es el momento de apertura en relación con la evolución de la pandemia. La investigación sugiere que los países que adoptaron una reapertura gradual consiguieron una mayor recuperación económica en comparación con los países que tuvieron demasiada prisa.

A todo esto, la gobernanza también importa: un mayor nivel de confianza en el gobierno se asocia a una mayor actividad económica entre los países que llevaron a cabo un proceso de reapertura gradual. También hay pruebas que sugieren que proporcionar a las persones datos objetivos sobre el progreso de la pandemia puede acelerar el proceso de recuperación.

¿Endeudarse es la solución para lograr la recuperación económica?
La acumulación de deuda tanto en el sector privado como en el sector público ha sido uno de los subproductos de la pandemia. Antes del inicio de la pandemia, la deuda global había aumentado hasta un máximo del 230% del PIB en 2019, y la deuda del gobierno hasta el 83% del PIB. En las economías emergentes y en vías de desarrollo, la deuda total había llegado al 176% del PIB, liderado por la deuda privada, que aumentó hasta el 123% del PIB. En 2020, la deuda pública se enfrentó a otro aumento debido a la pandemia, puesto que era necesario para suavizar los impactos adversos de la crisis para proteger vidas, afrontar el colapso de la actividad económica y reforzar la recuperación.

"Se prevé que la deuda pública mundial logre el 99% del PIB por primera vez a la historia"

Al inicio de la pandemia, la mayoría de los gobiernos reaccionaron con paquetes de apoyo sin precedentes para mantener los confinamientos y las consecuencias de estos, y esto fue posible solo con un aumento de la deuda. La reacción al incremento de la deuda es un alivio para los negocios y las familias. Estos paquetes de deuda consisten generalmente en ayudas directas e indirectas. 

Cuáles son los riesgos de endeudarse demasiado?
Unos niveles de deuda más elevados comportan riesgos para la recuperación económica. En primer lugar, la magnitud y la velocidad de la deuda aumentan el riesgo que no todo se utilice con fines productivos. Además, una mayor deuda aumenta el perfil de riesgo de un país y desincentiva las inversiones. Se prevé que la deuda pública mundial logre el 99% del PIB por primera vez en la historia el 2020. Entre las economías emergentes, la deuda total ya había aumentado unos 7 puntos porcentuales del PIB cada año antes de la crisis; en 2020, se espera que la deuda pública aumente en 9 puntos porcentuales del PIB, mientras que el endeudamiento de las empresas también es probable que aumente drásticamente. En segundo lugar, a pesar de las medidas de apoyo fiscal, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pandemia ha supuesto 106 millones de pérdidas de puestos de trabajo en los tres primeros trimestres del 2020 en Europa. En tercer lugar, los bajos intereses han reducido los costes del servicio de deuda; pero salvo que se acompañe de compromisos creíbles para volver a posiciones fiscales sostenibles, la deuda y los déficits máximos pueden erosionar la eficacia de la política fiscal.

¿Cómo de afectado ha quedado el comercio mundial?
Junto con el colapso del crecimiento del PIB en 2020, se estima que el comercio mundial de bienes y servicios ha disminuido considerablemente, en un 9,5% en 2020. Para el 2021-2022 se espera que el comercio global experimente una modesta subida del 5,1%. En realidad, una característica notable de la crisis actual es el hecho que el comercio de bienes se recuperó mucho más rápido que el de servicios, principalmente por el hecho que los servicios requieren mucho más de interacción social. Por ejemplo, en el caso del turismo, las llegadas de los turistas se derrumbaron en más del 90% el 2020 y se espera que se recupere muy lentamente a medio plazo.

"Ha habido una erosión en la cooperación y coordinación internacionales, cómo se ve en las tensiones por las restricciones del virus y las vacunas"

En el caso del comercio de mercancías, cayó más rápidamente pero también se ha recuperado más rápido que durante la crisis financiera mundial. Se benefició de la sustitución de la demanda de los servicios hacia los fabricantes, así como la resiliencia de las cadenas de valor global. De hecho, estas cadenas han sido fuertemente tocadas por la pandemia, pero han empezado a recuperarse la segunda mitad del 2020 y los primeros meses de 2021. A la vez, la incertidumbre de la política comercial todavía está por encima de las medias históricas, en gran parte debido al potencial de las tensiones comerciales renovadas entre las principales economías.

Hablemos de globalización. ¿Hacia dónde vamos? ¿La pandemia la ha frenado?
La globalización tal como la conocemos, en términos de integración comercial, de desplazamientos sin restricciones, flujos de inversiones y tecnología, ha sido interrumpida por la pandemia. No obstante, la Covid ha sido un catalizador de las tendencias que ya habían empezado antes de la pandemia. Por ejemplo, el comercio había ido disminuyendo entre 2018 y 2019 en sintonía con el declive del crecimiento del PIB mundial, la volatilidad en los mercados financieros y el aumento de nuevos aranceles y otras medidas de represalias que afectaban los bienes ampliamente comercializados. Con todo, ya hay indicios que el proceso de globalización se está recuperando. De hecho, el Índice Global de Conectividad DHL 2020 asegura, según la primera evaluación de la globalización durante las señales de pandemia, que la tendencia se está recuperando del contratiempo del virus. Además, los flujos de información digital han aumentado a medida que las personas y las empresas se han mantenido conectadas online.

Por otro lado, sí que se ha producido una erosión en la cooperación y la coordinación internacionales, cómo se ejemplifica por las tensiones relacionadas con las restricciones de COVID-19 y la distribución de vacunas, así como las disputas comerciales persistentes. Las restricciones impuestas para frenar la propagación del virus podrían persistir incluso después de que acabe la crisis sanitaria, lo cual daría lugar a una menor productividad a medida que el sistema mundial de comercio se fragmenta. Aún así, en el lado positivo también es posible que la experiencia global compartida de luchar contra el virus acabe repercutiendo en un nuevo movimiento hacia el multilateralismo, es decir, un mayor apoyo a un sistema de comercio internacional establo, abierto y basado en normas podría conducir a una reducción de los aranceles, un aumento del comercio, una inversión extranjera más fuerte en las economías emergentes y, en última instancia, un crecimiento global más robusto.

¿Las previsiones para Europa son de una recuperación rápida tras la caída en picado?
El declive del PIB en Europa el 2020 ha sido menos pronunciado del que inicialmente se preveía, pero también se recupera más lentamente del esperado. Las proyecciones del PIB de la UE-27 y la Zona Euro han sido revisadas a la alza en casi todos los países debido a una recuperación más fuerte en la segunda mitad de 2020 después de la caída del segundo trimestre. De hecho, el PIB de la Zona Euro se contrajo un 7,4% en vez del 10,1% previsto el 2020.

"El virus tiene el potencial de agravar todavía más las tensiones y crear una economía global más segmentada"

La aprobación de múltiples vacunas y el lanzamiento de la vacunación en algunos países en diciembre han suscitado esperanzas de un final de la pandemia. De todos modos, la lentitud en las campañas de vacunación en muchos países europeos es un claro riesgo. Además, las olas de infecciones a finales del 2020 y el primer cuarto de 2021, incluyendo las nuevas variantes del virus, los nuevos confinamientos y la incertidumbre son contrapuntos importantes para una recuperación rápida. Por lo tanto, también la previsión de crecimiento del PIB el 2021 ha sido revisada a la baja -del 4,5 % al 3,6 %- que refleja los males de la pandemia, el despliegue lento de vacunas y la eventual eliminación de la política fiscal y monetaria acomodativas.

¿Veremos una mayor tendencia hacia el proteccionismo?
Los últimos años se han caracterizado por tensiones comerciales destacadas. En este contexto, sí que es verdad que la pandemia aumenta la inestabilidad global. El virus tiene el potencial de agravar todavía más las tensiones y de crear una economía global más segmentada y polarizada, con evidentes repercusiones negativas para muchos países. Y esto acaba comportando lo que comentas: desde el inicio de la pandemia, hemos visto cómo se intensificaba el proteccionismo, pero justo es decir que algunos movimientos de emergencia son claramente temporales. Los gobiernos los pusieron en marcha para garantizar el acceso a los medicamentos, máquinas y equipos protectores necesarios para contener o tratar el virus. En otros casos, el objetivo era garantizar un suministro adecuado de alimentos para las poblaciones locales.

¿El coronavirus ha acelerado otras tendencias? ¿Qué podemos esperar en un futuro próximo?
Según un estudio del Banco Mundial sobre la productividad global publicado el 2020, la pandemia retarda todavía más el crecimiento de la productividad laboral global que ya ha ido bajando durante la última década. La productividad laboral en los mercados emergentes y las economías en desarrollo era menos de una quinta parte de la media de las economías avanzadas en el periodo 2013-2018. Y ahora, con la Covid, se puede retardar el crecimiento de la productividad a través de múltiples canales, incluyendo una menor inversión, la erosión del capital humano debido al paro y la pérdida de la escolarización, así como una retirada del comercio y las cadenas de suministro globales. Para reactivar el crecimiento de la productividad es necesario un enfoque integral. Esto incluye políticas para facilitar la inversión en capital físico y humano, fomentar la reasignación de recursos hacia sectores y empresas más productivos, fomentar capacidades firmes para revitalizar la adopción de tecnología y la innovación, y promover un entorno macroeconómico e institucional inclusivo, sostenible y favorable al crecimiento.

En segundo lugar, impulsar los sistemas de salud y educación es fundamental para el aumento del capital humano y la productividad, un hallazgo que es válido en todo el mundo. Por ejemplo, en algunas economías, especialmente en Asia Central, la inversión inadecuada en capital humano ha dejado una parte de la mano de obra mal equipada para un rápido cambio tecnológico. De hecho, la crisis de Covid pone de relieve la necesidad crítica de invertir en habilidades digitales y tecnología para facilitar el teletrabajo y el aprendizaje virtual, especialmente para los hogares vulnerables. Las políticas que apoyan el marco digital, como el acceso a la banda ancha, podrían mejorar el crecimiento de la productividad mediante la innovación y la reducción de los costes de una serie de procesos empresariales. Y a pesar de que el acceso a Internet en Europa y Centro Asia es el más alto, una cuarta parte de la población todavía no tenía conectividad en 2018. Además, el acceso varía considerablemente entre las ciudades, mientras que en las zonas rurales es uno de los más bajos del mundo.

En tercer lugar, hay que responder al cambio climático. En particular, los programas de recuperación Covid ofrecen la oportunidad de acelerar las transiciones de bajas emisiones de carbono y fortalecer la adaptación, a la vez que apoyan el crecimiento y la ocupación.

La vacuna: ¿una cura también para la economía?
La previsión de base del Banco Mundial asume que la continua emisión de la vacunación avanza a principios de 2021 en las economías avanzadas y las principales emergentes, empezando por los grupos vulnerables y extendiéndose a finales de año. El proceso en otros países se produciría con un retraso de dos a cuatro cuartos. Finalmente, se espera que la pandemia sea controlada a gran parte del mundo durante la segunda mitad del 2022.
Pero también existe un escenario más pesimista que se basa en el supuesto que los países están desarrollando vacunas a una velocidad diferente o que no haya una vacunación suficiente, puesto que el plazo de distribución podría posponerse de varias maneras. En un escenario de desventaja más grave, incluyendo el estrés financiero generalizado, el crecimiento global podría ser incluso negativo en 2021. El desarrollo o la producción de vacunas podrían tener problemas técnicos, y la reticencia de una parte de la población a la vacunación podría dejar algunas comunidades más vulnerables a nuevos brotes.

"Es probable que la crisis aumente la desigualdad de ingresos entre los poco cualificados y los más cualificados"

El Banco Mundial está implementando un mecanismo de 12.000 millones de dólares para ayudar los países en desarrollo a comprar vacunas, establecer sistemas de vacunación y pasar rápidamente a vacunar a sus ciudadanos. El Banco Mundial y sus socios ayudaron 128 países de renta baja y media a identificar lagunas y evaluar la disposición a distribuir vacunas de manera segura, y estamos aumentando la asistencia para ayudar los países a fortalecer los sistemas de vacunación. Nuestra respuesta envía una señal importante a los mercados y a la industria farmacéutica que habrá demanda y financiación por parte de países con ingresos más bajos. En particular, la IFC está poniendo en disposición 4.000 millones de dólares para aumentar el suministro y la producción local de equipos de protección personal a los países en desarrollo, y desbloquear los cuellos de botella de suministro médico en los mercados emergentes.

Como consecuencia de la crisis del 2008 se produjo en muchos países europeos una pérdida de capital humano, que se trasladó a países más ricos para buscar nuevas oportunidades, lo que denominamos como fuga de cerebros. ¿Será así ahora?
Las medidas de bloqueo han llevado a las actividades económicas mundiales a un punto muerto. En todo el mundo, muchas empresas, especialmente pequeñas y medianas, han cerrado. Los trabajadores inmigrantes tienden a ser especialmente vulnerables a la pérdida de ocupación y salario durante una crisis económica en su país de acogida. De todos modos, es probable que los factores de atracción por la migración, como las grandes diferencias de ingresos entre las economías, continúen siendo el motor más importante de la presión migratoria también en el periodo postpandémico. Según el Banco Mundial, en 2019 la renta mediana per cápita en los países de altos ingresos era 54 veces superior a la de los países de renta baja, y la crisis de pandemia no reducirá la diferencia de ingresos suficientemente para reducir las presiones migratorias. Por el contrario, es probable que aumente la desigualdad de ingresos entre los poco cualificados y los más cualificados debido a la crisis.

Las proyecciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional sugieren que la extrema pobreza en todo el mundo y la desigualdad de ingresos para las economías de renta baja y emergentes probablemente aumentarán el 2020. Por lo tanto, es probable que los factores de atracción como los salarios más altos, las mejores oportunidades de ocupación, un mayor nivel de vida y las oportunidades educativas adquieran más importancia.

Por lo tanto, se espera un incremento de la pobreza mundial...
Se espera que la pobreza extrema mundial aumente el 2020 por primera vez en más de 20 años, puesto que la irrupción de la pandemia complica las fuerzas de los conflictos y el cambio climático, que ya estaban retardando el progreso de la reducción de la pobreza. La pandemia ha hecho que los ingresos per cápita caigan en más del 90 % de los países emergentes, lo cual ha hecho que millones de personas vuelvan a la pobreza. Para más de un cuarto de estos países, se espera que la pandemia borre al menos 10 años de avances de ingresos per cápita, y en aproximadamente dos tercios de los países emergentes, los ingresos per cápita se prevé que sean más bajos el 2022 que el 2019. La pandemia también ha obstaculizado las futuras perspectivas de reducción de la pobreza al afectar negativamente el crecimiento de la productividad a largo plazo; el deterioro de la confianza ha atenuado la inversión, y la pérdida de años escolares ajustados al aprendizaje y periodos prolongados de desocupación han erosionado las ganancias anteriores en capital humano.

Una estimación preliminar del Banco Mundial para el 2020 que incorpora los efectos de la pandemia, proyecta que un adicional de 88 a 115 millones de personas serán empujadas a la extrema pobreza, y hasta 150 millones el 2021, dependiendo de la gravedad de la contracción económica. Por lo tanto, los países de renta mediana (como la mayoría de las economías emergentes de Europa) están proyectados para ser el hogar de más de tres tercios de estos 'nuevos pobres'.

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