
Catalunya cerró 2024 con un crecimiento del PIB del 3,6% y España creció un 3,2%, situándose muy por encima de la media de la Unión Europea, que apenas superó el 0,5%. Para 2025, las previsiones del Fondo Monetario Internacional apuntan a que España volverá a liderar el crecimiento entre las economías avanzadas con un 2,5%, y para Catalunya se espera un crecimiento similar. En cambio, Francia (0,6%), Italia (0,4%) y Alemania (0%) se quedarán muy atrás, y la zona euro, en conjunto, crecerá menos del 1%.
En este contexto, una primera pregunta que nos planteamos es: ¿Por qué crecemos más? Entre las causas que lo explican están las siguientes:
- Efecto arrastre: Tanto España como Catalunya han llegado a este 2025 impulsadas por la buena inercia de la recuperación postpandemia y por el dinamismo de sectores clave como los servicios.
- Recuperación turística: El turismo internacional ha vuelto con fuerza. Catalunya recibió más de 19,9 millones de turistas internacionales en 2024, un 9,7% más que el año anterior, y Barcelona se consolida como uno de los principales destinos europeos. El turismo, tanto en Catalunya como en España, es un motor que representa el 12% del PIB e impulsa sectores como la hostelería, el comercio y el transporte, generando empleo y dinamismo económico.
- Fondos Next Generation: Aunque se ha hecho esperar, tanto el sector público como el privado han sabido movilizar estos recursos de manera más efectiva que en muchos otros Estados miembros, impulsando inversiones en transición energética, digitalización, innovación e infraestructuras.
Aunque se ha hecho esperar, tanto el sector público como el privado han sabido movilizar estos recursos de manera más efectiva que en muchos otros estados miembros
- Dinamismo empresarial e innovación: Catalunya dispone de un tejido empresarial diversificado, con una alta presencia de pymes innovadoras y una gran capacidad de adaptación. Según Acció, en 2024 había más de 2.285 startups activas, un 9% más que el año anterior. Esta base empresarial resiliente permite aprovechar mejor las oportunidades de crecimiento. La presencia de empresas en biotecnología, TIC y economía verde refuerza el crecimiento en sectores de futuro.
- Internacionalización: Con datos de Acció, Catalunya terminó 2024 con 18.345 empresas exportadoras regulares, un 4,5% más que el año anterior. Y las exportaciones catalanas han superado nuevamente la barrera de los 100.000 millones de euros y se han situado en 100.133 millones. Muchas empresas han apostado por la diversificación de mercados. Así, aunque las exportaciones a la UE cayeron en 2024, Catalunya incrementó las ventas hacia Asia y América Latina, mostrando una mayor resiliencia ante la debilidad de la demanda europea.
- Atractivo para la inversión extranjera: Catalunya sigue siendo un destino atractivo para la inversión internacional. 2024 también ha sido un buen año para la inversión extranjera que alcanzó los 4.992 millones de euros en Catalunya, según datos del Ministerio de Economía. El destino principal es la industria, la logística y la tecnología.
- Demografía y migraciones: Catalunya ha recibido flujos migratorios que han ampliado la población activa, en un contexto europeo marcado por el envejecimiento. Esto ha permitido que en veinte años en Catalunya hayamos pasado de 6,5 millones a 8,1 millones de habitantes. Esta entrada de nueva población impulsa la demanda interna y contribuye a sostener la actividad económica.
Aunque las exportaciones a la UE cayeron en 2024, Catalunya incrementó las ventas hacia Asia y América Latina
A pesar de estas fortalezas, el dinamismo actual no está exento de riesgos. Según el mismo FMI, el crecimiento de España se moderará en 2026 hasta el 1,8%, mientras que la zona euro podría acelerar ligeramente hasta el 1,2%. La normalización del turismo, el agotamiento progresivo del impulso de los fondos Next Generation y una ralentización del consumo interno pueden frenar el ritmo de expansión. En Catalunya, los riesgos internos también pesan: el encarecimiento de la vivienda, flujos migratorios que tensionan los servicios públicos y la necesidad de incrementar la productividad son factores que condicionan la solidez del crecimiento.
Otro aspecto clave es que, a pesar del crecimiento del PIB, la renta per cápita no evoluciona al mismo ritmo. De hecho, según la Cambra de Comerç de Barcelona, la renta per cápita en Catalunya está estancada en los mismos niveles desde hace 25 años. Aunque el PIB ha crecido casi un 50% durante el último cuarto de siglo, este incremento de la riqueza no se ha traducido en una mejora efectiva del bienestar de las personas. Actualmente, la renta disponible per cápita —los ingresos después de impuestos— se mantiene en 19.086 euros anuales por persona en Catalunya. Este estancamiento pone de manifiesto un desequilibrio creciente entre crecimiento económico y mejora del nivel de vida. Además, el aumento de las desigualdades sociales y territoriales, la falta de vivienda asequible y la presión sobre la sanidad y la educación pública apuntan a la necesidad urgente de un modelo de crecimiento más sostenible e inclusivo.
El encarecimiento de la vivienda, flujos migratorios que tensionan los servicios públicos y la necesidad de incrementar la productividad son factores que condicionan la solidez del crecimiento
En resumen, vivimos unos años de mucho crecimiento económico, pero el verdadero reto no es crecer más que los demás, sino crecer mejor: con más productividad y más calidad de vida para todos. El ciclo expansivo actual es una oportunidad que no podemos desaprovechar. Transformar este impulso en una economía más resiliente, innovadora y cohesionada dependerá de las decisiones que tomemos hoy. Sabemos qué hay que hacer: invertir más en innovación, mejorar la regulación y reducir la burocracia, corregir el déficit fiscal que nos limita, y, sobre todo, construir grandes acuerdos de país entre las fuerzas políticas y sociales. No se trata solo de crecer, sino de asegurar que este crecimiento se traduzca en más bienestar y un futuro más sostenible para las próximas generaciones.