Masculinidad S.A.: navegando por las complejidades del trabajo

La violencia sexista castiga a una de cada tres mujeres, mientras la masculinidad “busca su sitio” con la transformación de la sociedad

El marinero y la enfermera, una de las imágenes más icónicas de la Segunda Guerra Mundial | iStock El marinero y la enfermera, una de las imágenes más icónicas de la Segunda Guerra Mundial | iStock

Una de las fotografías de amor más compartidas de la historia es la de un marinero y una enfermera que se dan un beso en Nueva York al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Dos desconocidos con un gesto de afecto... ¿o no? Décadas después, gracias a una entrevista con la icónica enfermera Greta Friednmen, se ha sabido que no se conocían y que el marinero la agarró por la fuerza, sin su permiso, y la besó frente a los reporteros. Obviamente, no le gustó. Lo mismo sucedió este verano con el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y la futbolista Jenni Hermoso, durante la celebración de la victoria de España en la final del Mundial. Además, hace pocas semanas, un hombre le tocó el trasero a una periodista de Cuatro mientras realizaba una transmisión en vivo. Ella se quejó, mientras él lo negaba completamente. Pero todo estaba grabado en la cámara y los espectadores pudieron verlo en directo. Tres ejemplos que relatan el machismo y la violencia sexista en el día a día de ámbitos personales y profesionales. Y con una injusticia: Europa aún no tiene cifras oficiales sobre violencia machista en el continente.

¿Qué está pasando en Europa? ¿Se ha incrementado el número de violencias de género desde el ámbito doméstico o laboral? ¿Qué países están teniendo más dificultades para frenar el machismo? ¿Cuántas personas están sufriendo maltrato en este momento? Miguel Lorente, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada y Médico Forense, especializado en violencia de género y bioética, impartió una conferencia en la Cuarta jornada sobre el abordaje de las violencias machistas en las empresas, organizada por la Fundación Sorli. Y lo tiene claro: el machismo es cultura porque se ha transmitido a lo largo de las generaciones y no solo es una simple conducta.

Lorente (especializado en violencia de género): "Para no ser machista, es necesario dejar de serlo, ya que nacemos, crecemos y nos relacionamos bajo esta influencia"

En primer lugar, para Lorente, todos son machistas. Una frase que no busca ser un mensaje radical ni llamar la atención, sino que lo argumenta de la siguiente manera: "para no ser machista, es necesario dejar de serlo, ya que nacemos, crecemos y nos relacionamos bajo esta influencia". Es decir, la pasividad puede hacer cómplice a alguien porque respalda la continuidad del modelo impuesto y que beneficia a los hombres por sus privilegios a lo largo de la historia. Y un gran ejemplo es el acceso de las mujeres a la universidad para formarse, así como el derecho al voto. Los hombres accedieron por primera vez a estudios superiores en España en 1212, mientras que ellas siete siglos después. Lo mismo con el voto, ellos en 1869, mientras que las mujeres pudieron hacerlo en 1931, aunque organizativamente ambas experiencias podrían haberse efectuado mucho antes y simultáneamente. Todo se construía, según el experto, sobre la base de un sistema de retroalimentación de mentiras, basadas en el hecho de que "las mujeres no tenían capacidad, no eran lo suficientemente inteligentes y no tenían información". Finalmente, todo "explota" y ya no se puede negar más. Y se logra.

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Lo mismo sucede con el rol del hombre y su significado a lo largo de la historia y en el mundo profesional. "La masculinidad es reconocida por otros hombres, por no ser mujer y por velar por la ley y el orden", continúa el catedrático. Varias anécdotas y titulares del deporte de élite. Mourinho explota en un partido de fútbol: "¡No tenéis cojones, lo peor para un hombre!". Otro titular: "Alcaraz se ha tomado al pie de la letra el ‘cabeza, corazón y cojones’" e incluso de Pep Guardiola: "Este es un partido para hombres de verdad". "Un hombre puede ser frío, irresponsable o perder la cabeza y no pasa nada, pero para gran parte de la población es vital tener cojones", añade el experto.

Las mujeres y el entorno masculinizado

Miguel Lorente, especialitzat en violència de gènere i bioètica, a Barcelona | Gemma Fontseca
Miguel Lorente, especializado en violencia de género y bioética, en Barcelona | Gemma Fontseca

¿Qué sucede en el entorno laboral con los datos de acoso sexual? En primer lugar, quienes lo sufren más son las mujeres que trabajan en empresas, universidades o arquitectos y conviven con entornos masculinizados. Para Lorente "cuanto más masculinizado es el ambiente de un trabajo, más acoso sexual existe". Ahora bien, la realidad es dinámica y el machismo no estático y se reformula con los cambios de la sociedad.

Lorente (especializado en violencia de género): "cuanto más masculinizado es el ambiente de un trabajo, más acoso sexual existe

En estos momentos hay un proceso de transformación cultural gracias al feminismo y al liderazgo de las mujeres en la última década y en España se han mejorado las cifras de igualdad de género en 10 puntos. Además, el Estado ocupa el cuarto lugar en el ranking de igualdad de género después de los países nórdicos. También han aumentado un 26% las sentencias de condenas por agresiones sexistas y violencia de género, lo que ha llevado a más formación y recursos para investigar los casos. Un hecho que significa disminuir la impunidad y, paralelamente, impulsar el negacionismo del machismo. Una frase del mismo Rubiales ante la asamblea extraordinaria de la RFEF lo ejemplifica: "las falsas feministas destrozan a las personas". Y, según el experto de la conferencia, este negacionismo "busca negar una verdad incómoda".

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Finalmente, uno de los aspectos que más sorprenden son las estadísticas que hablan de un 20% de los jóvenes que dicen que la violencia de género no existe y que "si es de poca intensidad no es un problema para los vínculos". Y hablan de la parte cuantitativa, ya que se acepta la violencia pero se habla del aspecto numérico. "Siempre me pega, pero hoy se ha pasado" o "siempre me llama y ridiculiza en el entorno laboral, pero hoy ha superado todos los límites". En definitiva, una cultura patriarcal que pide a gritos ser combatida con medidas desde las instituciones y con cifras oficiales de la Unión Europea -ahora inexistentes- para plasmar una encuesta que ha alarmado a todos: la violencia sexista castiga a una de cada tres mujeres. Y toca ponerse las pilas: es la complejidad de la masculinización S.A.

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