Mercabarna, el motor de la alimentación del país

La empresa pública, central en el desarrollo de una de las principales industrias catalanas, gestiona con buenos resultados una transformación que se ha acelerado después de la pandemia

El polígono alimentario de Mercabarna, en Barcelona | EP El polígono alimentario de Mercabarna, en Barcelona | EP

Cerca de 60 años después de su fundación, la alimentación de la región metropolitana de Barcelona no se entiende sin Mercabarna. La apuesta por centralizar los mercados alimentarios de la ciudad, que hasta muy entrada la segunda mitad del siglo pasado permanecían esparcidos por los barrios de la capital, continúa añadiendo décadas después la pata de la industria agroalimentaria a una logística catalana que es estratégica para el desarrollo económico del país. Así lo confirman los resultados y la centralidad que la empresa pública ocupa a una rama industrial tan esencial como en riesgo; así lo confirman también los galardones. La escuela de negocios Esic ha querido echar la vista atrás y colgar del cuello del mercado mayorista el premio Aster 2022 a la Mejor Trayectoria Empresarial de Grandes Empresas por "un modelo de liderazgo público y su enorme cadena de abastecimiento". Que la cosa pública capitanee una gran concentración de iniciativa privada es la clave de las conquistas de Mercabarna, como reivindica su presidenta, Montserrat Ballarín.

La regidora de Comercio y Mercados, Consumo y Régimen Interno del Ayuntamiento de Barcelona ya hace seis años que se sitúa al frente de Mercabarna, con un liderazgo que, lejos de ser simbólico, considera altamente ejecutivo. Con unas 600 empresas operando, la actividad económica de Mercabarna concentra unos 7.000 trabajadores en un recinto por donde transitan unos 14.000 vehículos logísticos; todo ello con constante interlocución con un sector público que tiene la clave estratégica del futuro de una empresa "en constante innovación y crecimiento", como subraya Ballarín. La forma en que se come, los productos que se priorizan, cambian en ciclos muy cortos, y la colaboración entre el sector público y un "polo empresarial muy motivado" como el catalán es una combustión esencial para el necesario movimiento de la industria.

Ballarín: "Mercabarna está en constante innovación y crecimiento"

La "visión de empresa pública" que aporta Mercabarna al ecosistema barcelonés es parte del completo paquete que dibuja el futuro de la alimentación catalana. Ballarín celebra que el interlocutor en el otro lado de la mesa, el sector privado de la región, pone especiales facilidades para lubricar la maquinaria. "Las empresas están muy bien asociadas –dentro de Assocome, entidad que agrupa el conjunto de las operadoras de los espacios del polígono– y esto ofrece una interlocución unívoca con las administraciones". Desde la parte pública, su gran aportación es la de ente informador: Mercabarna facilita a las empresas datos valiosos de los estudios que se hacen desde Mercasa, la empresa estatal que agrupa todos los mercados mayoristas españoles. Además, la fluidez de las relaciones permite, según Ballarín, una "atención muy personalizada" hacia todas las ramas y negocios, cosa que ayuda a hacer que los cambios y mejoras que se introducen en el recinto vayan siempre en el sentido necesario para lograr los que la regidora considera sus dos grandes puntales estratégicos: competitividad y sostenibilidad.

El ente público se implica, además, en el desarrollo de proyectos empresariales innovadores y de la base de talento que estos necesitan. Por un lado, los 10 proyectos de corporate venturing y aceleración de Startups mediante varios programas, como Innofood, esperan impulsar la creación y desarrollo de hasta 40 emergentes hasta el 2026 –la duración del próximo plan estratégico de la empresa–, así como conseguir la implantación de hasta cinco scale-ups, con la ayuda del nuevo Foodtech Sandbox, un espacio de pruebas que se reservará a nuevos modelo de negocio que necesitan acción real para confirmar su viabilidad y necesidades. Por otra, el proyecto formativo del Instituto de los Alimentos, que ahora incluye Formación Profesional dual reglada en el ámbito de la alimentación, tiene el objetivo de generar un círculo virtuoso entre profesionales formatos y empresas del sector. La nueva educación reglada es, según Ballarín, "un win-win: juntamos la formación y las empresas donde se pueden hacer prácticas", con un contacto directo entre talento especializado que busca trabajo y empresas en constante transformación.

Alimentación competitiva

Mercabarna ha llevado a cabo, en los últimos años, grandes operaciones de adquisición y reaprovechamiento de terreno útil para las empresas con el objetivo, según su plan estratégico, de "potenciar el sector agrologístic". La adquisición de los terrenos al 22AL, unos 180.000 metros cuadrados propiedad hasta ahora del Consorcio de la Zona franca de Barcelona permitirá, según la empresa, añadir nuevas compañías operadoras en sectores disruptivos, como la alimentación sostenible o la proteína vegetal; así como ofrecer nuevos espacios de crecimiento a aquellas operadoras que lo necesitan. Con una inversión de 70 millones de euros, el crecimiento hacia la zona logística será progresivo, en cuanto que muchas de las empresas que estaban antes de la compra tienen concesiones que duran hasta entrada la próxima década, y "Mercabarna respetará todos los contratos firmados".

"Mercabarna será un polo logístico importante no solo para Barcelona, sino para toda su área de influencia"

Aún así, la empresa pública tendrá a su alcance a lo largo de 2022 dos parcelas de 10.000 metros cuadrados cada una, que se añaden en el espacio abierto por el derribo del matadero, una instalación histórica, pero que "ya no tenía sentido". La tendencia de la industria cárnica, que apunta hacia el sacrificio en origen, sin trasladar los animales, hizo redundante este espacio, que provocaba pérdidas importantes que "se arrastraban desde hacía muchos años". Con este cambio de rumbo, las empresas de Mercabarna, así como el conjunto del sector alimentario, contarán con 30.000 metros cuadrados adicionales para instalar nuevas propuestas así como para escalar las que ya funcionan.

Estos nuevos espacios irán dedicados, a menudo, a muchas de las grandes tendencias que marcarán la alimentación en las décadas que vienen. Los productos de cuarta y quinta gamma –lavados y listos para cocinar; así como pre-cocinados o ya cocinados– convivirán con la logística específica para el sector Horeca, empresas de groupage, comercio electrónico o mayoristas de alimentos bio y kilómetro 0. Mercabarna, de esta forma, quiere convertirse en un entorno de innovación para el sector alimentario, así como "un polo logístico importante no solo para Barcelona, sino para toda su área de influencia".

2030 antes del 2030

Los objetivos de desarrollo sostenible están en el centro del plan estratégico de Mercabarna, pero a pesar de que hace tiempo que ocupan muchas de las conversaciones en la dirección, la pandemia y el posterior conflicto en Ucrania los han hecho escalar en la lista de prioridades de la empresa. Ballarín explica, así, que muchos de los grandes proyectos en este sentido que el recinto está completando viene de antes, algunos incluso son anteriores a su mandato. Los últimos dos años han confirmado que tenían razón con sus proyecciones estratégicas, si bien no con el calendario de implantación. La pandemia y la guerra "han demostrado que íbamos por un camino absolutamente correcto", razona la regidora, pero "la transformación sostenible nunca es suficientemente rápida".

Con el convencimiento que "se tiene que ir más deprisa y más allá", Ballarín insiste en una transformación verde que, si bien es relevante en todos los aspectos de la actividad económica, lo es todavía más en la alimentación, por su profunda huella ecológica. Las mejoras incrementales en cuanto a cuestiones como el autoabastecimiento energético o la movilidad sostenible lograrán, según los cálculos de la empresa pública, un recorte de emisiones de hasta 14.000 toneladas de CO2 al año. "Cualquier mejora tiene un impacto muy importante –argumenta Ballarín–, puesto que hablamos de un sector con volúmenes de emisiones grandes".

"Es imprescindible generar alianzas, porque a la innovación de producto añadimos innovación social"

Para conseguir esta evolución, el gran proyecto es la instalación de más de 360.000 metros cuadrados de placas fotovoltàiques a los tejados de los edificios de Mercabarna y las empresas que se ubican. La inversión de unos 4 MEUR conseguirá, una vez ejecutada, que el recinto llegue a un 25% de autosuministro energético. A este plan se añade un impulso a la movilidad eléctrica, con la instalación de varios puntos de recarga para vehículos eléctricos y de hidrógeno, así como un programa de reaprovechamiento de la energía de la regasificación del gas licuado que llega al Port de Barcelona.

Los objetivos de desarrollo sostenible imbrican, también, el factor social en sus estrategias. La gran bandera de la pata social de la transformación de Mercabarna, en este sentido, es la recuperación alimentaria. Si bien desde el año 2002 el Banco de Alimentos ya cuenta con un espacio en el recinto, en febrero de este año empieza a operar un Centro de Aprovechamiento Alimentario que reformula la lucha contra el derroche. Para Ballarín, esta iniciativa es el ejemplo del apartado social de la cooperación entre empresas, instituciones y sociedad civil. Con una inversión de 800.000 euros, Mercabarna espera multiplicar el reaprovechamiento de alimentos desde las 1.500 toneladas anuales actuales hasta cerca de 5.000, con un tratamiento más profesional del producto. El centro se gestiona conjuntamente con entidades como el mismo Banco de los Alimentos, Cáritas o la Cruz Roja, así como el Ayuntamiento y el departamento de Acción Climática. "Es imprescindible generar estas alianzas, porque a la innovación de producto añadimos innovación social", defiende la regidora.

Mercabarna en un mundo convulso

"Están pasando cosas extrañas, vemos mucha volatilidad", reconoce Ballarín, que observa cómo la llegada y la gestión de muchos productos alimentarios ya hace dos años que se ve afectada por tendencias globales inexorables. Durante la pandemia, y después con la invasión rusa a Ucrania, las cadenas de suministros internacionales no han sido las más fiables, y "en algunos momentos ha habido carencias de los productos que llegan en avión". Aún así, la presidenta de la empresa pública reconoce gran ingenio de negocio a unas operadoras que "tienen mucha capacidad para adaptarse" y conseguir los ítems que no llegan en nuevos mercados. En este marco de incertidumbre, recuerda un curioso episodio que se dio durante la huelga de transportes, que afectó a Mercabarna con "menos virulencia" que a otros mercados del Estado. Como la gente pensaba que no habría pez fresco, no iban a comprar, y el sobrestock provocaba que los precios bajaran mucho de un día para el otro. "Estamos en un mundo tan globalizado, con tantos factores, que cuesta ver exactamente qué cosas están pasando".

Con todo, Mercabarna encara el periodo del nuevo plan estratégico con un cimiento más que sólido. Su superficie de 107 hectáreas operativas –y creciendo– se dedica cada vez más a actividades de alto valor añadido, tanto en el ámbito de negocio como en el social. El buen contacto con las empresas resulta en una facturación conjunta de todos los operadores de unos 5.500 millones de euros anuales, con servicios que usan unos 23.000 profesionales diarios –cerca del triple de la base de trabajo de los negocios que actúan–. "Lo que nos mueve es la sostenibilidad y la competitividad económica", reitera Ballarín; y la hoja de ruta que dibuja la empresa da buena cuenta de esta pulsión.

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