No subir los precios aprovechando la ocasión

El bumerán que se podría volver contra la producción y la venta en estos meses prenavideño y de post-pandemia

Subirán los precios en los pròxims meses | iStock Subirán los precios en los pròxims meses | iStock

La coyuntura sería favorable. Algunos hechos darían la razón: el incremento de los costes de algunas materias primeras, como por ejemplo las chips, la madera, el magnesio,...; y de algunos componentes de la producción, relacionados con el transporte, la luz, o la gasolina... La mayoría de esta factores inciden desde hace meses y afectan muy especialmente a sectores básicos: los vehículos, los aparatos electrónicos, la industria de la madera, la metalurgia; otros se están desarrollando estos días. No creemos que esta coyuntura actual sea el momento más adecuado para incrementar los precios. El problema es que se han desatado unos rum-rums que provienen de todos los lados de la industria y de la distribución que intentan crear un clima de alza generalizada de los precios para acabar implantándolos. Es un bumerán que se podría volver contra la producción y la venta en estos meses prenavideños y de post-pandemia.

No se puede negar que la covid ha generado unas distorsiones importantes en la producción de las materias primeras a los países donde se generan y en las empresas mundiales. Tampoco tendríamos que esconder que varias vicisitudes coyunturales relacionadas con el transporte han agravado la llegada de productos sobre todo de Asia. El mismo podríamos decir de la luz y de la estrambótica y críptica manera de establecer sus precios. Respecto a la gasolina, hay consenso de que se trata de una situación coyuntural, que el sector aprovecha para recuperarse de la carencia de ventas durante la pandemia y que revertirá a corto plazo. La producción de materias primeras, el transporte y la luz hacen prever que nos encontramos a finales de un largo periodo y al inicio de un cambio de ciclo.

Las tensiones en los mercados de origen de las materias primeras responden a una lógica de oferta y demanda, donde los monopolios y las alianzas entre los compradores tienen mucho que decir cuándo a fabricación de los precios

Las tensiones a los mercados de origen de las materias primeras responden a una lógica de oferta y demanda, donde los monopolios y las alianzas entre los compradores tienen mucho que decir cuándo a fabricación de los precios. Sea por fenómenos naturales o por otras derivadas, de vez en cuando, se reduce la producción, unos pocos acaparan, se aceleran los precios y se mantienen arriba de todo; y hasta la próxima etapa. Pues bien, el estado actual de la producción y de los transportes serían solo "una interrupción temporal mientras la economía mundial se recupera de la pandemia... o asistimos a la debacle del sistema de producción mundial", se preguntaba la otro día en el Ara, Diana Coyle, catedrática de Políticas Públicas a la universidad de Cambridge.

Doble aceleración

Las técnicas de producción just-in-time, implantadas por el vasco Ignacio López de Arriortúa a la industria automovilística, significaron el inicio de un proceso de aceleración industrial, a los noventa, que se trasladó a la mayoría de los sectores. Se trataba de producir coches a medida que el cliente los pedía. Pero, lejos de sosegar la producción, activó la sobreproducción en un sector muy maduro y sensible en los momentos más penetrante de las crisis cíclicas; estos procesos contaminaron el resto de los sectores económicos. Después vendría una nueva precipitación generalizada, de la mi del low cost; este fenómeno va encisar a los clientes, haciéndolos creer que era posible comprar cualquier cosa a cualquier precio, que la industria y la distribución aprovecharon para aumentar todavía más la producción. Era el segundo impulso de sobreproducción. Del just-in-time, hace unos treinta años y del low cost tres lustros, en total, un ciclo largo. Todo hace pensar que toca a su fin.

Las empresas mundiales ingresan en un periodo en el cual producen al límite de los márgenes

La intensificación del ritmo de las exigencias medioambientales impuesta por la UE y la conciencia de la población hacia una alimentación saludable y una producción más racional en todos los ámbito obligan a replantear el modelo económico occidental, basado hasta ahora en el desmadre y el descontrol de los costes, no solo ambientales, de una parte muy importante de la producción y de la distribución. Unos ejemplos. Los análisis del impacto medioambiental de producir un kilo de carne sueño extraordinariamente superiores a los beneficios alimentarios producidos; los costes del transporte China-Europa, por muy baratos que se acaben comprando los productos, representan un sobre coste impagable; la aparición de cada vez más bolsas de economía gig abre una rendija más profunda entre ricos y pobres, y entre los más ricos y los más pobres, que hace inviable una planificación ordenada de la economía mundial y de las materias primeras; los 400 millones y pico añales de toneladas de plástico suponen un destrozo ecológico irrecuperable; la sobreproducción generalizada de casi be todo acaba generando según mercados hasta que acontecen insostenibles.

Más todavía. El precio lo aguanta todo; siempre hay un comprador posible. Pero, las empresas mundiales ingresan en un periodo en el cual producen al límite de los márgenes. De hecho, los márgenes se están acortando peligrosamente a la mayoría de las cadenas de valores, estrangulando las unidades productivas. Se impone un nuevo paradigma en el que producir más y generar mayores economías de escala no serán el cebo de la viabilidad de las empresas. Esto pide revisar el modelo y avanzar rápidamente hacia modelo de producción diferentes. De este modo, en Europa tendremos que empezar a reaprendre a producir en casa, a reestructurar las cadenas de valor para hacerlas sostenibles, a utilizar las herramientas digitales para innovar en la producción y venta, abaratándolas, y a enseñar al público en general qué sueño los costes y los márgenes y, por lo tanto, los precios reales de las cosas.

Més info: Crecen los precios industriales debido al encarecimiento de la energía

¿En esta circunstancia de cambio de ciclo, qué razón de ser tendría aumentar los precios, sabiendo que siempre se tienen que ajustar al que piden los clientes y a los costes de producción? Se verdad que los bolsillos de muchos europeos están llenas de dinero no gastado en la pandemia y que tienen mayor disponibilidad para comprar después de tantos meses cerrados a casa. A pesar de esto, hay motivos muy concretos para no subir los precios: 1) generaría una mayor desconfianza en el consumo en un momento de euforia compradora, después de la dureza de la pandemia y de haber realizado enormes esfuerzos durante estos largos meses; 2) no se previsible la evolución de las nuevas oleadas de la covid, y a estas alturas una parte importante de la población vive con el miedo al cuerpo: esta estrategia agresiva de precios podría desequilibrarla nuevamente y afectar negativamente al consumo; 3) igualmente la podría desequilibrar utilizar el fantasma del des abastiment de algunos productos, que no de todos, en momentos tan sensibles cómo al periodo más consumista del año, el Nadal; y 4) avanzar la espiral inflacionista, que se previsible de aquí unos meses, podría desajustar todavía más las cuentas de las empresas, que están en un proceso de transformación hacia nuevos modelo de negocio dentro de la era digital.

Controlar los precios sería un ejercicio sensato, a medida que paralelamente las empresas profundizan en el nuevo ciclo económico que comenzamos y avencen en la adopción de la nueva cultura digital.

Més informació
La ley para contener el precio del alquiler, un año después
Hoy Destacamos
Lo más leido