¿Qué cantidad de energía consume enviar un correo electrónico o guardar una foto en la nube? Son gestos rápidos y muy habituales que, de manera aislada consumen una cantidad de energía insignificante, pero que sumados a nivel mundial llegan a los 200 terawatts por hora. Son datos de Masanet que ha recogido la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) para presentar un prototipo creado por investigadores del centro para que cualquier persona pueda instalar placas solares en su casa para proveer de energía la computación.
"Es como las baterías que muchos usuarios ya están incorporando en sus instalaciones, es decir, un elemento opcional del sistema fotovoltaico", explican Borja Martínez y Xavier Vilajosana, autores del estudio e investigadores del grupo Wireless Networks (WiNe) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC, del que el catedrático Vilajosana es investigador principal. El prototipo ha sido publicado en la revista IEEE Transactions on Sustainable Computing y detalla que el elemento central del sistema, el broker, es un componente de software que gestiona todas las funciones del sistema y toma las decisiones para llevar a cabo las acciones más beneficiosas para el usuario en cada situación.
"Por ejemplo, el broker es capaz de actuar sobre máquinas que están apagadas y despertarlas para habilitar la computación", detallan los científicos. Además, han diseñado un modelo predictivo para determinar la energía solar de una zona geográfica y una franja horaria determinada. Así, el broker solo despierta las máquinas que tengan asegurada la energía necesaria para funcionar.
La filosofía del proyecto se basa en una economía colaborativa de suma cero. Como señalan los autores, los participantes que tienen los recursos físicos —máquinas alimentadas por energía solar— los ponen a disposición de aquellas personas que necesitan computación pero a las que les falta la infraestructura. En este sentido, Martínez y Vilajosana plantean que haya una compensación para los usuarios que disponen de los recursos energéticos, un sistema similar al de los servicios de coche compartido: el propietario pone el espacio libre de su vehículo a disposición de personas que quieren desplazarse pero que no tienen vehículo propio, y él recibe una compensación que lo ayuda a asumir los gastos del viaje.