El puente del Pilar deja un 90% de ocupación en el Pirineo y anima el centro de Barcelona

Los festivos del 12 de octubre llenan de gente tanto las casas rurales en la montaña como las zonas comerciales del centro de la capital catalana

El interior de una habitación de una casa rural en el Pirineo | ACN El interior de una habitación de una casa rural en el Pirineo | ACN

Barcelona y las grandes ciudades han sido las más perjudicadas en cuanto a la falta de visitantes desde que empezó la pandemia. Así como las zonas rurales recuperaron rápidamente las altas ocupaciones -una vez acabado el estado de alarma y los confinamientos comarcales-, la capital catalana ha sufrido más para volver a atraer visitantes. Este puente del Pilar, sin embargo, ha servido para animar el turismo interior tanto en la montaña como en Barcelona. Por un lado, la demarcación de Lleida cerrará los días festivos con un resultado muy satisfactorio, principalmente en la zona del Pirineo y el Aran, donde la ocupación durante estos cuatro días se ha situado alrededor del 90% de media y ha llegado a rozar en muchos establecimientos el lleno durante el fin de semana. Por otro lado, las zonas comerciales del centro de Barcelona han visto como se animaban con la llegada de visitantes de fuera de la ciudad.

Los porcentajes de ocupación del Pirineo de Lleida han estado por encima de las previsiones iniciales antes del puente. El balance mejora en un 5% las cifras de las mismas fechas del año pasado, cuando se cerró con un 85% de ocupación. Esto ha supuesto un mayor volumen de ingresos para el conjunto del sector, que ha podido recuperar prácticamente todas las actividades de antes de la covid-19. El Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida estima que la demarcación ha recibido durante estos cuatro días la visita de más de 30.000 turistas alojados en establecimientos de turismo reglado, que han generado alrededor de unas 85.000 pernoctaciones a partir de la noche del viernes 8 de octubre hasta el martes, al margen de las segundas residencias, que también han tenido bastante actividad.

La vicepresidenta del Patronat, Rosa Pujol, ha destacado el hecho de que la demarcación ha vuelto a ser un destino muy valorado por el público de proximidad en este puente, tal como ya ha ido pasando durante toda la pandemia, con un comportamiento extraordinario durante las dos temporadas de verano y los puentes de la Mercè y este de la festividad del Pilar. Es por eso, que Pujol confía que esta tónica se pueda "mantener" durante los próximos fines de semana de otoño mientras ya se tienen los ojos puestos en la temporada de esquí, que este año podría funcionar con normalidad y así recuperar la actividad de antes de la covid-19.

En el centro de Barcelona, ha aumentado significativamente el número de visitantes. A la cada vez más habitual presencia de turistas de estos últimos meses se ha añadido gente de la misma ciudad u otras poblaciones de Catalunya que han aprovechado los días de fiesta para pasear o ir a comprar en la avenida de la Catedral, la plaza de Catalunya, el Passeig de Gràcia o las Rambles. "Me encuentro a gente que hacía dos años que no venía a comprar aquí", ha reconocido Josep Planelles, propietario de una tienda de turrones en Portal de l'Àngel. "Estoy hablando, incluso, de vecinos de Sant Andreu. Gente mayor que tenía miedo de coger el bus o el transporte público y no había bajado al centro de Barcelona en todo este tiempo", ha continuado con sorpresa Planelles.

"Poco a poco, cada vez hay más gente en la calle, y estos días de puente del Pilar han acompañado también el sol y la buena temperatura", ha señalado el tendero, que confía que se volverá progresivamente a la normalidad. "Todavía costará, me imagino. Creo que 2022 no será el año de la recuperación total y nos será difícil llegar a las cifras de 2019", ha reflexionado Planelles. "En tema ventas no vamos bien, el único consuelo es que cada día vamos mejor, pero estamos lejos de antes de la pandemia", ha añadido.

Otro de los puntos con más afluencia de gente es la avenida de la Catedral, donde ya se pueden observar bastantes guías con grupos de turistas de hasta 20-30 personas. A pesar de este incremento de visitantes, los comerciantes de la zona no se muestran demasiado eufóricos. "Hemos aumentado un 20% o un 30% las ventas en comparación con el año pasado, pero estamos ahora mismo al 50% respecto a 2019", ha asegurado Joaquín Carrillo, responsable del quiosco de la Catedral. "Hay más turistas, es cierto, pero no hay aquella alegría de comprar. La costa está muy pausada, en stand by", ha recalcado.

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