Del nada, al todo

No es más que una pequeña península, una tercera parte de Cataluña, adentrada en el Golfo Pérsico

Imagen de una pista en el aeropuerto de Doha | iStock
Imagen de una pista en el aeropuerto de Doha | iStock
Xavier Roig VIA Empresa
Ingeniero y escritor
Doha
19 de Noviembre de 2022
Act. 25 de Noviembre de 2022

El aeropuerto de Doha, que es por dónde se acostumbra a llegar a Qatar, hace la misma pinta de los otros aeropuertos de países ricos con tics de gestión absoluta -Hong Kong o Singapur-. El control es total. Impolutas infraestructuras dónde nada se desvía de lo que está establecido y planificado. Y es que la vigilancia sobre las vías de entrada y de salida, sobre todo aquel individuo que circula, se ha convertido en la obsesión de Qatar. Este parece ser el lema nacional: un país bajo control. Todo está vigilado. No siempre fue así.

 

Nadie podía haber previsto que un atentado en Sarajevo sería la chispa que provocaría el cambio geoestratégico más importante, extenso y rápido de la época contemporánea: la desarticulación del Imperio Austrohúngaro y la desaparición del Imperio Otomano. De Doha estando, este es el hecho más significativo: el territorio dejó de estar comandado desde Estambul en 1916. Todavía que había sido sometido al sultanato de Baréin eran los turcos quienes capitanearon todo aquel territorio, indirectamente. La dependencia de Qatar de los Otomanos era de segundo nivel. Porque no es más que una pequeña península -una tercera parte de Catalunya- adentrada en el Golfo Pérsico. A solo 200 kilómetros de Irán. Un pedazo de tierra que vivía de las caravanas que morían allí y embarcaron sus productos en los puertos del este para así abandonar Oriente Próximo y adentrarse en el Oriente Lejano a través de Persia. Todo ella, miseria secular. Porque el territorio no da para más. De hecho, no da para nada. La tierra es yerma. El calor es insoportable en verano, con temperaturas que superan los cincuenta grados.

Doha, principis anys seixanta
Doha, a principios de los años sesena 

Nadie podía haber previsto que un atentado en Sarajevo sería la chispa que provocaría el cambio geoestratégico más importante, extenso y rápido de la época contemporánea

Es así, a partir del aniquilamiento del Imperio Otomano, como Qatar entró en el dominio del protectorado británico. Se le encargó al Reino Unido la administración de todo aquel territorio que había quedado descolgado de los otomanos de repente (los actuales estados de Siria, Irán, Irak, Jordania, Israel y Líbano). Pero en el caso de la península de Arabia, especialmente -la porción de Oriente Medio que queda fuera del Creciente Fértil -los británicos prefirieron impulsar la unificación y el establecimiento de una dinastía dando apoyo a un líder tribal llamado Ibn Saud.

 

Thomas Edward Lawrence organizó un considerable estruendo del cual se pueden hacer una pequeña idea si miran la película Lawrence de Arabia. Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin ya habían firmado acuerdos de protectorado individuales con los británicos -Yemen ya era colonia-. Estos territorios, que forman geográficamente parte de la península de Arabia, quedaron desenganchados de la unificación, y esta es una piedra en la sandalia saudita que todavía molesta y es motivo de incomodidades intermitentes, ya que piensan -como algunos sinvergüenzas españoles hacen respecto de Portugal- que la península quedó tullida.

Orient Mitjà
Oriente Medio

En los años cuarenta se descubrió gas y petróleo en Qatar -de hecho, en toda la península de Arabia-. No hace falta decir que se empezó a entrever una cierta salida al económicamente pobre y pequeñísimo país de Qatar. Para captar las dimensiones del tema deben pensar que la principal economía de la población sedentaria -que vivía en la costa, ya que en el interior no hay nada que hacer- era la recolección de perlas. Explotar las nuevas fuentes de riqueza, pues, implicó tener que importar tecnología y conocimiento de las empresas occidentales. Es así que se fueron incorporando en el país muchísimos expatriados de los cuales hablaremos otro día. El hecho es que se fueron tirando hasta que, a partir del cambio de estrategia de Gran Bretaña respecto de Oriente Próximo y el Norte de África, Qatar obtuvo la independencia de los británicos en 1971. En 1972 hubo un golpe de estado incruento y cogió el poder la familia Al Thani, una antigua tribu de la región. Los Al Thani son los que gobiernan actualmente en el país, hecho que quiere decir las enormes fuentes de riqueza petrolera que salen del territorio.

Actualmente, en Qatar viven unas 2.900.000 personas, de las cuales solo un poco más del 10% son qataríes

A partir de aquel momento, el crecimiento económico ha sido espectacular y los datos actuales voltean la cabeza. Actualmente, en Qatar viven unas 2.900.000 personas, de las cuales solo un poco más del 10% son qataríes. La renta per cápita es de más de 60.000 dólares -el doble que la nuestra-. La situación es inmejorable: muchos ingresos y pocos a repartir. De todas las monarquías del Golfo, Qatar es el estado más rico. Eso ha llevado a una serie de hábitos y costumbres nada relacionadas con la tradición trashumante de los habitantes que habían poblado toda la península de Arabia. El país se define como una monarquía semi-constitucional y en la práctica es una monarquía absolutista. Eso quiere decir que el estilo de gobierno no desentona con el de los otros países de cultura árabe. El sistema legal bebe de las fuentes de la Sharia pese a que tiene algunos toques, pocos, de los códigos civiles europeos. La poligamia está permitida en los machos. La religión oficial es el Islam. Y por los temas mercantiles y comerciales se nota la influencia británica que, además de los voluminosos enchufes eléctricos, dejaron la Common Law que, cuando se trata de regular negocios internacionales, es de una innegable utilidad. 

El país se ha ido abriendo de forma intermitente -a menudo dando dos pasos adelante y uno hacia atrás- por la cual estamos delante una indudable sociedad musulmana, muy conservadora y muy rica. Este hecho comporta, a menudo, algunas contradicciones que ponen el sistema a prueba -un sistema en el cual se encuentra inmerso, por razones mercantiles, también Occidente-. La celebración de la Copa del Mundo es una. Durante las semanas que vienen iremos viendo algunos de los aspectos más relevantes del país: el estilo de vida, la economía y, solo faltaría, la Copa del Mundo. De momento es necesario quedarse con la imagen de un país rico al que, de momento, no se le ve parador, todo lo contrario. Hecho que no podemos decir de sus vecinos. Y es que la fuente principal de ingresos es el gas natural. Y eso ya nos da pistas.