El pasado 7 de febrero, Elon Musk volvía a sorprender el mundo lanzando un Tesla Radster al espacio. Un coche que orbita alrededor de la Tierra comandado por un maniquí y con el Space Oddity de David Bowie a la radio. "Es una gran operación con un efecto propagandístico sin precedentes y con un coste de mantenimiento mínimo, puesto que el vehículo está en órbita y no necesita combustible por propulsar-se", explicaba el profesor de Física Técnica de la UAB, Marià Baig a la sesión La carrera espacial: ciencia, técnica y economía, organizada por el Colegio de Economistas de Cataluña (CIEGO).
El lanzamiento del Space X con el Tesla es sólo el último –y más marquetinià- de la cursa espacial. Pero incluso este anuncio en forma de cohete ha aportado una novedad tecnológica que, probablemente, tenga aplicaciones futuras. "Todos vamos quedar fascinados cuando vimos que dos de los tres propulsores del aparato volvían cómo si nada y se colocaban de pie sobre la plataforma de lanzamiento de Ningún Canaveral", recuerda Baig.
Cada dólar invertido en proyectos de la NASA revierte en 10 dólares sobre la economía de los Estados Unidos
Más allá del estudio astronómico, la cursa espacial ha comportado todo tipo de innovaciones con las cuales hoy convivimos. No es sólo una elucubració: se estima que cada dólar invertido en proyectos de la NASA revierte en 10 dólares sobre la economía de los Estados Unidos. "El espacio es un ejemplo de transdisciplinarietat: aporta nuevos conocimientos en ciencias naturales, física, química, biología, historia, ingeniería o economía, por ejemplo".
Vistas las estadísticas, no es de extrañar los presupuestos millonarios de las principales agencias espaciales del mundo. El 2017, la NASA contaba con una partida de 19.000 millones de dólares, por 6.100 de la Agencia Espacial Europea, 2.500 de la rusa Rocosmos y 2.000 de la CNSA china. "Los proyectos espaciales suponen grandes inversiones, pero arrastran a la economía y la ocupación".
Made in space
Pero qué inventos debemos de a la cursa espacial? El velcro, por ejemplo, funciona con el mismo principio que permite que las bandejas de los astronautas no flotin en ambientes de gravedad cero. La NASA tuvo que inventar un sistema de energía eficiente y ligero por los vuelos a grandes alturas que sirvió como base para desarrollar las actuales placas solares. O el vestuario ignífug de los bomberos, inspirado por los primeros diseños por astronautas.
"Los proyectos espaciales suponen grandes inversiones, pero arrastran a la economía y la ocupación"
Podríamos sumar a esta lista los sistemas de navegación GPS, los alimentos deshidratados, las máquinas de afeitar modernas o las prótesis médicas, entre otros muchos. "La exploración espacial aporta innovaciones a los sectores de la comunicación, la navegación, la cartografía y explotación de recursos, la meteorología o militar, por ejemplo".
Baig lo tiene claro. Las posibilidades que ofrece la exploración espacial garantizan que, no sólo no se parará nunca la cursa, sino que se añadirán actores privados, como ya está sucediendo. "Si mañana encontramos coltan en la luna, tendremos todo de agencias y a empresas invirtiendo para llegar y explotar los recursos. Esto seguirá pasando mientras los operadores tengan claros los beneficios, el regreso y las consecuencias de sus proyectos".
El reto de llegar a Marte
El siguiente gran reto en la cursa espacial es la conquista de Marte. El mismo coche de Tesla aspiraba a llegar al planeta rojo, a pesar de que ya ha desviado su trayectoria. A pesar de todo, la compañía espera construir una ciudad en 2022.
El objetivo es ambicioso, y las barreras a superar son altas. "El principal problema de viajar a Marte es que se encuentra en unos 100 millones de kilómetros, el que supone un viaje de meses para llegar. Si quieres enviar personas, tienes que contar que vivir tanto de tiempos en un entorno sin gravedad acelera la osteoporosis, ocasiona problemas de riñón y deshidratación y desequilibra la distribución de líquidos al cuerpo", indica Baig.
A los problemas de salud tenemos que sumar la carencia de alimentos frescos y los problemas de comunicación, que pueden hacer que un mensaje emitido desde la nave tarde minutos a llegar a la Tierra. "A banda, tenemos que prever que a Marte no hay atmósfera, por el que hay que inventar sistemas para reducir la radiación; de hecho, ya se habla de la construcción de edificios bajo grandes piscinas".
Baig entiende que, antes de la conquista de Marte hay un objetivo intermedio más realista. "Hay que hacer estaciones espaciales que estén en órbita para llegar por etapas". Musk ya ha tomado nota.