Las lluvias de esta semana no son suficientes para regar el sector del cava catalán. Desde hace cuatro años, la meteorología es el gran enemigo invisible del gremio. La ausencia de agua está secando las viñas catalanas y ha llevado a una situación límite a un negocio que hasta ahora producía más que nunca. Para situarnos: el pasado 2023, la DO Cava vendió 252 millones de botellas en todo el mundo, un 1,09% más que el año anterior y el mejor registro de toda su historia. Además, fue un ejercicio inmejorable en cuanto a la facturación: 2.200 millones de euros, un 8% más que el 2023. Pero el panorama podría cambiar muy pronto. La amenaza de un ERTE por parte de una gigante del gremio como Freixenet es sólo el pistoletazo de salida de una carrera a contrarreloj.
El mercado del cava catalán es, desde hace tiempo, de alcance internacional. Hay varios factores que explican su éxito, entre los cuales se encuentra la accesibilidad de sus precios, a pesar de que este es otro debate. Sí que hay un hecho innegable: las ventas del cava aumentaron de forma considerable el pasado 2023 en el mercado estatal y lograron un crecimiento del 4,02%. A escala internacional, la dinámica fue similar. A pesar de que la media apunta a una desaceleración (-0,25 %), casi todos los países aumentaron sus compras. Por ejemplo, de los tres principales clientes extranjeros de cava catalán, Alemania subió su consumo un 4,14% y Bélgica un 5,4%. Precisamente es la tercera pata la que provocó esta caída general. Hablamos de los Estados Unidos, que redujo su demanda un 13,5%.
En tres años, la producción de la uva en la DO Cava ha caído un 37,8%; por hectárea, la de producción media se encuentra entre el 40% y el 50% de su rendimiento
Pero este no es el principal problema. En tres años, se ha producido un descenso de producción de la uva del 37,8% sólo en la DO Cava. Se trata de la materia prima para crear el producto. "Es evidente que ahora está lloviendo un poco, pero todavía es insuficiente con la carencia de agua que ha habido durando estos años. Hay mucha cepa y muchas ramas que han quedado muertas. Aunque tengamos lluvias regulares en las próximas semanas, la de este año será una mala cosecha", avanza a VIA Empresa Joaquim Tosas, presidente de la Associació d'Elaboradors de Cava (Aecava) i director general de Bodegues Sumarroca. El presidente de la Confraria del Cava, Eduard Sanfeliu, coincide en el pronóstico. "Por hectárea, la media de producción se encuentra entre el 40% y el 50% de su rendimiento, siendo optimistas", añade el también CEO de Cavas Giró Ribot.
Un déficit de 80 millones de botellas
De momento, ya hay un déficit equivalente a unas 80 millones de botellas en el acumulado de los años de sequía. Solo la vendimia del 2023 puede añadir 60 millones más. "La planta que más está sufriendo es la cepa vieja, porque a pesar de que llueva, el agua no llega abajo del todo, puesto que la tierra tiene mucha sed y todavía no hay suficiente agua. Harían falta lluvias regulares durante una vendimia más", explica Tosas. Aun así, el impacto más directo se notará en los cavas jóvenes, los que se encuentran por debajo de los nueve meses de guarda. A partir de septiembre, el sector calcula que su producción caerá en picado. Los de guarda superior tardarán algo más en verse afectados, puesto que se reservan por encima de los dieciocho meses y los que saldrán este 2024 pertenecen a vendimias anteriores.
Sergio Fuster (CEO de Raventós Cordorníu): "Estamos ante el mayor reto medioambiental que ha afrontado este sector en el último siglo y hemos de actuar de manera urgente y con técnicas innovadoras si queremos proteger la tierra"
La consecuencia directa de vender menos botellas es que todas las empresas que se dedican al cava tienen menos capacidad comercial. Todo ello afecta a la cadena de valor, desde productores de materia prima a viticultores, payeses, empresas de material auxiliar o distribuidores. "Probablemente, estamos ante el mayor reto medioambiental que ha afrontado este sector en el último siglo y tenemos que actuar de manera urgente y con técnicas innovadoras si queremos proteger la tierra, preservar su valor, ser sostenibles y garantizar el futuro de viticultores y elaboradores", analiza Sergio Fuster, CEO de Raventós Codorniu.
El fondo de provisión del Consell Regulador del Cava
Hoy por hoy, los embalses catalanes se encuentran a un 18,1% de su capacidad. Son cifras de emergencia que menguan el riego que necesita la cepa. La situación ha obligado a organismos como el Consell Regulador del Cava a tomar decisiones importantes. De momento, se ha creado un fondo de provisión que servirá como despensa para los años que la cosecha no garantice llegar a la producción.
Para confeccionar este almacén, el Consell Regulador ha tenido que relajar ciertas medidas que antes parecían innegociables. Una de ellas es permitir acelerar el ritmo de cosecha de uva en el caso de las viñas que tengan un rendimiento alto. El objetivo sería recaudar más excedente para el fondo de provisión. Otra propuesta es aumentar el prensado de uva del 67% al 74%, similar a lo que se hace con la DO La Rioja o el prosecco. La tercera es la más sensible: utilizar uva que no provenga de parcelas de la DO Cava, a pesar de que en ningún caso podrá superar el 15% del vino base del almacén. La idea de todo es guardar este vino durante tres años como máximo para elaborar solo cava de guarda (nunca de guarda superior). En caso de que finalmente no sea necesario, las bodegas podrán vender este excedente a una empresa no adscrita a la DO Cava.
Esta propuesta supone la primera acción directa del mundo del cava catalán contra la sequía. A todo esto, cabe añadir que circunstancias como la guerra de Ucrania o la pandemia han contribuido a encarecer los recursos durante los últimos años. En este sentido, la noticia de más impacto es lo que ha pasado en Freixenet. La empresa catalana, hoy propiedad de la alemana Henkell & Co, anunció hace unos días su intención de aplicar un ERTE a 615 trabajadores debido a una "reducción masiva del trabajo en los procesos de producción". Se trata del primer gran ERTE debido a la sequía. El Govern tumbó la propuesta el pasado 29 de abril, pero Freixenet respondió prometiendo más negociaciones, dado que considera su acción como una de fuerza mayor. "Aunque la DO Cava aprobó medidas extraordinarias a mediados de abril para la próxima cosecha, estas no son suficientes ni llegan a tiempo para evitar un ERTE", precisa el comunicado. Aun así, el balance de resultados presentado hace unos días mostraba un crecimiento del 4,1% de la firma y de un 6% en el caso de los espumosos.
Freixenet quiere aplicar un ERTE a 615 trabajadores debido a la sequía, la cual considera un "motivo de fuerza mayor"
La situación de una gigante como Freixenet contrasta con la de otra cómo Raventós Codorníu. El grupo se dedica también al mercado del vino, y cerró el pasado ejercicio con los mejores resultados de la década: 227 millones de euros en ventas y un crecimiento del 16% en ebitda. De momento, descartan a VIA Empresa aplicar una medida similar a sus trabajadores y mantienen sus previsiones de cara a los próximos años. "Es evidente que la sequía está afectando de forma extrema las viñas, pero, de momento, la buena planificación en la compra de uva y los contratos estables firmados con más de 300 familias de viticultores del Penedès desde hace generaciones hacen que tengamos asegurada la producción", explica Fuster.
La crisis de Freixenet no es única. Algunas pequeñas bodegas tampoco están llegando a sus previsiones económicas y su músculo financiero es cada vez más reducido. "Como medida de contención, estamos mirando de impulsar una subida de precios importante para paliar estos gastos", anuncia Sanfeliu. "La gente piensa que esta crisis es puntual porque nunca había pasado tantos años seguidos. Pararse a pensar propuestas no es fácil, hay unas normas del Consell Regulador y se tienen que buscar unas acciones excepcionales que puedan complacer a todas las bodegas", añade.
Riegos de apoyo y más inversiones, viejos reclamos del sector
También las administraciones se presentan como otro actor a tener en cuenta en esta crisis. Hace tiempo que el sector pide soluciones y ayudas a las instituciones públicas para evitar escenarios tan enrevesados como el actual. "Queremos que se lleven a cabo las inversiones que durante tantos años se han reclamado y no han llegado. Una de ellas es la creación de un sistema hídrico en Catalunya que nos permita a la viticultura, la agricultura, turismo y más sectores, a tener suficiencia de agua en épocas de sequía", comenta Tosas, que recuerda que después de la sequía del 2008 ya se intentó pactar un gran paquete de medidas para épocas de meteorología adversa. "La realidad es que cuando empieza a llover parece que nos olvidamos, pero todavía tenemos un clima mediterráneo con sequías persistentes y cíclicas, y por lo tanto hay que tener un proyecto más grande", recuerda Tosas. Por ejemplo, propone la implantaciónde un riego de apoyo. "Esto permitiría que toda la materia prima pueda elaborarse con suficiencia de cara a las necesidades de cada mercado", afirma.
Pese al reto climático, el sector del cava ha demostrado con las cifras récord de los últimos años que el suyo es un mercado con mucho potencial. En medio de una sequía, el ritmo de producción y facturación ha continuado aumentando año a año. En este sentido, el cambio climático es una arma de doble filo, puesto que durante los últimos tiempos ha extendido la época de consumo del producto. "Últimamente, hay más meses del año que la gente prefiere consumir cava y vinos blancos, en lugar de los vinos tintos. Esto explica el aumento del volumen de negocio", concluye Sanfeliu.